Dicen que la necesidad agudiza el ingenio y parece que en tiempos de crisis se cumple este dicho. Es curioso comprobar como cada cual intenta salir adelante en la medida de sus posibilidades, lo que es normal y recomendable, pero sucede que a veces hay quien se extralimita aplicando para sí aquello de “el fin justifica los medios”. Estamos comprobando que hay algunas empresas y profesionales que a la vista de la reducción de sus ingresos ordinarios han puesto encima de la mesa todos sus antiguos impagados y, a fin de recortar gastos y algunas veces prescindiendo de un necesario asesoramiento, están reclamando judicialmente todo lo que se les pone por delante, empleando algún procedimiento, como el monitorio, en el que no necesitan contar con abogado para presentar la reclamación y lograr que se produzca un requerimiento judicial de pago al deudor. Y por otra parte, también sucede que estos deudores, que muchas veces lo son de pequeñas cantidades con las que puede ser que no estuvieran en su día de acuerdo (de ahí el impago), al llegarles un requerimiento judicial, llenos de temor se apuren a pagar, pensando que mejor pagar que dejar el dinero en abogados. Que está sucediendo es un hecho. Lo que lamentamos es que haya quien no cuente con el adecuado respaldo legal. En este punto solo queremos recordar que existe un sistema de asistencia jurídica gratuita del que conviene informarse, por si esa posibilidad resultare aplicable al caso y, de no ser así, cuando se trate de un tema de consumo es recomendable acudir al órgano municipal competente en esta materia. Por último, muchas veces puede ser rentable una simple consulta a un abogado. Si el dinero les preocupa, como es lo normal, pidan siempre presupuesto previo y de esta forma podrán decidir si realmente la gestión pudiera compensarles.