Estamos en una etapa crítica de abandono de animales: momento de nuevas camadas, especialmente de gatitos, y momento de vacaciones en el que esos cachorros tan ideales que se regalaron en Navidad han crecido y estorban para realizar las múltiples actividades que nos ofrece el verano. No hay que olvidar que la tenencia de un animal implica una responsabilidad y que su incumplimiento genera consecuencias importantes. Con la reforma del Código Penal que entra en vigor el 1 de julio, el abandono deja de ser falta y se califica como delito castigado con multa de uno a seis meses e inhabilitación. Además actualmente se incluye entre las infracciones administrativas graves en nuestra ley de protección de animales, castigado con sanciones que van entre los 601,02 y los 3005,06 euros.
La única forma de evitar los abandonos es concienciar, educar y sancionar y la mejor manera de contrarrestarlos adoptar.
Por este motivo, cuando una persona está convencida de compartir su vida con un animal, recomendamos siempre la adopción antes que una compra. Los motivos son infinitos pero vamos a indicar tan solo dos que, desde nuestro punto de vista, son concluyentes: le damos una segunda oportunidad de tener una familia a un animal que lo ha pasado mal y, al sacarlo de la protectora, dejamos un hueco para que otro animal sea rescatado.
Los trámites de adopción no están previstos en nuestra legislación autonómica de protección de animales pero prácticamente todas las protectoras trabajan de una manera similar. No se trata tan solo de seleccionar un animal que nos guste sino también de que comprobar que somos aptos para ofrecerle los cuidados que necesita y que podemos hacerlo de una manera estable para que su abandono no se repita. Lo habitual es que el animal se nos entregue vacunado, desparasitado y esterilizado. La esterilización se plantea como obligatoria porque es la única forma de evitar que existan nuevas camadas de animales que puedan ser abandonados. A cambio se nos suele solicitar un pequeño donativo que sirve a la entidad para compensar los gastos veterinarios y que cubramos un formulario en el que se nos valora mínimamente como propietarios responsables para darle un hogar a ese animal.
El resto es convivencia y responsabilidad. Un animal no es un juguete, es un ser vivo que requiere cuidados y asistencia.
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