Alfonso García Rodríguez (Gijón, 1973). Archivero de Asturiana de Zinc y de la Fundación Alvargonzález
ESPERANDO A MARIO
Está esperando, Alfonso está esperando por mí y por Mario:
-Hola, Alfonso. ¿Ya nació Mario?
-No. No asomó todavía.
Alfonso García es padre de una niña de 19 meses, Lucía (‘Sale la luna sale, sale de día; sale la luna sale, sale Lucía’), y va a ser padre de un niño, Mario, ‘en cualquier momento’, así que, como los futbolistas de antes, intercambiamos banderines: yo le doy un babero con mariposas para ella y dos más pequeñinos pal chiquillo, y él me da las gracias:
-Gracias, Miguel; a Lucía le gusta mucho abrir los paquetes.
-Comprelos en les rebajes… Oye, ‘ser madre debe ser la hostia’ (Mateo, II-7), pero, ser padre, ¿qué es ser padre?
-(Silencio largo) Hum, no sé cómo expresarlo… Es algo muy natural…, no es racional, es…, se puede resumir en ‘es la rehostia’.
Hablando de padres, también conozco a Fueyo, capellán del Sporting:
-El Sporting debería ser laico, ¿no crees?
-Yo creo que es Fueyo el que se vuelve laico cuando va al Molinón. ¿No le parecerá mal esto, no?
-No, no creo. Además, nos perdonaría.
Alfonso García es educado y –ya se ve- prudente, sería un buen árbitro: cortaría el juego sucio, aplicaría la ley de la ventaja, apreciaría la intencionalidad…, en fin, dejaría jugar:
-No, no creo que fuese árbitro. Dejaría jugar, sí, pero tomar una decisión afecta para mal a una de las partes, y yo soy conciliador. A veces, saber lo que está bien o mal es muy difícil… Yo dudo mucho, tengo pocas certezas.
Lo que sí sabe Alfonso es estar; eso sí que ye difícil. Yo ye a lo que aspiro.
El Sporting, por su parte, aspira a subir; los empleados, los proveedores y Hacienda, a cobrar; la directiva…
-¡¡Di-rec-tiva, di-mi-sión!! ¡¡Di-rec-tiva, di-mi-sión!!
Los seguratas retiran una pancarta del fondo norte: ¡¡Libertad de expresión!! ¡¡Libertad de expresión!!
-¡Esto parece mayo del 68! –dice Alfonso mientras brindamos con el café:
-Por Mario.
-Por Mario.
Haz mucho frío:
-No está pa bañase, ¿eh?
-¡No!
Alfonso es nadador. Le gusta bañarse en la rampla de la Pescadería, en Gijón, y en la Ramblona, en Luanco:
-Luanco es mi segundo Gijón –dice.
Alfonso es poeta. Él no lo dice, pero lo es: ‘Sí, es sólo una nube / pero deja al cielo / en segundo plano’, y archivero:
-Archivero, ¿hay algo sobre el Sporting en el siglo XVII?
-¡Noo! –se ríe-. Bueno, igual en Cimadevilla ya tenían algún plan…
El Sporting no funciona.
-Nos están comiendo –dice-. Oye, qué bueno era Joaquín…
-Sí; escucha, llama a ver si fuiste padre –Alfonso mira el móvil-:
-No, no hay noticias.
(En el descanso hago un sondeo: ‘Oiga, ¿usted cobra a fin de mes?’. El sondeo acaba con un ‘¿A usté quei importa?’.)
Al empezar el segundo tiempo, tras dos balones al poste, marca el Albacete. El Sporting no rula.
-Nos están comiendo la carnada.
Pero Abelardo cambia, y el equipo empieza a jugar.
-¡Uy!
El Sporting ataca y…, a las seis diez,
-¡Gool! ¡Vaya jugada! ¡Venga guajes!
Ocho minutos, seis, cuatro… ¡Gool! ¡Gool! ¡Gol y al montonín!
¡Esto se acaba!
-¡Venga que tirito!
-¡Piiii!
Al salir le presento a Joaquín: domingo completo, domingo Comansi.