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José María Urbano

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Morir de éxito

La excelencia de Saint-Gobain Avilés se va a Marruecos y a Polonia, mientras el puerto pierde el 8 por ciento de su movimiento anual por medidas medioambientales. La intervención en el PP de Avilés, a punto

Fue Felipe González el que en noviembre de 1990 dejó la frase para la historia: «También se puede morir de éxito». Fue en el discurso de apertura del 32 Congreso del PSOE, en el que se revisaron conceptos, ideas y hasta dogmas del pensamiento socialista que se habían revelado hasta entonces como intocables. González avisó de que «la crisis de los modelos nos va a obligar a revisar nuestros propios conceptos». Lo que vino después es historia.

El mundo de la empresa y de la economía productiva ha dado un vuelco tan espectacular, como consecuencia de la globalización, que corremos el riesgo de que algunas de nuestras empresas también puedan «morir de éxito».

A Saint-Gobain Avilés le puede suceder eso. El grado de excelencia que ha alcanzado en la fabricación de parabrisas para coches –algo que ya viene de lejos, cuando los productos de la planta avilesina inundaban la UE– corre el riesgo de convertir el emplazamiento de La Maruca en un «laboratorio» perfecto para que luego las producciones se vayan lejos, incluso fuera de Europa.

No hay alarmas, ni siquiera existe especial inquietud en la plantilla, pero en los últimos tiempos se observan movimientos que debería mantener a todo el mundo con los ojos abiertos. Fue el año pasado cuando se pusieron en marcha nuevos robots que vinieron a modernizar la sección de auto, en una inversión que fue desvelada por este periódico, pero en los últimos meses se asiste a una situación curiosa: Avilés se ha convertido en el centro de ensayos de nuevos modelos de parabrisas, que una vez conseguidos y testados se adjudican para su producción en países como Polonia y sobre todo Marruecos.

Saint-Gobain dispone de una dirección general del Mediterráneo que engloba a las plantas de España, Italia, Portugal, Grecia, Marruecos, Argelia, Túnez y Libia. Y si en algún país está poniendo un especial interés por su desarrollo ese es Marruecos. No hay que olvidar que en 2014 inauguró una planta en Kenitra, a 50 kilómetros al norte de Rabat, con una capacidad de producción de 450.000 parabrisas, destinada fundamentalmente a atender las necesidades de Renault en Tánger. Pues bien, la multinacional francesa va a poner en marcha una segunda línea de producción para llegar a los 800.000 parabrisas en 2019. Técnicos cualificados de Avilés trabajan en Marruecos para sacar adelante esa nueva inversión con todas las garantías.

La historia de Saint-Gobain en Avilés es reciente y por lo tanto sabemos bien cómo su centro de I+D –el famoso CIDA, uno de los referentes de la multinacional en el mundo– cerró sus puertas tras una serie de promesas no cumplidas. El pasado 5 de marzo, LA VOZ desveló el relevo en la dirección de la planta avilesina. Javier Menéndez, que llevaba menos de un año en el cargo, fue trasladado a Arbós (Tarragona) y fue sustituido por el lisboeta Frederico Caria. Siete meses después, ni siquiera ha habido una presentación oficial interna del nuevo responsable. Y mucho menos, ante las instituciones. Responsables de comunicación de la multinacional en Madrid aseguraron a este periódico que «esa noticia era poco relevante» y por lo tanto no había ningún comentario que hacer.

La situación nos devuelve a hace unos años, cuando el paternalismo presidía las relaciones laborales de Saint-Gobain en España, mientras el hermetismo hacia el exterior era absoluto. Una práctica empresarial que no casa hoy con un mundo de relaciones estrechas con el territorio en donde se desarrolla la actividad.

Puerto de Tánger, clave para Renault y Saint-Gobain en Marruecos. Fotografía de J. M. Urbano

Puerto de Tánger, clave para Renault y Saint-Gobain en Marruecos. Fotografía de J. M. Urbano

Son detalles que, sumados, deberían ponernos en guardia, o al menos deberían provocar una explicación clara sobre los planes de futuro que Saint-Gobain tiene para una planta que fue una de sus señas de identidad en el mundo. No vaya a ser que corra el riesgo de morir de éxito: el de su sobresaliente cualificación, puesta al servicio de otros países con economías emergentes en los que los costes y el propio crecimiento de esos territorios auguran unas cuentas de resultados mucho más boyantes y fáciles de alcanzar.

Pérdida en el puerto

En el discurso de Felipe González aludido al principio, el secretario general del PSOE y en aquel momento presidente del Gobierno, con una experiencia ya de ocho años en La Moncloa, dejó otra frase para el análisis: «Hay que respetar el equilibrio entre ecología y desarrollo. La ecología no puede ser a costa de la pobreza».

El puerto de Avilés ha perdido el 8 por ciento de su movimiento anual al quedarse sin las aproximadamente 400.000 toneladas de clínker que Tudela Veguín ha decidido sacar a través de El Musel, puerto que opera esta mercancía exactamente en las mismas condiciones que se hacían en Avilés.

Bien es cierto que en este caso se han dado unas circunstancias especiales por la disponibilidad de muelles y por los calados para poder operar, pero al final estamos hablando, una vez más, de medidas medioambientales en un puerto, el de Avilés, que en los últimos años posiblemente haya sido el que más inversiones correctoras en esa materia ha hecho ¡de Europa!

Con la fuga del tráfico del clínker, Avilés se queda sin 15 barcos, la Autoridad Portuaria sin el ingreso de unos 10.000 euros diarios por cada barco, sin el transporte de camiones que llegaba desde La Robla, sin trabajo para palas, grúas, personal portuario, y las empresas que prestan esos servicios dejan de ingresar de media en conjunto por estos tráficos unos 200.000 euros/año. Añádanse las pérdidas que se producen «alrededor»: hostelería, combustible… Y los intangibles: imagen, efecto llamada, sinergias… Se comenta solo.

Intervención en el PP

A Carmen Maniega, presidenta de la Junta Local del PP de Avilés, y a los integrantes de esta les quedan dos telediarios. La intervención de la dirección regional del partido en Avilés ya fue decidida hace algún tiempo y ahora se han dado los primeros pasos para repetir aquí la operación que se ensayó en su día en Gijón con los resultados de todos conocidos. La orden de Mercedes Fernández va a ser ejecutada por sus afines del aparato en Oviedo –los Luis Venta, Pedro Rueda y Matías Rodríguez Feito– ayudados lógicamente por el portavoz municipal, Carlos Rodríguez de la Torre –candidato impuesto en su día por el dedo de la señora Fernández y en contra de la voluntad de la junta local avilesina–, al que se unen las concejalas Ana María Bretón –un apellido con reminiscencias del primer «destrozo» del PP de Avilés en 1989– y Reyes Fernández Hurlé, en una especie de caballo de Troya que conseguirá que los más viejos del lugar vuelvan a repetir: «lo de este partido no tiene remedio».

Publicado en La Voz de Avilés el 9 de octubre de 2016

 

 

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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