Hay infinidad de tradiciones y costumbres en estas fechas que se repiten navidad tras navidad y una de ellas es, sin duda, hacer un pequeño balance del año que termina y plantearse nuevos propósitos para el que comienza. Es como si realmente terminara un ciclo de nuestra vida y pensáramos cómo deseamos afrontar el siguiente. Hay quien decide dejar de fumar, empezar al gimnasio, aplicarse más en los estudios, afrontar nuevas metas en el trabajo… Los objetivos, obviamente, son tan diferentes como diferentes con las personas que se los planean. Bien es cierto que en la mayor parte de las ocasiones, éstos no sobreviven más allá de las fiestas y, pasado el día de Reyes y enfrentados de nuevo a la rutina, a las rebajas, a la cuesta de enero… casi todos van quedando en el olvido pero, a veces, alguno se mantiene y se cumple.
Entre esos propósitos, entre los que deben mantenerse y cumplirse, os vamos a proponer uno un tanto distinto y hasta cierto punto original. Es verdad que cada vez nos preocupamos más por nuestros asuntos jurídicos, que cada vez queremos conocer más nuestros derechos y que cada vez nos interesa más defenderlos en cada momento en que podemos considerarlos pisoteados… pero también es cierto que perdemos numerosas oportunidades de hacer bien las cosas por desconocimiento o por dejadez. Por este motivo, es interesante plantearse este año nuevo retomar pequeños temas que afectan a nuestras vidas y que, en muchos casos, es posible mejorar.
Podemos, por ejemplo, revisar las facturas de nuestros suministros: luz, gas, teléfono, conexión a internet…, comprobar si existen ofertas mejores, comprobar precios, fijarnos qué aspectos se incluyen en la factura, si estamos pagando algún servicio que realmente no utilizamos… Lo mismo podemos hacer con nuestras cuentas bancarias. Ahora son numerosas las ofertas y también muchos los extremos que a veces nos incluyen y que pagamos sin fijarnos en que podemos prescindir de esos aspectos o que en otro lugar podemos conseguir mejores condiciones. Si vamos a firmar algún contrato o pensamos hacer alguna inversión como comprar una vivienda o un coche es interesante conocer muy bien todo lo relativo a la operación, analizar detenidamente los contratos y no firmar nada sobre lo que tengamos alguna duda sin intentar resolverla primero. Siempre es mucho más interesante contar con un consejo profesional para prevenir situaciones complicadas que esperar a tener algún problema que resulte más difícil de resolver.
Como todos los propósitos, éste también es difícil de llevar a la práctica pero es interesante, por lo menos, planteárselo e intentarlo.