Una de las principales preocupaciones que hoy día tienen quienes están pensando en abrir un negocio es la incertidumbre de sus buenos o malos resultados. Por eso no quieren atarse con el contrato de arrendamiento del local de modo que se vean obligados a pagar la renta sin poder decidir si quieren terminar con el contrato antes de que llegue la fecha de término estipulada, máxime cuando se trate de un contrato en el que se prohíba la cesión del contrato a terceros. No son buenos tiempos tampoco para los arrendadores, porque hay muchos locales cerrados y no es fácil lograr un arrendatario solvente y que ofrezca garantías. ¿Cómo buscar el punto de encuentro?
En estos tiempos se impone flexibilizar la duración de los contratos de arrendamiento de local. Si bien es razonable que el arrendador quiera que como mínimo se garantice un tiempo, de ese mínimo en adelante debería permitirse la extinción anticipada del contrato, por decisión de parte arrendataria preavisando con el tiempo de antelación que se acuerde e incluso dejando pactada una indemnización por término anticipado (por ejemplo, una mensualidad de renta por cada año que reste por cumplir). De no hacerlo así, el arrendatario se irá igualmente si no puede pagar, pero tendremos que discutir en un juicio la posible indemnización.