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José María Urbano

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Entre el ruido y el fracaso

Tras el anuncio de un nuevo plan de vías, ninguna Administración invita a mostrarse optimistas después de veinte años de frustraciones continuas

 

Decía Sófocles que «para quien tiene miedo todo son ruidos». Y a uno le asalta la duda de si la irrupción esta misma semana de un nuevo plan de vías anunciado para Avilés debe provocarnos miedo ante una nueva variable desconocida sobre un problema viejo y hasta cansino, o si armarse de paciencia, sacudirse el pesimismo, y pensar, con Paulo Coelho, que «sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar».

Hace más de veinte años que Avilés se planteó la necesidad de dar solución a una barrera ferroviaria que partía en dos el centro de la ciudad, de forma que esa barrera nos alejaba de uno de los elementos claves del desarrollo futuro de cualquier población costera que, como la nuestra, vivía de espaldas al mar. Barcelona fue en 1992 un ejemplo que dio la vuelta al mundo y que se convirtió en el ejemplo a seguir. El Gobierno regional de Vicente Álvarez Areces lo hizo realidad a partir de 2003 con el apoyo de la construcción de los paseos de la Ría y la eliminación de ‘los lodos de Ensidesa’, con una inversión de mil millones de pesetas que tuvo que afrontar inicialmente en solitario tras la negativa del Gobierno de Aznar a participar en esa obra, pese a contar con fondos europeos para este tipo de actuaciones de descontaminación de terrenos industriales de zonas en declive. Más tarde lo haría aportando el 20 por ciento del proyecto.

Vías de Renfe y Feve a la altura del apeadero de la calle de El Muelle. Foto: Marieta

Mientras tanto, seguía en el aire una cuestión relevante: la eliminación de la barrera ferroviaria. Fue Agustín González, el candidato y más tarde alcalde del PP, el que irrumpió en plena campaña electoral de 1995 con un bombazo: soterrar las vías del tren como un elemento clave para el dibujo futuro de una ciudad moderna, abierta al mar.

Han pasado más de veinte años y todo lo que ha sucedido con el proyecto de la eliminación de la barrera ferroviaria es historia bien conocida. No hace falta insistir mucho más en algo que no añadió más que frustración a una ciudad que vio cómo el juego político, una vez más, se interponía –y lo sigue haciendo, a todos los niveles– en un proyecto que debería estar llamado a protagonizar el gran cambio de Avilés hasta el próximo siglo, si a él le añadimos todo lo que encierra la Isla de la Innovación, el cierre de las baterías de cok de ArcelorMittal y la consolidación del ‘Modelo Avilés’ basado en las multinacionales, los grupos líderes en nuevos nichos de mercado como el eólico y el gas&oil, las empresas punteras en servicios avanzados, y finalmente en los centros de I+D que han empezado a configurar la Manzana del Acero.

La alcaldesa de Avilés presentaba oficialmente el jueves el nuevo plan de vías que técnicos del Ayuntamiento han venido elaborando desde hace un año, en estrecha colaboración con los técnicos del Ministerio de Fomento, una vez dado carpetazo al ‘Plan Morlán’, el último proyecto del Gobierno Zapatero, por complejo y por costoso. Hoy mismo, en estas mismas páginas de LA VOZ, el concejal de Urbanismo y portavoz municipal del PSOE, Luis Ramón Huerga, ofrece más detalles sobre este nuevo estudio.

A veces somos propensos a pensar que los males sólo nos afectan a nosotros. En el caso de actuaciones sobre planes de vías no ejecutados o directamente fallidos no haría falta salir de Asturias para encontrar ejemplos de retrasos e incumplimientos: Gijón, su metrotrén y su ordenación ferroviaria en el centro de la ciudad, Langreo y su eterno soterramiento…

¿Qué nos podría ofrecer hoy el Ayuntamiento y el Ministerio de Fomento para que en Avilés pudiésemos recuperar el optimismo con este nuevo plan de vías que se nos anuncia ahora? ¿Por qué ahora tendría que haber buena sintonía entre dos administraciones, socialista y popular, que no han pasado en estos años de reuniones y buenas palabras?

La crisis de 2008 arruinó a este país, nos guste o no, y desde entonces el dinero disponible sirve para pagar una deuda infinita y mantener los servicios esenciales, esos a los que no estaríamos dispuestos nunca a renunciar. Las nuevas líneas de AVE, los soterramientos de vías, los macroproyectos portuarios como los vividos son historia y difícilmente se van a volver a plantear.

En el caso de Avilés, además, asistimos con perplejidad al olvido o a la semiparalización de proyectos básicos para el desarrollo económico de toda la comarca como la Ronda Norte, la conexión con la margen derecha de la Ría, el pinchazo de la Y sin aprobar, el colector industrial para cerrar el saneamiento integral de la Ría… Lo único que sobran son disculpas para no resolver nada.

Uno no tiene más remedio, ante el nuevo anuncio, que quedarse entre los ruidos de Sófocles y el miedo a fracasar de Paulo Coelho. Desgraciadamente para nosotros, ninguna Administración, después de veinte años, invita a otra cosa que no sea al escepticismo más descarnado.

Los presupuestos

Los presupuestos municipales vuelven a ser un año más ese escenario a modo de foso de circo romano en el que se libran batallas, en este caso dialécticas, para tratar de vencer al enemigo. Importan poco los datos: el caso es tratar de entrar en un cuerpo a cuerpo cuyo objetivo es ganarse un titular o una reseña en los medios de comunicación.

En la experiencia que uno tiene, no se recuerda un documento de detalle de los presupuestos como el ofrecido este año por el equipo de Gobierno, prácticamente partida por partida. Algo que se agradece y que debería ser entregado a cada ciudadano para que todo el mundo fuera conocedor de a dónde se va el dinero del que dispone el Ayuntamiento.

Como era de esperar, ese detalle presupuestario apenas si ha centrado el debate político hasta ahora, más pendiente de la filosofía de la matemática que de la matemática misma. Y como cabía esperar, ya ha generado más de un encontronazo subido de tono. Lo que sucede de «puertas adentro» en las negociaciones es algo que desconocemos los ciudadanos, por lo que las únicas referencias de las que disponemos son las declaraciones de cada uno de los actores de esta función que se repite todos los años.

Ahora bien, quien pide diálogo –en este caso la concejala de Hacienda, que es la que presenta el proyecto–, no puede salir una semana antes del inicio de los debates, como hizo Raquel Ruiz, diciendo que la oposición no había presentado ninguna propuesta. En este caso, Somos, grupo al que seguramente se le pueden reprochar muchas cosas sobre su comportamiento en determinadas cuestiones, entregó trece folios con su posición y sus peticiones concretas. Luego se aceptarán o no, se calificarán incluso, pero desde luego no parece la forma más adecuada para crear un buen clima para el debate el empezar por negar las evidencias.

 

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 18 de diciembre de 2016

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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