Mucho se habla estos días de los cambios que el Gobierno está pensando introducir en materia de Seguridad Social. A una reforma profunda de la regulación, que no es fácil, se suman los numerosos intereses en juego que existen en este campo. Una cuestión que afecta a muchas personas de una u otra manera porque o bien contribuyen al mantenimiento del sistema o bien están percibiendo alguna prestación o bien lo más probable es que lleguen a cobrarla algún día cuando se encuentren en alguna de las circunstancias que den lugar a ello.
Quizás el tema estrella, el que más opiniones y comentarios ha suscitado, es el relativo al aumento de la edad de jubilación pero no es el único aunque tal vez sí el más llamativo. En realidad el Gobierno se plantea modificaciones importantes en materia de orfandad, viudedad, jubilación, incapacidad temporal y también en otros muchos aspectos de carácter general. Dentro de este ámbito se prevén también cambios sustanciales que son cuando menos interesantes. Por mencionar sólo algunos, dentro de ellos se incluyen, por ejemplo:
Muchos cambios para dotar de más agilidad y flexibilidad al sistema que se adoptan además en un momento de crisis que está probando la capacidad de aguante del sistema ante este tipo de contingencias. Sólo el tiempo dirá si finalmente cristalizan en una ley y si esta ley finalmente es efectiva y logra conseguir los objetos previstos desde el inicio.