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Miguel Mingotes

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Al campo con Avelino y Julián

Avelino Rodríguez Fernández (Gijón, 1959). Economista.

Julián Fernández-Guerra Fernández (Gijón, 1958). Visitador médico.

       

PRIMOS  INTER  PARES

 

Sábado, 21:

Camino por la playa con la marea más baja desde que hay registro: 9,57 horas; altura en metros: 0,01.

Pienso en Piñole (Gijón, 1878-1978):

“De chavales  jugábamos a lo de siempre. Íbamos a la playa a echar cometas. También íbamos de excursión a la quinta de Chor, la finca de mi abuela en Prendes. Cuando vinieron los jesuitas, había unos frailes que jugaban muy bien a la pelota. Yo creo que fue así como entró la afición en Gijón”.

Domingo, 22:

A las cinco, la Mareona llena el Molinón: 24.302 personas.

Llego tarde. A toda prisa subimos un montón de escaleres hasta la zona de prensa:

-Un poco más –dice Avelino jadeando- y llegamos a Primera.

Julián se ríe; yo, no; no tengo aire.

El Sporting ataca mientras nos sentamos. Avelino y Julián no callen:

-¡Atender, ho!

Asomados al palco de prensa, Avelino y Julián parecen los viejos de los teleñecos en el palco del teatro, trastada tras trastada.

Avelino y Julián son primos desde la infancia. La Infancia es una rifa…

-Y tanto –dice Julián.

-Te puede tocar de todo… -dice Avelino.

A ellos no les fue mal; a mí tampoco.

También desde la infancia, Julián se apellida Guerra; Avelino, no. Avelino ye más pacíficu. Avelino, además, está enamoráu; Julián también lo está, pero lo de Avelino ye más reciente:

-Velo, presta ir de la mano por la calle, ¿eh?

-Sólo para cruzar… -dice, y se ríen los dos a mandíbula batiente.

Pero Avelino miente; vilu yo con Celia por el Muro. Un besu, Celia.

-¿Qué?

-Nada…, pensaba en alto.

Ajeno a esto por completo, el Sporting se mueve con soltura. Avelino y yo aplaudimos.

-Aplaudís por poco –dice Julián-. Esperái a que lo merezcan más.

-¡¡Gol!! ¡¡Gol!! –gritamos.

-Ahora sí, ho -Julián aplaude-…Uno cero –dice-; muy guapo.

Pero el Huelva sale bien al contraataque:

-Están saliendo bien. Ya llegaron dos veces.

-Na… -dice Julián.

¡Gol de ellos!

-¡Vaya gol que i metieron!… –diz Avelino.

-A mí no me lu metíen… -digo vacilando.

-¡Porque no estás en la portería! –dice Julián.

A las seis y media, amarilla a uno del Huelva:

-¡Montoro! ¡Se llama Montoro! ¡¡Fuera!! ¡¡Fuera!!

El Molinón es un clamor.

-Dos puntos más en la renta –dice Julián.

En esti tono llegamos al descanso, y bajamos a hacer la foto:

-Sonríe, primu.

-¡Je, je!…

Hecha la foto, subimos otra vez les escaleres, ahora sin prisa.

En el segundu tiempu, Avelino y Julián atienden, el porteru se precipita (“¡Chaval, con 30 años no te puedes precipitar, joder!”), el Huelva perdona dos veces y el partido acaba salvando un puntu el Sporting.

-Bueno…, acabose.

Bajando les escaleres, pregúntoios a dónde van:

-Avelino a cortejar –dice Julián, y nos reímos.

Cortejar, ¡qué guapo!…

 

Por Miguel Mingotes

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