Llegabes a la playa, y preguntabes: -Oye, ¿puedo jugar? -¡Sí, pero busca otru, que somos pares! ¡Pares!…
Germán era uno de los pares: Acis, Gachu, Mateo, Maribona… (en los puntos suspensivos van todos los demás). Teníen un equipo que jugaba en prao, con botes: el Juventus (ellos decíen “Iubentus”); un entrenador, Tino (Germán, podemos saludar: «¡Hola, Tino!»), y un pisu en la Plazuela en donde se cambiaben y estudiaben la táctica, con un póster de Pelé, cerca de Leuman, cada vez más lejos en el tiempo.
-¡Ya llovió!, ¿eh?
-Sí?; llovió, llovió.
-¿Mojástete?
-Yo me mojo siempre en todo.
“Real Sporting, equipo famoso?”.
El padre de Germán era Luis Heredia, médicu y rey mago; la madre?
-Germán, no me acuerdo, ¿cómo se llamaba tu madre?
-Pepita.
Pepita era hermana de Casimiro el de la radio. Cuando murió, escribí esto: «Llama la primavera desde el mes de abril. Dice: Murió la madre de los Heredia; no tengo flores bastantes».
-Germán, ¿tú yes sociu?
-Sí, desde el 70, recién ascendidos. Mira, traigo el carné.
«Luego empezaron a recordar cosas antiguas de fútbol» (Julián Ayesta, “Helena o el mar del verano”, Acantilado, 10 euros): Castro; Echevarría, Alonso, Herrero I; Puente, José Manuel; Herrero II, Quini, Marañón o Paquito, Valdés y Churruca.
“De rancia solera, de gran historial?”
De niño, a Germán le gustaba cómo paraba García Cuervo: «¡Hacía unes palomites!?».
-¿Viste a Cruyff en El Molinón?
-Sí. El mejor.
-¿Ya los Rolling?
-No, a los Rolling no.
-Pero cortastei el pelo a Garfunkel?
-Sí, eso sí.
Canturreo “El boxeador”; la gente, el himno.
Salen los jugadores y los árbitros. La camiseta del Sabadell, amarilla y negra, es arlequinada; parecen yoqueis del Grand National. El Sporting, con medies azules (a mí gustábenme más les negres con vuelta rojiblanca). El referee y los linieres, de sport. La afición, de calle.
Empieza el partido. Hablamos. Hablamos de fútbol; de lo que vimos, de lo que vemos, de lo que tal vez veamos. A Germán, como a Cruyff, le gusta el fútbol, es decir, el yo sometido al equipo, la creación, el ataque, el juego limpio? Cree, como Cruyff, que es fundamental jugar con extremos (¡Ferrero, baja!) (Megido, salud)?
Seguimos hablando. Hablando, hablando, llegamos al descanso. Sin goles.
Alguien dice:
-¡Ye lo que hay, amigu!
Amigos, muchos: Nacho, Rafa, Antonio el de Marisol, Jose el de Maru, Ramón sin el perru, Amador de lejos?
El segundo tiempo no me da tiempo: gol del Sabadell, penalti claro, bronca al árbitro, bronca al coach, cambios, otra vez bronca y, entonces:
¡Penalti!
Scepovic: ¡Gol! Se persigna (respetémoslo). Unos minutos después, bajo a hacer pis: ¡Gol! Hostia, perdilu, pero, justo cuando asomo, ¡gol otra vez! ¡Ganamos!, ¡Piii!
No volvemos por la playa, pero se lo pregunto igual:
-Oye, ¿puedo jugar?