David Roldán Calvo (Palencia, 1974) Músico
EL SILENCIO ES MÚSICA
El otru día encontré en la calle un pájaru muertu, un Turdus philomelos, o sea, ‘amigo del canto’. Le cuento a David que, con la delicadeza que saco a veces, poselu en una papelera. David me dice que lo siente y que los malvises cantan muy bien. David es músico, y amigo de los pájaros.
-Oye, Casals, viniendo por el parque oí el cant dels ocells: ‘¡Fiufí, fiufí! ¡Fiufí!’.
Con una sonrisa, repetimos la frase melódica, ¡Fiufí, fiufí; fiufí!, y entramos por la puerta de Prensa como Pedro por su casa:
-¡Eh, eh! ¿Adónde creen que van?
-¡Somos prensa, tío! ¡Fiufí, fiufí! ¡Fiufí!
David es profesor de viola del Conservatorio de Gijón, barítono del coro León de Oro de Luanco y colaborador de orquestas como la Filármonica de Oviedo, pero considera que lo más valioso que ha hecho “y lo que más aportó a mi ciudad, fueron aquellos conciertos didácticos con Óliver Díaz, Pachi Poncela y la Orquesta Sinfónica de Gijón que algún político decidió suprimir”. Una pena.
David tiene una hija de seis años, Inés, y otra de tres, Ana:
-¿Es difícil dirigir un dueto?
-¿Cómo, cómo?
-¿Que si es difícil dirigir un dueto?
-Es difícil, sí; es difícil porque tiende a dirigirse solo…
David dirigió durante mucho tiempo el coro del Grupo:
-Oye, ¿y manejar un vestuario?
-No me dejaban; me quedé solo con la batuta.
(Imagino a Abelardo de frac dirigiendo desde la banda.)
-David, ¿te gusta el fútbol?
-No soy nada futbolero, pero de la obsesión por este deporte de mi profesor de filosofía, Juan Alonso, deduzco que esconde una dimensión intelectual y estética que se me escapa.
Panenka lo compara “con la música; siempre son las mismas notas, pero siempre salen melodías nuevas. Con el balón pasa lo mismo. Esto es creatividad, divertimento”.
-En el sentido de la improvisación, ¿es más parecido el fútbol al jazz que a la música clásica?
-Sí, por dos razones: por un lado, contiene ese elemento improvisador que se perdió en la música clásica, y, por otro, a ratos tocan juntos, a ratos, solos: eso pasa en el fútbol.
Asomamos al campo:
-Cómo me presta –dice-; tengo que venir más veces. Qué luz más bonita…
Suena el himno: ‘Vencedor por los campos de España…’.
-Parece Wagner, ¿eh?
-Sí. Como diría Woody Allen, dan ganas de invadir Polonia.
Cuando habla de música, David es como Fernando Argenta y Araceli González Campa juntos: da gusto oírle.
Camiseta a Lora por doscientos partidos con el Sporting. Llevo yo más, y nunca me dieron nada.
Pita el árbitro.
-Oye, sin coña: ¿el pito es un instrumento musical?
-Desde luego; de los pocos que sirven para algo.
A los cinco minutos, el Molinón es un clamor: ‘¡¡Di-rec-tiva, di-mi-sión!! ¡¡Di-rec-tiva, di-mi-sión!!’, y muchísimos carteles con esta leyenda: ‘ACCIONARIADO POPULAR’.
En el descanso, David guasapea:
-Es que es el cumpleaños de mi hija.
-Felicidades, Inés. Seis añinos…
A las 6,10 GOLAZO de Yoni.
-¿No dices nada?
-…Que lo vi venir, lo vi venir…
David guasapea el gol con sus amigos: “¿Qué haces ahí?”, le dicen.
-¿Tú tienes guasap?
-No…
Luego vendrán más goles y más guasaps y un frío de mil demonios.
Al salir, casi como Scott, pero contentos con el concierto, nos despedimos como tordos philomelos:
-¡Fiufí, fiufí!
-¡Fiufí!