La llegada de un animal doméstico a un hogar genera siempre al inicio una situación de expectación y alegría que implica a toda la familia. Pero la tenencia de un animal supone una responsabilidad que va más allá de estos primeros instantes. Antes de adquirirlo debe tomarse conciencia de que es una decisión de la que derivan múltiples obligaciones que van a tener que cumplirse a lo largo de un número importante de años.
Uno de los primeros momentos en los que la familia se da cuenta del grado de responsabilidad adquirido con la tenencia de una mascota se produce ante la organización de un viaje en la que participen todos sus miembros. Y esto suele ocurrir normalmente en esta época estival.
Obviamente, si nos vamos de viaje, la primera decisión que debemos adoptar es si llevamos a nuestro animal con nosotros o bien optamos por viajar solos ya que las opciones son distintas en cada caso. Si elegimos la primera, es preciso contar con este aspecto desde el principio pues va a condicionar temas tales como el transporte, la estancia en lugar que decidamos, la documentación que debemos llevar con nosotros, etcétera. Si optamos por la segunda debemos elegir con tiempo el lugar y las personas que se van a encargar de su cuidado. Una buena opción son las residencias temporales.
Las residencias, por el mero hecho de ser un establecimiento abierto al público dedicado a la estancia de animales, deben ya cumplir con una serie de requisitos establecidos en la legislación autonómica. Por este motivo nuestra elección debe dirigirse hacia una que esté legalmente constituida. De esta forma aseguramos al menos que cuenta con un espacio determinado, con unas garantías higiénicas y de alimentación y con asistencia veterinaria. En cualquier caso es importante visitarla y acordar todos los extremos antes de llevar a nuestra mascota. También es recomendable que los puntos más importantes figuren en un contrato que nos servirá para exigir responsabilidades a la residencia en caso de que exista algún problema.
Es fundamental indicar a la residencia los hábitos y cuidados del animal para su estancia allí resulte no sólo lo más cómoda posible sino también saludable.
La opción por la que nunca debe optarse es por la del abandono castigada administrativa y penalmente por nuestra legislación.