El Conservatorio de Avilés, otra vez en el ojo del huracán por culpa de una política equivocada de la concejalía de Cultura
Dice el magistrado-juez Juan Carlos García López, del Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 1 de Oviedo que en el caso del Conservatorio no hay excusa sobre -y esto lo digo yo- el «dedazo» de la concejala de Cultura para nombrar al director del centro que sustituyera a Raquel García. Dice el juez que no hubo la previa y preceptiva publicidad y llama la atención al Ayuntamiento de que recurra al procedimiento del artículo 137 de la Ley de Educación previsto para caso de «ausencia de candidatos», señalando al respecto que, hombre, es que ese artículo viene detrás de los anteriores en donde se estipula claramente el procedimiento y la obligatoriedad de la publicidad. ¿Cómo va a haber candidatos a una oposición si nadie sabe de su existencia? Y el final de la sentencia es conocido: «disconformidad a derecho de ese acto» y «su nulidad, dejando sin efecto el nombramiento».
Conocida el lunes, llama la atención la rapidez con la que la concejala de Cultura, Yolanda Alonso, anunció esa misma tarde que la sentencia sería recurrida «porque nuestros servicios jurídicos» lo ven factible. Esperemos que «nuestros servicios jurídicos» no sean tan maleables como el jefe de servicio de la Fundación de Cultura del Ayuntamiento -nombrado en su día por el mismo procedimiento y por la misma concejala-, capaz de ver en su informe de situación blanco donde 24 horas antes veía negro.
Se trata de la misma concejala de Cultura que anunció en su día que no se recurriría la sentencia que anulaba el nombramiento de la anterior directora, pese a que en aquella ocasión la música era muy diferente a esta de ahora. A saber:
Uno. Fue una sentencia contra el Ayuntamiento, que fue el que realizó la convocatoria para sustituir al anterior director.
Dos. Perjudicó a la directora que había ganado la plaza en buena lid. Pero también a todos los profesores del Conservatorio, todos ellos trabajadores laborales.
Tres. Perjudicó a todos los conservatorios municipales de Asturias, por estar en la misma situación que el de Avilés.
Cuatro. El Ayuntamiento, sus «servicios jurídicos», no defendieron ante el juez -y así se hizo constar en las siguientes resoluciones judiciales- que la oposición convocada por el Ayuntamiento contaba con el respaldo del Principado como administración educativa, hasta el punto de que envió a tres personas de su departamento para que formaran parte del tribunal de la oposición que ganó Raquel García.
Cinco. En aquella ocasión sí hubo publicidad, ya que la convocatoria se publicó en el Conservatorio, Fundación de Cultura y Ayuntamiento. No se hizo en el BOPA porque se entendió que estaba destinada solo a los trabajadores municipales y de la Fundación. Y por eso se pidió permiso al Principado, como administración educativa, para hacerlo.
Por todo ello, llama la atención que entonces no se recurriera y ahora en cambio haya prisa para anunciar que sí se hará. Son esas formas que dejan traslucir esa cierta soberbia y prepotencia que el PSOE ha pretendido corregir internamente, en vista del coste electoral de ese tipo de política del «aquí mando yo», pero que por lo que se ve no ha llegado a todas las esferas.
Primera consecuencia: si el nombramiento del director es nulo, toda su actuación lo es. Es decir, su equipo directivo cesa con él, por lo que esa petición extraña de Somos-Podemos -tan silencioso en las claves de este asunto-, de que se nombre director accidental al jefe de estudios no se sostiene. El jefe de estudios es Antonio Díez, de UGT, que extrañamente para un sindicalista se dedicó en el anterior conflicto a actuar de portavoz oficioso y hasta anónimo de la parte del claustro de profesores enfrentada a la directora y a su equipo, más o menos la mitad de la plantilla. Y algún día él y la UGT deberán explicar la aceptación de algunas de las cláusulas de la «funcionarización» de las plazas del Conservatorio decretada por el Ayuntamiento, de consecuencias impredecibles para los afectados. Entre otros, él mismo.
Y dos reflexiones finales. Tumbado este nombramiento, anulado también el anterior, la situación vuelve al punto de partida, aquel en el que Raquel García, que era la jefa de estudios cuando se fue José María Martínez ‘Chema’, asumió la dirección hasta el nombramiento oficial de un nuevo responsable. Esa situación no ha sido invalidada.
Por último, salvo IU, llama la atención el silencio de los partidos sobre el meollo de esta cuestión: las inspecciones educativas que detectaron «anormalidades» en la titulación de algunos profesores para impartir ciertas asignaturas en el Conservatorio, pero que nunca se llegaron a firmar, sin que la responsable regional de la inspección educativa siga sin explicar por qué no se firman las inspecciones.
Publicado en La Voz de Avilés el día 9 de febrero de 2017