Se acercan nuevamente las fechas en las que resulta más habitual hacer regalos. Es cierto que hay otros muchos momentos a lo largo del año que constituyen motivos para preparar una sorpresa a un familiar o un amigo pero es en Navidad cuando regalamos a más personas y en ocasiones lo que más cuesta es dar con la idea adecuada para cada una de ellas.
Saber que alguien cercano a nosotros le apetece compartir su vida con un animal puede convertirse en la situación perfecta para que la compra de un cachorro parezca el regalo ideal. Y seguramente en muchos casos lo sea. Pero no es un regalo que debamos tomarnos tan a la ligera como cuando adquirimos sin más un peluche, por ejemplo. Ni para quien lo pide ni para quien lo entrega.
Un cachorro siempre es algo tierno y gracioso. Probablemente los primeros días y semanas todos los miembros de la familia deseen cuidarlo pero los problemas comienzan a surgir a lo largo del primer año de vida del animal. Porque un animal siempre genera responsabilidades. Con esto no queremos decir que no suponga también satisfacciones. Desde luego, muchas y compensan, para todos aquellos que nos gustan los animales de compañía, cualquier esfuerzo de cuidado. Pero hay que tener muy en cuenta las responsabilidades cuando no se conocen.
Hay que hacer un planteamiento serio de lo que supondrá la tenencia de un animal porque va a suponer gastos, cuidados mínimos e inconvenientes (comida, agua, aseo, veterinarios, qué hacer con él cuando nos vamos de vacaciones, lugar de residencia adecuado…). Si después de hacer este planteamiento aún estamos convencidos entonces podemos dar el paso pero si no es mejor esperar para adquirirlo y mucho más para regalarlo.
Nuestro consejo es claro: mejor no pedir ni regalar un animal salvo que sepamos con toda certeza que la persona a quien se dirige ese regalo es plenamente consciente de sus responsabilidades y de que éstas van a durar bastantes años, los de la vida del animal. Además el incumplimiento de estas responsabilidades puede conllevar la imposición de sanciones administrativas e incluso penales.
El segundo consejo también es claro: si finalmente optamos por este tipo de regalos, la mejor opción es adoptar. Le daremos una nueva oportunidad a un animal que sus primeros dueños le fallaron.