Ninguna cuestión jurídica es tan personal y compleja como las que guardan relación con las rupturas de pareja. En ellas implicamos todo un arsenal de sentimientos y emociones, en muchas ocasiones contradictorios, que es preciso saber controlar y manejar para tomar las decisiones adecuadas. Y es que en un divorcio o una separación deben adoptarse medidas de cara al futuro que hay que pensar con tranquilidad, sin dejarse llevar por las circunstancias del momento, analizando bien las circunstancias y tomando en consideración fundamentalmente a la parte más sensible que son los hijos, especialmente si son menores. Por supuesto, es muy difícil en ocasiones mantener la calma y ser racional cuando las causas y razones que han desembocado en la ruptura son fuertes o están recientes pero es importante hacerlo.
Aquí dejamos unos cuantos consejos, al menos, para comenzar a intentarlo.
- Un primer paso es acudir cuanto antes a un abogado. Sea la ruptura contenciosa o de mutuo acuerdo, es necesario contar con un abogado y un procurador, por tanto, ya que vamos a necesitarlo de cualquier manera, es mejor que nos aconseje desde el principio. Es una buena forma de conocer nuestros derechos y evitar discusiones innecesarias que pueden surgir por simple desconocimiento. Además nos va a dar un punto de vista real del asunto, evitando introducir emociones en aquellos aspectos en los que es mejor decidir sin implicarlas.
- Es esencial pensar en el futuro a medio y largo plazo y no centrarse en el instante en el que se produce la ruptura. Las causas no interesan desde el punto de vista jurídico, salvo que nos encontremos ante algún supuesto grave como los casos de maltrato o situaciones que pueden influir en la futura relación de uno de los progenitores con sus hijos. En la mayor parte de los casos, las razones de la ruptura ni se mencionan, ni se utilizan, ni nuestro derecho castiga en modo alguno a aquel que ha tomado la decisión o al que supuestamente ha podido fallar en la relación.
- Si existen hijos menores (e incluso también esto se debe aplicar a los mayores) ellos son el principal bien sensible a proteger. Todas las medidas que se adopten deben pensar en su interés y ser generosas para con ellos. No deben usarse para perjudicar al otro cónyuge nunca.
- Es fundamental no mantenerse erróneamente en una postura inamovible. Hay que saber escuchar y en ocasiones ceder. Siempre es mejor alcanzar un acuerdo ajustado a las expectativas reales de las dos partes. Un acuerdo además facilitará siempre un cumplimiento posterior de las medidas en mucho mejor ambiente.
- Nuestra situación personal no es comparable a la de ninguna otra pareja que conozcamos. Es un error muy habitual tratar de conseguir lo mismo que un amigo o un conocido sin tener en cuenta realmente todas y cada una de sus circunstancias.
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