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José María Urbano

Dame buenas noticias

¿Hay alguien ahí en el Gobierno?

Póngase cómodo en el sofá, encienda el televisor y dispóngase a ver ‘Informe Semanal’, uno de los clásicos de TVE. A la hora prevista comprueba que el programa no acaba de iniciarse y en cambio poco después aparece un texto que dice: “Hoy, en vista de la situación política que vive el país con el asunto de Cataluña, no hay programa, no tenemos ganas de hacerlo”.

Tras el fundido en negro, usted no da crédito, al principio piensa que es una broma o una forma original de empezar el programa. Pero no, pronto se dará cuenta que ese día no habrá ‘Informe Semanal’. Y se imaginará en ese momento que al día siguiente rodarán cabezas, empezando por la del director general de TVE, porque un escándalo de ese calibre usted no lo había visto ni en la época de Franco –lógico, nadie quería ir a Carabanchel-, pero tampoco en la televisión del régimen del 78, que ha sido el periodo de mayor libertad vivido en este país hasta nuestros días, aunque ahora alguno de los que ha crecido y hasta medrado en todos los aspectos de su vida gracias a ese ‘régimen’, trate de denostarlo y borrarlo.

¿Surrealista, verdad? ¿Cómo va a suceder eso, a quién se le va a ocurrir?

Jueves, 2 de noviembre de 2017. El programa Polònia, de TV3, la televisión pública de Cataluña que lógicamente pagamos todos, exactamente igual que TVE, decide que, debido a los encarcelamientos de los autores de un golpe de Estado en Cataluña (esto lo digo yo) no van a emitir el programa. Y sale un rótulo con el siguiente mensaje: “Hoy no hay programa, no tenemos ganar de reír”.

Polònia es un programa satírico, dirigido por Toni Soler, puesto al servicio de los independentistas, en donde tachar al Gobierno de Mariano Rajoy de nazi es algo habitual. Sirva como mero apunte.

¿Ha pasado algo? ¿Ha habido alguna modificación en TV3? ¿Ha sido suspendido Polònia?

Dicen que el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, exigió que la aplicación del 155 no afectara para nada a TV3, que se la dejara campar a sus anchas, con sus informativos, sus tertulias y hasta sus programas de humor lanzados unidireccionalmente para servir de soporte al circo montado por ese gobierno que Puigdemont abandonó como las ratas ante el hundimiento del barco, sólo que olvidó lo que es el honor y la dignidad, y el primero en huir fue él.

Pedro Sánchez es ese señor que sigue buscando cuál es su sitio y que tras la mascarada y la ilegalidad del llamado referéndum de Cataluña salió al día siguiente diciendo que pediría en el Congreso explicaciones a Soraya Sáenz de Santamaría para que diera cuenta de la actuación policial, hasta que alguien en su propio partido debió decirle que se había pasado de frenada y optó por “aplazar sine die” la propuesta. Quedará en nada seguramente.

¿Dónde está el Gobierno de Rajoy ante esta provocación de TV3?

Ni el PP ni el PSOE han parecido enterarse de que son los dos grandes responsables de que en Cataluña se hayan dilapidado en los últimos años miles de millones de euros en crear un relato independentista, basado en el ‘España nos roba’, que ha inundado las escuelas, los medios de comunicación públicos, muchos medios privados, que vergonzantemente dieron marcha atrás una semana antes del referéndum, y en general una sociedad que optó, o por subirse a ese carro de una independencia en la que no creían ni siquiera los que la promovieron (los Pujol, Mas, Puigdemont y su cuadrilla, ERC, la señora ‘Ambigua Colau’, la derecha pudiente catalana), o callar, en esa postura cómoda de “mientras a mí no me afecte…”.

Convocadas las elecciones del 21D en Cataluña, a las que extrañamente van a acudir los independentistas, pese al ‘España nos roba’, se ha iniciado la escalada verbal que de momento ha liderado Marta Rovira, la señalada por Junqueras para que sea la aspirante a ser la próxima presidenta de la Generalitat -todo muy democrático-. Y sólo se le ha ocurrido decir que “según sus fuentes”, que no va a revelar, el Estado amenazó con muertos en la calle si se producía la Declaración Unilateral de Independencia (DUI).

¿Dónde está el Gobierno de Mariano Rajoy ante una acusación de esa naturaleza? ¿No hay una Fiscalía que actúe de oficio para obligar a esta señora a dar explicaciones sobre unas gravísimas acusaciones que sólo pueden generar un ambiente permanente de confrontación?

Voy a hacer una revelación y espero que no tenga consecuencias. Hace unos días recibí una notificación del entorno de Marta Rovira en la que se me amenazaba de muerte, a mí y a mi familia, por haber llamado payaso a Puigdemont en un reciente artículo. Lógicamente no voy a dar las fuentes, faltaría más. Entre otras cosas porque soy periodista y las fuentes son sagradas. Fueron comentarios públicos hechos en mi entorno, según escuché en un par de cafeterías mientras me tomaba una caña de cerveza. ¿No se lo creen?

Hace unos días, la Fiscalía belga trasladó al Gobierno de España una serie de preguntas antes de decidir sobre el futuro de Puigdemont, si se aprueba o no su entrega a España para su entrada inmediata en la cárcel, no porque lo diga el Gobierno de Rajoy, sino porque fue lo que firmó la jueza de la Audiencia Nacional en su requerimiento a la justicia belga para su extradición.

Entre las preguntas, según trascendió a los medios de comunicación, figuraban las condiciones de la cárcel a la que se conduciría a Puigdemont, las medidas de la celda, el tipo de comida, la seguridad del patio a donde deberá salir, la atención sanitaria…

¿Es posible que el Gobierno de Mariano Rajoy no haya presentado todavía una queja formal ante la Comisión Europea por el intolerable tono de la Fiscalía de un estado miembro de la UE, como es Bélgica?

Curiosamente, el informe del mes de julio pasado del Comité para la Prevención de la Tortura y el Tratamiento o Castigo Inhumano o Degradante (CPT) del Consejo de Europa señalaba que España cumple con todos los estándares de calidad que exige el propio Consejo de Europa.

En cambio, ese mismo informe mostraba su “profunda preocupación” por el estado de las cárceles de Bélgica, que calificó de “intolerables”.

Existe una coincidencia general en señalar que el movimiento independentista catalán –al margen de apoyos exteriores, de los que se habla ahora- fue mucho más inteligente y supo trasladar mucho mejor su relato y su posición, interna y externamente, frente a un Gobierno español y unos partidos constitucionalistas que se vieron sorprendidos por el pulso de toda la organización independentista, teniendo que ir a continuación a remolque de una situación que ha provocado un destrozo incalculable en Cataluña y en el resto del Estado español.

Ahora, mientras el Gobierno de Rajoy no tome la iniciativa para desmontar las barbaridades de Marta Rovira, la TV3 o la posición belga, se corre el riesgo de asistir a una campaña electoral en Cataluña que sólo va a aportar más crispación, más daño general y menos salidas hacia la normalización del país.

 

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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