Cuando una pareja que tiene hijos se rompe, la principal preocupación reside en los niños y en cuantas implicaciones derivan de su cuidado y atención. En los últimos tiempos en los que tanto se habla de la custodia compartida, la consulta más habitual en estos casos tiene que ver con las posibilidades de conseguirla, preocupación que tiene tanto el que la desea como el que no quiere ni oír hablar de ella.
Ya lo hemos dicho en otras ocasiones, la principal dificultad de cara a establecer una custodia compartida es la necesidad de que se den circunstancias que hagan pensar que se trata de la opción más recomendable para los niños. A esto hay que sumar el hecho de muchas veces son los dos o uno de los progenitores los que no desean tal sistema, puesto que implica un contacto frecuente y un consenso para la mayor parte de las cuestiones cotidianas, lo que no resulta fácil en una relación deteriorada donde los padres de los niños no logran entenderse.
La consecuencia es, hoy por hoy, que aunque la custodia compartida va poco a poco ganando adeptos, todavía es minoritaria. Sólo hay que fijarse en los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística: a nivel nacional, en el año 2010 en el 83,2 % de los casos la custodia de los menores se concedió a la madre, sólo en un 5,7% de los casos la obtuvo el padre y en un 10,5 % fue compartida. En el 0,6 % de los casos se concedió a instituciones u otros familiares. En Asturias, en datos absolutos, en el año 2010 se concedió la custodia de los niños a la madre en 929 casos, al padre en 57 a ambos en 146 y a otras personas en 8.
A pesar de que los tiempos cambian y las reformas legislativas también abren nuevas posibilidades, la situación mayoritaria sigue siendo la misma: que la custodia de los niños la tenga la madre y el padre se encargue de abonar una pensión alimenticia. Sin embargo, la tendencia es que la custodia compartida poco a poco tienda a aumentar. Veremos en los próximos años lo que nos vamos encontrando.