Son muchas las novedades que trae consigo la nueva ley de tráfico pero, entre todas ellas, destacamos hoy la de garantizar que tengamos lo más fácil posible el pago de las sanciones, ya que muchas de las reformas van encaminadas precisamente a conseguir ese efecto.
Por una parte, se facilita la notificación de las infracciones a través de la Dirección Electrónica Vial. Todos los conductores pueden sustituir su dirección postal por una dirección electrónica a la que Tráfico remitirá las notificaciones de denuncias, el aviso de la caducidad del permiso, el saldo de puntos, etcétera. Más cómodo y más rápido y se evitan de paso los problemas de no recepción que conlleva la notificación vía postal. Uno de estos problemas era el que se generaba por la no recogida o no localización del conductor. Entonces la notificación debía llevarse a cabo a través de un Boletín Oficial. Ahora se crea el Tablón Edictal de Sanciones de Tráfico (TESTRA) al que se accede a través de la DGT. En esta web vamos a poder conocer las infracciones que no hayan podido ser comunicadas en el domicilio del conductor o a través de su correo electrónico.
Una vez notificado, de una u otra forma, el conductor, éste cuenta con veinte días para hacer alegaciones o para pagar. Si paga, se reduce al 50% el importe económico de la sanción. Eso sí, esta reducción cierra la posibilidad de hacer alegaciones o plantear recursos. El pago, antes o después, puede realizarse por Internet e incluso se prevé que se pueda efectuar en la misma carretera mediante tarjeta de crédito.
Otro efecto de la notificación es la obligación de identificar quién es el conductor que cometió la infracción, especialmente en aquellos supuestos en que la infracción haya sido captada por un radar. Este trámite también puede realizarse por Internet.
En fin, que lo tendremos sencillísimo para estar localizados y pagar cuanto antes, ahora bien, el mejor consejo es, como es obvio, no cometer ninguna infracción y que todos estos medios tan novedosos se queden tan sólo en posibilidades y no en realidades que debamos utilizar de manera frecuente.