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José María Urbano

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El valor de las promociones

Un proyecto de Francis Montesinos para exhibir su última colección de Cibeles en el Centro Niemeyer se queda en el aire

Pancarta en la Facultad de Filosofía y Letras de Santiago de Compostela. Foto: J. M. Urbano

Francis Montesinos, uno de los diseñadores españoles de alta costura y prêt-àporter referente internacional para generaciones de creadores, planteó este año un proyecto de promoción al Principado que al final se quedó en tierra de nadie «por caro», según los cálculos hechos por los responsables de turismo del Gobierno regional. Entre otras actividades que planteaba ese proyecto figuraba la de realizar un desfile de moda con su colección de otoño-invierno en el Centro Niemeyer.

Montesinos estuvo hace un tiempo pasando unos días de vacaciones en Asturias, invitado por unos amigos que le alojaron en una casa de Ballota, en donde se enamoró de la región en general y de las hortensias de aquella casa en particular. Y no se lo pensó mucho para decidir que su colección para la Mercedes Benz Cibeles Fashion Week de Madrid de este año se iba a fundamentar en Asturias como paraíso natural.

Así se lo trasladó a los responsables de turismo del Principado, con una serie de actividades que daban forma a un proyecto completo: desfile en Madrid, presentación de la colección en el Centro Niemeyer y lanzamiento comercial de una colección de artículos de regalo y de viaje basados en el paraíso natural de Asturias y diseñados por Francis Montesinos para su distribución internacional. En ese proyecto el Principado actuaría como co-branding al lado de otras tres marcas comerciales del primer nivel: Mercedes Benz, Semana de la Moda de Madrid y Fran Montesinos, abriéndose así a nuevos canales de márketing.

Total del proyecto: 22.650 euros. Desestimado por caro.

Sólo el interés personal del diseñador valenciano hizo que una parte de ese proyecto saliera adelante en la Semana de la Moda de Madrid, como se puede comprobar en los numerosos vídeos que existen al respecto en la red. Montesinos tituló su colección ‘Adán y Eva en el Paraíso Natural’, con el logo de ‘Asturias Paraíso Natural’ destacado en el photocall de Cibeles, lo mismo que en la carpeta entregada a toda la prensa internacional y en la invitación cursada para asistir al desfile.

Un gaitero asturiano abrió su desfile, mientras en el exterior una cuba de sidra invitaba a consumir ‘Sidra de Asturias’. La banda sonora del desfile, producida por los dj’s valencianos Siri Umann, Víctor Pérez y Vicente Ferrer figuró de forma destacada en la plataforma iTunes. Finalmente, el desfile ‘Adán y Eva en el Paraíso Natural’ fue cerrado por Palito Dominguín, hermana de la recientemente fallecida Bimba Bosé, en lo que constituyó un homenaje a su memoria.

Vogue España habló del «total look asturiano», lo mismo que el ABC, La Vanguardia, Radio Televisión Española, Efe, con vídeos incluidos, y un sinfín de medios de comunicación generalistas y de moda de todo el mundo.

Montesinos está empeñado en traer su colección al Centro Niemeyer, en lo que podría constituir un espectáculo de primer orden, y en la que la obra del genial arquitecto brasileño Óscar Niemeyer volvería a convertirse en ese escenario espectacular que ya han elegido revistas como Vogue Japón o marcas de coches para hacer aquí sus spots. Y en línea con lo que hizo el año pasado Louis Vuitton en el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi, en Río de Janeiro, posiblemente la obra cumbre del arquitecto carioca.

Vayamos al meollo de esta cuestión vista desde el Principado y desde Avilés. ¿Resulta cara esta promoción? ¿Tomamos esto como una oportunidad de vender una excelente imagen en el exterior que contribuya a que cada vez más personas nos conozcan fuera y puedan situar Asturias y Avilés como uno de sus objetivos a la hora de programar unas vacaciones personales o, quién sabe, escenarios de promociones de multinacionales como ya hicieron en su día Hyundai o Nissan?

En los últimos días ha vuelto a las primeras páginas el Centro Niemeyer a raíz del escrito de acusación presentado por el fiscal contra los primeros gestores, con peticiones de cárcel que suman hasta once años por estar en cuestión unos gastos en viajes que superan por no mucho los cien mil euros. Esto daría para otro comentario, pero no es el objeto de estas líneas.

De nuevo se han vuelto a producir reacciones que van desde la indignación que provoca que Natalio Grueso diga que la actividad del Niemeyer puso a Avilés en el mapa mundial en muchos aspectos, al insulto directo a los recalcitrantes que seguimos opinando que lo que Avilés vivió de 2007 a 2011 gracias a la actividad del Niemeyer no se dio nunca y posiblemente jamás vayamos a ser capaces de repetirlo.

Y hay quien se empeña en que los que pensamos así negamos el peso histórico de la cultura de esta ciudad, como si aplaudir el ‘Ricardo III’ de Kevin Spacey supusiera negar la importancia de la obra de Palacio Valdés –que publicó alguna de sus obras en LA VOZ DE AVILÉS, por cierto–. O que una exposición en la cúpula del Niemeyer de Hugo Fontela, con estudio en Nueva York y en Madrid y hoy en la onda de la Marlborough, pretendiese borrar la memoria de los Soria. O que un concierto y una masterclass para jóvenes de Yo-Yo Ma buscase como objetivo negar la universalidad de Julián Orbón.

Woody Allen, ese genio que algunos intentan caricaturizar aunque sólo sea de rabia, vino a Oviedo a recoger su premio, disfrutó con sus calles, su príncipe y su gastronomía y le dedicaron una estatua –realizada, por cierto, por el avilesino Vicente Santarúa–, convertida hoy en un lugar de peregrinación de los visitantes.

Woody Allen vino a Avilés para rodar las imágenes de una película de éxito, asistió personalmente al estreno mundial de una de sus obras, se estrenaron aquí otras dos suyas y por primera vez en su carrera profesional accedió a dirigir personalmente el Film Center del Centro Internacional Oscar Niemeyer. Pues bien, a diferencia de Oviedo, aquí hay gente «indignadísima» porque Woody Allen solo vino a Avilés a «pasearse». Y hay otra gente que pasa directamente al insulto contra esas miles de personas, entre las que me cuento, que salimos a la calle para protestar por lo que fue el acoso y derribo de un proyecto de éxito como nunca se había dado en esta región en el aspecto cultural y de promoción. Algunos se olvidaron de que al director general de una empresa se le cesa si es necesario, pero la empresa no se toca.

El problema es que entre la posverdad y los hechos alternativos que ha creado ese otro genio llamado Donald Trump, algunos pretenden reescribir la historia, sin darse cuenta de que la historia que uno ha vivido y vive a diario no hace falta que se la reescriba nadie, basta con asistir como mero espectador a los hechos.

La semana pasada me encontré en la Facultad de Filosofía de Santiago de Compostela una pancarta con el lema: «Penso… logo estorbo». Y pensé para mí: va a ser eso. Pensar.

 

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 26 de febrero de 2017

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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