¿Es necesaria una ley estatal que regule el alcohol? Desde nuestro punto de vista sí aunque, como casi todas las respuestas a preguntas tan directas, con matices.
Es un sí porque hace falta una legislación nacional que elimine diferencias entre comunidades autónomas (Asturias, por ejemplo, mantiene la “mayoría de edad legal para tomar alcohol” en dieciséis años), que establezca normas comunes y que delimite el consumo del alcohol en determinados lugares y circunstancias.
Es un sí porque, aunque el alcohol es también y por encima de todo un problema social y educativo, también lo es legislativo y de alguna manera hay que intentar atajar esas estadísticas que hablan de la edad de inicio de consumo, del número de jóvenes que beben, de las cifras de comas etílicos…
Es un sí, porque creemos que las tendencias pueden cambiarse y una ley, aunque sea a través de la vía sancionadora, puede hacer reflexionar sobre las consecuencias del alcohol… lo mismo que antes sucedió con el tabaco.
Es un sí porque somos libres para tomarnos o no una copa pero no para incitar o suscitar la atracción al consumo de un menor del mismo modo que no somos libres para conducir bajos los efectos del alcohol o de considerar este como una excusa para cometer actos incívicos.
Y es un sí con matices. Porque una cosa es el punto de partida y otra muy distinta los detalles. Por supuesto que a todo el mundo no le va a gustar todo el contenido de la ley, se trata de conjugar muchos factores, muchas clases de bebidas, diversas clases de consumo e infinidad de situaciones posibles en que pueden hallarse los consumidores. De hecho, algunos de los detalles que han trascendido ya son enjuiciables, pero, al menos inicialmente, apoyamos la iniciativa y vamos a darle, hasta que se apruebe y conozcamos íntegramente su contenido, el beneficio de la duda razonable.