Este es uno de los últimos reclamos publicitarios para ofrecer servicios de pequeñas reparaciones en el hogar y parece que funciona, pues ofrece mano de obra barata y disponible con rapidez. No es el único. Realizar todo tipo de recados, pasear perros, recoger medicación en la farmacia, hacerte la comida en tu propia casa y un largo etcétera son ofertas curiosas que prometen hacer mas fácil la vida de quien las contrate.
Hay quien se pregunta sobre la legalidad de estas actividades. Concretamente, respecto a “se alquila marido por horas” son varias personas las que nos han preguntado hasta que punto se puede comerciar con este tipo de cuestiones. Desde nuestro punto de vista no es mas que una forma de publicitar un servicio de pequeñas reparaciones en el hogar y como tal debe ser tratado. En consecuencia, las personas que presten estos servicios deberían tener todos sus papeles en regla: haber dado de alta la actividad (obviamente no como marido de alquiler, sino dentro de los trabajos de los que se ocupen), cotizar a la seguridad social y cumplir sus obligaciones fiscales. Siendo así, ningún problema vemos en el nombre comercial que cada cual pretenda utilizar. Obviamente, nunca podrá ofrecerse de forma legal un servicio que está fuera de comercio. Así, la condición de “marido” no se puede lograr por horas, lo que es fácilmente comprensible por prácticamente todos los consumidores, por lo que es difícil que alguien pueda sentirse engañado al descubrir que está contratando no a un marido sino a un “manitas”.
Lo cierto es que las quejas provienen más de otros compañeros del sector que de los consumidores, pues aquellos entienden que con los precios que se ofrecen se perjudica al resto de profesionales que suelen tener tarifas mas elevadas. Precisamente la diferencia de precios viene dada, en muchas ocasiones, por la ausencia de cumplimiento de requisitos legales. Obviamente siendo así, estamos ante hechos denunciables y sancionables. Sin embargo, en otros casos se trata de profesionales que actúan con estricto cumplimiento de la legalidad, pero que no tienen costes excesivos que soportar, por ejemplo, porque no cuentan con local abierto al público o no tienen empleados contratados. En este último caso son una buena solución para la crisis.