Uno de los avances legales de los últimos tiempos es, sin duda, el de la igualdad y no discriminación. Las leyes han cambiado. En particular todos tenemos claro que, desde el punto de vista de los derechos, hombres y mujeres somos iguales. La dificultad más que en las normas se encuentra en las mentes de las personas que han de respetarlas. Y es que la mayor parte de los jóvenes viven con normalidad una igualdad que no les extraña, pues no tienen referencias de otras épocas en las que las cosas eran bien distintas. Pero todavía muchos hombres y mujeres se están intentando adaptar a una nueva sociedad en la que no se mueven con comodidad y sienten, a pesar de todo, que no ganan sino que pierden con los cambios. Y esto sucede en ambos sexos.
Por increíble que parezca es cierto y de poco vale ignorar esta realidad. Son muchos los testimonios que lo avalan y nosotras hemos escuchado algunos de ellos. Sin ir más lejos, por extraño que parezca, algunas mujeres de cierta edad consideran que estaban mejor antes. Este podría ser un ejemplo de alguno de estos testimonios: “Antes no había divorcio, así que si te casabas tenías la seguridad de que nadie iba a dejarte tirada. Y si tu marido se quería separar tenía que seguir haciéndose cargo de los gastos. En esa situación la mujer, que quería ser madre, podía disfrutar de sus hijos, trabajando para su familia, sin temores. En cambio ahora, la mujer que quiere disfrutar de su maternidad y opta por trabajo en casa, no remunerado y sin cotizar, bien puede encontrarse con que después de años de sacrificio su marido decida divorciarse, lo que no podrá evitar en modo alguno, y encima se encuentre con una pensión temporal, de escaso importe y con las limitaciones que luego tendrá en la pensión de viudedad, dado que ahora su cuantía no podrá superar el de la pensión compensatoria. Aparte, es posible que tenga que compartir la custodia de unos niños que ella sola crió y que ahora su padre reclama algunas veces por la sola razón de no pagarles alimentos.”
¿Y qué decir a quienes así piensan? Es difícil hacerles cambiar de parecer. Solo cuentan lo que sienten y lo que viven y su opinión es tan respetable como cualquier otra. Quienes así piensan son personas que nacieron y vivieron en una sociedad y con unas normas diferentes a las que hoy día tenemos. Con aquellos mimbres hicieron los cestos que mejor pudieron, pero esos cestos hoy en día no terminan de encajar. Son los efectos colaterales del avance social. Quién nace hoy, cuenta con otros mimbres, más justos, y construirá otros cestos, con nuevos derechos y obligaciones ajustados a la sociedad que hoy tenemos, pero no por ello hemos de dejar de intentar comprender la situación de las personas que viven unos tiempos para los que no estaban preparadas.