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José María Urbano

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Segunda bofetada a Llaranes

Somos-Ganemos niega al barrio avilesino su derecho a presentarse al premio de ‘Pueblo Ejemplar’ «en busca de reconocimiento o promoción»

La iniciativa de Llaranes de volver a presentar su candidatura al ‘Premio Pueblo Ejemplar’ que cada año otorga la Fundación Princesa de Asturias como cierre de la ceremonia de unos premios que concitan el interés mundial, pese a quien le pese, ha vuelto a fracasar ya por adelantado, antes incluso de su presentación oficial. De nuevo ese conglomerado de Somos/Podemos-Ganemos, con un cierto apoyo en las formas de Izquierda Unida, se ha encargado de dinamitar la iniciativa de un tejido social, la llamada sociedad civil con la que se llenan la boca estas formaciones, que en el caso de Llaranes es ejemplar por tantas razones.

Comida en la calle de la Semana Solidaria de Llaranes. Foto Marieta

 

La posición de Somos-Ganemos, legítima en este estado de derecho que ellos cuestionan a veces para los demás, incluso en ocasiones recurriendo al insulto y a la descalificación si hace falta, falla en dos aspectos fundamentales. En primer lugar, los concejales de estas dos formaciones, como las del resto, han llegado al Ayuntamiento para defender los intereses de los avilesinos, de todos, y esa defensa no pasa por declaraciones más o menos solemnes, más o menos rimbombantes, sobre la forma del Estado, simplemente porque cuestiones de ese calado tienen marcado perfectamente su ámbito de discusión y de decisión. Todo lo que se diga o se proponga al respecto en los ayuntamientos no dejan de ser brindis al sol, minutos para la galería que quedan muy bien en la transmisión de los plenos a través de youtube. Desgraciadamente ya estamos acostumbrados a estos fuegos de artificio desde hace años, aunque, como es lógico suponer, nunca se tuvo noticia de que iniciativas como estas hayan llegado a sustanciarse en algo concreto, por mínimo que fuera.

El segundo fallo de esa posición llega cuando se trata de argumentarla. Y ahí es donde de nuevo Somos se mete en un charco. Su nota de prensa al respecto no tiene desperdicio. Primero, la propuesta de apoyo a la candidatura de Llaranes se hizo, según ellos, deprisa y corriendo, sin avisar, en lo que se considera una clara maniobra socialista, que buscaría, cito textual: «ensombrecer por parte del PSOE otros asuntos como la situación de las escuelas de cero a tres o las ordenanzas por una ciudad accesible». Y para rematar el argumentario, la perla final: negar a Llaranes –«a cualquier pueblo o barrio», se dice– «el acudir a entidades de carácter privado al servicio de intereses monárquicos en busca de soluciones, reconocimiento o promoción».

Los vecinos de Llaranes, y todos los de Avilés, en general, ya lo saben. Según esa teoría, llevada al absurdo, cualquier asociación de vecinos, equipo de fútbol o entidad cultural deberán mirar con lupa, antes de pedir una ayuda económica para sus actividades, a cualquier empresa, banco o comercio para saber si apoyan la monarquía como forma de Estado. Y en caso afirmativo tendrían que desistir de hacer esa petición y acudir al sitio adecuado, que según Somos, y vuelvo a citar textualmente su nota de prensa, es éste: «Los problemas de nuestra gente alcanzan la solución que merecen a través de la administración pública».

Llaranes volverá a quedarse sin premio, es más, su candidatura no va a pasar ningún corte porque cualquier entidad del prestigio de la Fundación Princesa de Asturias huye por sistema de cualquier polémica. Por eso, aunque esto no lo entiendan los representantes municipales de Somos y Ganemos, la declaración institucional del Ayuntamiento perseguía la unanimidad como una señal inequívoca de que toda la ciudad de Avilés respalda a sus vecinos para que pudieran optar a ser ‘pueblo ejemplar’.

En cualquier caso, los vecinos de Llaranes deben saber que el resto de la ciudad se siente orgullosa de ellos porque lo único que hacen es hacernos mejores a todos con sus iniciativas, con su dinamismo, con su colaboración permanente, por el relevo generacional ejemplar que están llevando a cabo en sus entidades, por mantener vivas las inquietudes culturales que hunden sus raíces en grupos como Candilejas o Neocantes. Por llevar con orgullo el ser un referente urbanístico internacional y, en definitiva, por haber sabido aprovechar lo mejor de aquel paternalismo de la empresa pública Ensidesa, que algunos recuerdan como algo rechazable, pero que a la postre sólo trajo beneficios para miles de personas, dentro y fuera de ese barrio, para su bienestar y para su proyección social y cultural. No deja de causar gracia que algunos hablen de forma negativa del paternalismo de una empresa pública (años 50, con sus circunstancias) y ahora aboguen porque la gente busque soluciones a todos sus problemas –incluidos el reconocimiento o la promoción– en las administraciones públicas.

En fin, nada nuevo que no suponga el suma y sigue de situaciones que no aportan absolutamente nada, que sólo buscan el enfrentamiento por cosas que parecen de sentido común y que a lo único que colaboran es a denigrar la imagen de la propia ciudad.

 

A ritmo de batukada

El PSOE y el PP, con la alcaldesa a la cabeza, deben estar a estas alturas orgullosísimos del apoyo que en su día prestaron en el Pleno a ese dislate llamado ‘Avilés libre de agresiones sexistas’, que se ha convertido ya en una juerga más de cuatro con batukada incluida. Que un asunto de la gravedad de éste se resuma a una declaración fuera de lugar –surgió de la comparativa de las fiestas de San Agustín con los pasados Sanfermines– y al anuncio de patrullas que entrarán en establecimientos hosteleros para avisar de que «ojito con las miradas lascivas, los tocamientos y los piropos», supone, lisa y llanamente, un auténtico atropello a la dignidad de las mujeres, que son tratadas en este caso no como personas, sino como objetos de segunda categoría a los que hay que proteger.

El problema de esta sociedad en general es que cada vez más la gente evita «complicarse la vida» y mucho menos exponerse a ser vilipendiado o directamente insultado por oponerse y denunciar lo que para algunos es lo «políticamente correcto», cuando la realidad es que la mayoría coincide en que hay iniciativas, como ésta, que no se sostienen.

La erradicación de la violencia machista y de la discriminación de la mujer en la sociedad española en lo referido a derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales debería ser –y de hecho ya se han dado pasos en ese sentido– un objetivo prioritario para cualquier Gobierno en este país y una de las cuestiones que más necesitan de una adecuada formación en las familias y en las escuelas. Por eso, iniciativas como las que se acaban de poner en marcha en Avilés banalizan el problema y sólo salen adelante por el «miedo al que dirán» de quienes tienen la obligación de denunciarlas y evitarlas.

 

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 21 de agosto de 2016

 

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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