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José María Urbano

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Creer en el futuro

Las potencialidades de Avilés en la industria son únicas, pero se necesita una labor de concienciación de toda la sociedad para sortear dificultades y seguir avanzando

‘Con industria hay futuro’ fue el título general de la jornada celebrada el viernes en la sala cine del Centro Niemeyer, organizada por AGFITEL, Fundación Anastasio de Gracia, y el Ayuntamiento de Avilés. Dos mesas en las que intervinieron destacadas personalidades del mundo de la empresa, más un eurodiputado y el vicesecretario general de IndustriAll Europa –el avilesino Luis Ángel Colunga–, que aglutina a más de 200 sindicatos europeos y a más de siete millones de trabajadores, sirvieron para exponer un buen número de ideas que constituyeron una magnífica radiografía sobre el presente y el futuro de la industria.

Los datos más importantes de esa jornada fueron publicados por LA VOZ en su número de ayer, por lo que no es necesario incidir sobre ello. Por eso uno quisiera insistir en un aspecto que a mi modo de ver es clave en el desarrollo económico y social de un territorio como el nuestro, una ciudad, Avilés, con 80.000 habitantes, y una comarca que nos lleva hasta los 120.000 aproximadamente –casi una gota de agua en una Unión Europea que suma más de 500 millones de habitantes–.blogbhome

Se trata de cómo llevar a toda la sociedad en general –en este caso a esos 120.000 habitantes– al convencimiento de que necesitamos en primer lugar creer en nuestras potencialidades y en segundo, una vez asumido nuestro rol, respaldar esa idea fuerza de que Avilés y comarca es una potencia europea en industria, con todo lo que eso significa y conlleva a la vez.

En la segunda mesa que me tocó moderar hice una introducción que me pareció necesaria. En la jornada se quiso hablar de presente y futuro, pero tampoco está mal hacer, aunque sea una mínima referencia, un pequeño análisis de cuál ha sido nuestro pasado, de dónde venimos. Y Avilés y su comarca sufrieron como nadie las grandes reconversiones industriales de los ochenta y los noventa, y en cambio, tras años de oscuridad, nuestro territorio sigue contando con cinco multinacionales que baten récords de producción, ganan mucho dinero, invierten sin parar en procesos de modernización y de nuevas instalaciones y procesos, y salvo las dudas que ofrece Alcoa, todas ellas siguen adelante. Y junto a ellas, un buen número de medianas empresas que incluso lideran en el mundo nuevos mercados de alta exigencia tecnológica como el eólico o el gas&oil, por no hablar de compañías que son referentes en servicios avanzados, como puede ser CSC. El viernes se dijo que la ‘Manzana del acero’ es en este momento el proyecto más importante de Europa en I+D+i, mientras el Centro de Desarrollo Tecnológico de ArcelorMittal pertenece a ese grupo de doce centros que el líder mundial de la siderurgia tiene repartidos por todo el mundo. Con una salvedad: es tal el grado de excelencia alcanzado internamente por el centro que dirige Nicolás de Abajo que el propio Lakshmi Mittal dedicó un tiempo importante de su discurso de hace unos días, en la presentación de resultados que hizo a todos los directores generales, para señalar que buena parte del futuro de la empresa pasaba por todo lo que se estaba haciendo en el centro de Avilés.

Bien, todo eso lo tenemos en esta comarca de Avilés. Y si esa riqueza y esa posición global fuera asumida por toda la sociedad como algo que nos distingue y que hay que defender como la base de nuestro futuro, soy de los convencidos de que los problemas que se denunciaron el viernes en la jornada ‘Con industria hay futuro’ serían más fáciles de afrontar, porque su solución se habría convertido entonces en un objetivo común. Habría un clamor contra esa burocracia administrativa que eterniza la concesión de los permisos y las licencias; veríamos con otros ojos nuestros problemas medioambientales, porque frente a la crítica permanente también reconoceríamos los adelantos que se han producido, en muchas ocasiones fruto del esfuerzo de las propias empresas; consideraríamos la Formación Profesional para nuestros estudiantes como una salida laboral de primer orden, no como ahora, que parece el refugio del estudiante que no quiere seguir; obligaríamos a las Administraciones a tomarse en serio la FP dual, que debería ser fruto de un acuerdo en el que quien más tiene que decir es el empresario, no el político de turno. Y seguiríamos incidiendo en una de las grandes bazas de este territorio:_el valor de su cultura industrial, fruto de años de formación continua en las empresas.

Uno envidia muchas cosas del País Vasco y una de ellas es ese sentimiento de pertenencia que tienen hacia su territorio y hacia lo suyo, y no me estoy refiriendo precisamente al lado más lúdico de sus costumbres. Innobasque es un buen ejemplo. Se trata de una sociedad privada sin ánimo de lucro, fundada hace diez años (los hará en enero de 2018), que tiene como objetivo convertir Euskadi en el referente europeo de innovación en 2030. Para ello, lo primero que hizo fue incorporar a la sociedad civil, empresas, agentes científico-tecnológicos y Administración. En total, 1.053 entidades involucradas, desde la asociación más lejana a las grandes empresas, centros tecnológicos y la Universidad. Innobasque se nutre de las ideas de más de 1.000 entidades, que representan seguramente a miles y miles de personas –no me atrevo a decir millones–, pero que son capaces de celebrar, como lo hicieron el pasado día 16 de este mes de mayo, la sexta edición del ‘Global Innovation Day’, al que acudieron 2.000 personas, 128 organizaciones de la red Innobasque y se hicieron más de 100 actividades. Por cierto, en una de las 16 conferencias que hubo esa jornada, participó como invitada Mayte Rodríguez, jefa de departamento en el Centro Global de I+D de ArcelorMittal de Avilés.

En la asamblea general celebrada ese mismo día, se destacó que en 2016 la Comisión Europea calificó a Euskadi como polo de innovación, por ser un territorio de alta innovación ubicado en un Estado de innovación moderada como el nuestro. Detrás de todo eso que se hace en el País Vasco están las personas, que son las que primero creen en lo que hacen y luego participan activamente con sus propuestas.

¿Se puede hacer algo parecido en Avilés, en donde nos sobran motivos, en el caso de la industria, para creer y apoyar empresas y proyectos que son referentes europeos e incluso mundiales? Se decía el viernes en el Centro Niemeyer que con industria hay futuro, sencillamente porque la industria es la que asegura un empleo estable, de calidad, bien remunerado, es clave para la inversión en I+D+I, y finalmente es el motor detrás del que va todo el sector  servicios.

Sólo hace falta que todo ese mundo lo hagamos nuestro y peleemos y colaboremos con él. Ese sí que sería el gran avance histórico de este territorio.

 

Publicado en La Voz de Avilés el día 28 de mayo de 2017

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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