El próximo 25 de mayo entra en vigor la reforma de la ley de tráfico con novedades importantes en múltiples aspectos que nos afectan a todos los conductores. Se reorganiza el sistema de puntos, se modifica el sistema de infracciones y sanciones, especialmente en lo que a superación de los límites de velocidad se refiere, se incluyen importantes cambios en materia de notificación y tramitación del procedimiento sancionador… todos ellos puntos de máximo interés para los que nos ponemos al volante de un vehículo. Pero, del conjunto de reformas, hoy vamos a prestar especial atención a una que nos parece llamativa sobre todo por el aumento de la cuantía de la sanción que se establece.
Estamos hablando de la instalación en el automóvil de los inhibidores de radar o antirradares. Y aquí hay que hacer una primera aclaración. La Dirección General de Tráfico publica periódicamente dónde sitúa los radares fijos. De hecho muchos de ellos incluso aparecen señalizados en ciudad y en carretera mediante los oportunos carteles indicadores de su existencia en el punto kilométrico específico. Muchos GPS ofrecen la posibilidad igualmente de avisarnos de la cercanía de uno de estos radares y esto es completamente legal.
Lo que resulta ilegal es la instalación en el vehículo de otros aparatos que sirven como inhibidores o que avisan, interfiriendo con ello la señal del radar utilizado por los agentes de tráfico, de la existencia de la colocación de un radar móvil. A partir de la entrada en vigor de la reforma, es decir, en pocos días, llevar en nuestro coche uno de estos aparatos nos puede salir especialmente caro porque se califica como una infracción muy grave castigada con multa de seis mil euros más la suspensión del permiso de conducir durante tres meses más la pérdida de seis puntos de nuestro permiso. Por su parte, el instalador tampoco resultaría inmune pues su sanción podría alcanzar los treinta mil euros.
La razón de tanta dureza es obvia. Se trata de que al conductor le resulte más “barato” cumplir con las normas de limitación de velocidad que la instalación de uno de estos aparatos que Tráfico presupone que son utilizados especialmente por aquellos conductores más infractores en materia de límites de velocidad.