SPORTING, SOLUCIÓN
‘VIOLENCIA, NO’
Amigos desde críos, hoy voy al fútbol con el Espíritu de la Navidad, los dos en la misma bicicleta, par de fantasmas cojonudu.
Según i dé, el Espíritu de la Navidad encoge o dilata el ánimo, humedece los ojos, te pone -como la panadera- una sonrisa.
En volandas hacia el campo –no puede ser de otra manera-, atravesamos la neblina del Piles; el Espíritu señala un grupo de amarillo: SOLUCIÓN PARA ALCOA. Lo ilumina: SOLUCIÓN PARA ALCOA.
Al llegar, ato la bicicleta; con el Espíritu de la Navidad, tal vez no haga falta, pero…
Pasan tres patos; la adivinación por el vuelo de las aves no ye lo mío: ¿Tres cero? ¿Cero a tres?… Pasen ahora los estorninos: buó…, demasiados goles, demasiades combinaciones…
Afuera, saludamos a Carlos, el de les pipes, pero no se da cuenta: no nos ve. Como sujetos a una espirituosa ley de la transparencia, pásanos lo mismo con todos a los que saludamos, con todos menos con un guaje al que no veíamos nosotros:
-¡Adiós, Migue!…
-¡Adiós, adiós!
En un despiste del Espíritu, saludo a Claudio, a Joaquín, a Ferrero, ¡a Prendes! Salud, Prendes; salud, veteranos.
Ya dentro, el Espíritu se expande. Feliz entre la humedad y el frío, visita fugazmente el palco, de donde vuelve maldiciendo; acaricia al bajar a Quini en la cabeza; se sienta un momento entre unos guajes; se va hasta el córner, mueve la bandera…
Empieza el partido.
El Espíritu, que paró la guerra del 14 con ‘Noche de paz’, no va con el Sporting: va con la no violencia, con el juego limpio, con lo guapo del fútbol.
A los cinco minutos, pañolada casi general: ¡Di-rec-tiva, di-mi-sión! ¡Di-rec-tiva…!’. El Espíritu de la Navidad no va con el Sporting, pero nota un pensamiento en el ambiente, y, de inmediato, lo ilumina: SPORTING, SOLUCIÓN.
En el minuto dieciséis anoto que parecemos mejores, y en el veinte marca Yoni, que hoy lleva les botes blanques, se conoz que tien dos pares.
El Alcorcón juega sucio. El Espíritu de la Navidad habla con el árbitro:
-Paz, tío.
Poco después marca Isma López, que está jugando muy bien: dos a cero.
El partido es muy intenso…
-¡Mira qué entrada!
-¡Fuera, hijo puta! -grito.
¡Al carajo el Espíritu de la Navidad!
-‘Paz, tío, rimember Mari Crismas’-oigo por dentro.
Repitiendo ‘paz, tío, rimember Mari Crismas’, llego al descanso.
-Alejo, ¿quieres un chicle?
-Sí. Mira, me cayó un diente –Alejo enseña los dientes-.
-¿Lloraste?
-¿Lloré, papi?
En el segundo tiempo, el centro del campo es de ellos, que siguen jugando sucio y marcan a la media hora.
-Dos uno va ganando el Sporting, ¿eh, papi?
Pita el árbitro. El Molinón es un clamor:
-¡¡Sporting, Sporting!!
Los jugadores se dan la mano. El Espíritu roza la de Abelardo y se esfuma.
Feliz navidad.