Doce partidos sin perder

«Hay muy buen rollo en el campo; se nota»

Nombre: Jesús Lorenzo (Chus). Lugar de nacimiento: Gijón, 1961. Profesión: Músico y aparejador.

A José Jesús Martínez Lorenzo (Gota de Leche, Gijón, 1961) todo el mundo le conoce por Chus Lorenzo. Eso mismo le pasa a Richard Starkey (Liverpool, 1940), que todo el mundo le conoce no por Chus Lorenzo, sino por Ringo Starr, baterista de los Beatles:

–¡All right, George!

–Dicen que un chico cuando besa una chica…

–¡Chan, chan!

–…una corriente la recorre por entero…

–¡Hey, hey!

–¿La conoces?

–No tengo ni idea, macho…

–‘Boys’; la cantaban los Beatles; míralo en youtube.

–¿Cómo dices que se titula?

–‘Boys’.

–¿Boys?

–Sí, ‘Boys’. ¡Ye, ye, boys!

Hoy estoy cantarín y rocanrolero; Chus, también: ‘Real Sporting, equipo famoso…’.

–Chusero, ¿te gusta el himno del Sporting?

–Me encanta, el trombón sobremanera: ¡Bom, bom, bom, bom!

Salen los jugadores. Sale Quini, divino tesoro. Mientras Chus saluda a un exconsejero del Principrado, en el palco, de pie, una señora con pulseres aplaude; pienso en John Lennon en el concierto ante la reina madre (Londres, nov. 63): «Para el último tema me gustaría pedirles ayuda. La gente de los asientos más baratos puede aplaudir; el resto puede hacer sonar sus joyas».

A las doce y cinco, pañolada de papel; el Molinón a escotex: ¡Di-rec-ti-va, di-mi-sión! ¡Di-rec-tiva…! Un niño –yo, de pequeñu– pregunta si la directiva es una señora:

–¿La directiva es una señora?

–No, vida.

–Yo si fuese la directiva dimisionaría. ¿Tú, Chus? –Chus no responde porque ahora habla con el fiscal del distrito, que i enseña el perru en el móvil.

Chus está preparando un discu con una canción preciosa: ‘El baile de la Mortera’.

–Esa sí la conozco –sonríe–.

Últimamente, anda mal de la vista. A las doce doce, ¡gol del Sporting!

–Chus, ¿vístelu?

–¡Claro, cómo no lo iba a ver? ¡Qué bueno es el negro!

El negro se llama Dani.

–Fiscal, ¿está mal decir ‘el negro’?

–A mí me parece que no. Hay mucha tontería en eso…

–Ya.

Chus jugó al fútbol en los juveniles del Ensidesa, «de interior izquierda –dice–, como Maradona», y luego en los del Burgos «cuando fui a estudiar, pero lo dejé porque no podía con todo». (Mentira; dejolo porque no jugaba un pijo; si no, de qué).

A las doce y media empata el Zaragoza y, de ahí al descanso, lo mejor, una carrerina patrás del árbitro de escuela de equitación. Por cierto, hoy insultelu: algo me está pasando.

–Va, no te preocupes –dice Chus.

Al empezar el segundo tiempo, gol del Sporting: Chus grita gol como si lu hubiese metido él; yo grité más en el primeru. A la una y media, córner, mediu gol… ¡Gol! ¡Gol enteru!

–¡Tres uno, tío!

–¡Qué bien! ‘¡Di-rec-tiva, di-mi-sión! ¡Direc-tiva…!’

El fiscal no se moja y, al acabar, se despide sin imputarnos; va pensando en el perru. Chus respira:

–¡Aúpa Sporting! -dice.

–¡Aúpa, aúpa!