Adela alquiló un piso hace unos años. El acuerdo al que llegó con el propietario fue que el contrato se hacía por ocho años y así se especificó en el mismo. Ahora, que ya casi han transcurrido cinco, el propietario le dice que tiene pensado venderlo y que, como está a punto de terminar el plazo que viene en la ley, tiene que dejar la vivienda cuando lleguen esos cinco años. Adela nos pregunta si esto es así o si el propietario tiene que respetar lo que viene establecido en el contrato.
Las partes de un contrato de arrendamiento pueden pactar la duración que deseen. Si pactan una duración inferior a los cinco años, es cuando el arrendatario tiene a su favor el derecho a continuar hasta alcanzar esos cinco años. Por el contrario, si la duración pactada en el contrato es superior a los cinco años, el arrendador tiene que respetar esa duración que ambas partes han acordado.
Aún así el propietario puede decidir vender la vivienda. ¿Qué es lo que sucede si decide hacerlo? Hay que tener en cuenta entonces dos cuestiones. Por una parte, que el arrendatario tiene derecho de tanteo, es decir, el arrendador tiene que notificar al arrendatario las condiciones de la venta y, si éste decide comprar en esas mismas condiciones, tiene derecho preferente a adquirir la vivienda sobre terceras personas. Por otra parte, que si decide no adquirir la vivienda y la compra un tercero, éste no tiene obligación de respetar el contrato más allá de los cinco años si lo ha adquirido de buena fe, previo pago de un precio y el contrato de arrendamiento no se encuentra inscrito en el registro de la propiedad. En este caso, el contrato de arrendamiento podrá darse por finalizado pero el arrendatario puede entonces pedir al arrendador una indemnización que consiste en una mensualidad de renta por cada año que reste por cumplir del contrato.