La situación de la custodia compartida en los últimos meses no ha variado. Aun no se ha aprobado el nuevo proyecto que el gobierno tramita sobra custodia compartida y en los Juzgados el Juez puede acordarla cuando lo haya pedido al menos uno de los progenitores, eso sí, ahora ya sin que el Informe del Ministerio Fiscal tenga que ser positivo necesariamente, pues así lo ha entendido el Tribunal Constitucional. Por su parte el Tribunal Supremo se ha pronunciado entendiendo que este sistema no ha de ser excepcional, sino normal y deseable. Quizás por ello, aún sin grandes novedades legislativas, se aprecia una tendencia hacia la custodia compartida. Los porcentajes siguen siendo bajos, porque mayoritariamente sigue prevaleciendo la custodia materna pero poco a poco van subiendo. Muchas son las razones que llevan a ello: la sociedad está cambiando, los padres se animan a hacerse cargo de sus hijos y a no delegar los cuidados y atenciones en la madre y los Juzgados y Tribunales empiezan a considerar que ambos progenitores están igualmente capacitados para cuidar y atender a los menores mientras no se demuestre lo contrario. Incluso algunas familias deciden organizarse ya tras una ruptura optando por una custodia compartida.
Sin embargo, hay un riesgo real y palpable: algunas personas se obstinan en reclamar una custodia compartida aun cuando las relaciones entre progenitores están más que deterioradas e incluso cuando el padre no tiene intención de encargarse personalmente de los cuidados y atenciones de los niños cuando estén en su compañía. La custodia compartida debe establecerse en interés de los menores, nunca en su perjuicio. Si se concede una custodia compartida y resulta que el padre no se encarga de sus hijos y los conflictos son continuos puede intentarse una modificación de las medidas establecidas. Lo mismo hay que decir si la que no cumple con sus responsabilidades es la madre, aunque esta es una situación que en la práctica judicial es menos frecuente. Ahora bien, es fundamental que el que quiere la custodia para sí cumpla bien su parte y no sea quien dificulte o impida al otro hacer lo que le corresponde.