La presidenta del PP pinta un paisaje idílico del partido en Avilés y omite que las denuncias de irregularidades ya han llegado a Génova.
Cataluña lo inunda todo, minuto a minuto, en cada rincón de este país, por lo que resulta difícil centrar la atención en algo distinto al drama que se está viviendo ante el desafío a la legalidad más grave que ha vivido la democracia española, incluido el 23-F. Pero quizá una forma de responder al dislate de quienes representan sólo a una parte de la sociedad catalana –y no la mayoritaria– y por supuesto a una ínfima de la española, sea la de seguir avanzando en el objetivo de quienes buscan el bien común y la mejora de un país democrático, libre, moderno, del que podemos sentirnos orgullosos, más allá de nuestros problemas y nuestras carencias, exactamente iguales a los de todos los países desarrollados, cada uno con sus características particulares. Así que vayamos al análisis más cercano de la semana que hoy cerramos.
PP y propaganda
Si los políticos, en general, abandonaran la acolchada moqueta por la que pisan habitualmente y bajaran a la realidad de la calle, hace tiempo que hubiesen entendido que el ciudadano de a pie cada vez se siente más irritado con:
1. La mentira. 2. Las luchas internas en los partidos, en los que se pisotea si hace falta el buen nombre de las personas con tal de lograr los objetivos marcados por el grupo dirigente. 3. El «quítate tú para ponerme yo». 4. La falta de democracia interna. 5. Pensar que el militante, el ciudadano en general, es un ser amorfo, que no piensa, que no analiza y que está dispuesto a tragar con todo.
Mercedes Fernández, presidenta del PP de Asturias, estuvo el miércoles en Avilés, la ciudad en la que no encontró mejor fórmula para acabar con una junta local crítica que dar un golpe de mano y nombrar una junta gestora con la promesa de convocar un congreso que debería restituir la «normalidad».
Fernández lanzó un discurso optimista, casi triunfalista, de la situación del partido en Avilés, al asegurar que había que felicitar la labor de una gestora que dice haber sumado trescientos afiliados en los últimos cinco meses: «Queremos simbolizar con nuestra presencia nuestro apoyo y satisfacción por la labor desarrollada por el PP de Avilés en su nueva andadura de apertura de puertas con la que ha conseguido 300 afiliados más en los escasos cinco meses que llevan trabajando».
Sobre el congreso local, Pedro Rueda, el presidente de la gestora designado por Fernández, dijo que «cada vez está más cerca». Y en su opinión, un congreso «debe ser una fiesta de la unidad del partido, no se puede convocar con un partido débil para debilitarlo más», manteniendo que el «arduo» trabajo que ha realizado desde mayo ha sido «para ir haciendo un partido fuerte, llevamos meses poniendo los mimbres para ello y la casa está casi hecha».
Mercedes Fernández defendió que la gestora «ha actuado con inteligencia política y seriedad por lo que ahora el PP es un proyecto político en auge en Avilés», de ahí que su objetivo no sea mejorar el número de concejales, sino «conseguir la Alcaldía». E insistió en que el Partido Popular de Avilés «está en condiciones de ganar porque tenemos los equipos y existen ganas». (LA VOZ DE AVILÉS, jueves 26 de octubre, página 4).
Por partes. La junta gestora nombrada por Mercedes Fernández ha incumplido ya el primero de sus mandatos estatutarios, el de convocar el congreso local, ya que éste debería celebrarse el próximo mes de noviembre (a los seis meses de haber desembarcado en la junta local). Ya no hay tiempo material para que se cumplan los plazos. Bien es cierto que los estatutos del PP contemplan que la gestora pude prolongar su mandato otros seis meses más en caso de «circunstancias excepcionales». Habrá que esperar a la próxima rueda de prensa de Mercedes Fernández y de Pedro de Rueda para que expliquen cuáles son esas circunstancias excepcionales que impiden celebrar ya el congreso.
El número de afiliados nuevos de los que habla la presidenta del PP es una incógnita. Lo que no es una incógnita, sino un hecho irrefutable es que el PP de Asturias no tramitó de junio a septiembre las fichas de los nuevos militantes captados por el equipo de Alfonso Araujo, el único que hasta ahora ha mostrado oficialmente su intención de presentarse como candidato en el próximo congreso.
La no tramitación de esas fichas se califica como un «hecho muy grave», ya que los estatutos del PP contemplan que cuando se presenta la ficha de un nuevo militante hay diez días para contestar si se acepta o no su afiliación. El asunto es tan grave que ya ha sido puesto en conocimiento de Génova, la sede central del PP, cuya secretaria general es María Dolores de Cospedal.
Cuando Mercedes Fernández dice que en el PP de Avilés existen «equipos y ganas» no lo dirá por el grupo municipal compuesto por seis concejales, cada día más dividido, como lo demuestra el hecho de que no se hayan reunido nunca (salvo dentro de la gestora); que cada concejal haga la guerra por su cuenta, presentándose ante los medios para anunciar iniciativas particulares; que el portavoz, Carlos Rodríguez de la Torre, haya apartado a Alfonso Araujo en la negociación de tasas, impuestos y precios públicos pese a formar parte de esa comisión; que haya llevado a esa negociación a la concejala Bretón, que no forma parte de la comisión de Hacienda. (Ridículo mayúsculo: cuando Rodríguez de la Torre ya había cerrado prácticamente un acuerdo con la concejala de Hacienda, acudió a la última reunión con la concejala Bretón y esta espetó que de lo negociado, nada, que vuelta a empezar. De la Torre mostró su incomodidad, pidió un receso, salió con ella a los pasillos y volvió minutos después con ‘borroka’ Bretón ya calmada).
La gestora impuesta por Mercedes Fernández no sólo no ha calmado el ambiente del grupo municipal, sino que el lunes pasado, saltándose los estatutos del partido, propuso un cambio en el organigrama del grupo municipal. Y para ello, pásmense, el propio Pedro de Rueda dice que él también va a votar sobre ese cambio, cuando él, obviamente, no forma parte del grupo municipal. Y no conforme con eso, otorga al portavoz Carlos Rodríguez de la Torre un voto de calidad que tampoco figura en los estatutos. Todo para que salga adelante la última petición de De la Torre: ahora quiere ser también el portavoz en la comisión de Urbanismo.
Pero como todo es un sinsentido, se da un paso más y como para hacer esos cambios se necesita una mayoría del grupo municipal que no existe (tres a tres siempre), se propone a la gestora un paso más: un cambio en el reglamento. Groucho Marx en estado puro: «estos son mis principios (mi reglamento), pero si no les gustan tengo otros».
Todo esto, y más, porque hay más, va a ser denunciado e impugnado en el partido. A ver qué nos cuenta Mercedes Fernández en la próxima rueda de prensa que no sea el mundo de Yupi.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 29 de octubre de 2017.