Dos noticias en exclusiva de Alberto Santos ofrecidas en LA VOZ DE AVILÉS sirvieron esta semana para poner de manifiesto una vez más que lo de que ‘Avilés se mueve’ es mucho más que un deseo o una declaración de intenciones. Hace siete días desvelaba que el Palacio de Maqua podría albergar la futura sede del centro dedicado a la enseñanza del español para extranjeros, una propuesta de la alcaldesa, Mariví Monteserín, que sigue mateniendo los contactos oportunos para hacer realidad un proyecto que ya funciona con éxito en varias ciudades españolas.
Dos días más tarde, daba a conocer el estudio de una pasarela llamada a conectar el paseo de la ría con el área de la nueva Escuela de Arte y del Parque Tecnológico Isla de la Innovación. En principio se trata de una pasarela peatonal y para bicicletas, que partiendo del entorno cercano del Puente Azud se comunicaría con el nuevo equipamiento de enseñanza y se acercaría al ámbito de lo que ya constituye la Manzana del Acero.
En uno y otro caso nos encontramos ante proyectos que suponen una apuesta por la modernización de la ciudad, atendiendo a cuestiones relevantes como son la movilidad y la sostenibilidad por un lado, y la creación de empleo y la promoción por el otro.
Como suele ser ya habitual, las dos noticias, sobre todo la primera, provocaron algunas reacciones en redes sociales que, a falta de argumentos, repiten las mismas simplezas de siempre: «los chiringuitos, mejor se empleaba ese dinero en la gente necesitada…» y cosas por el estilo.
Pese a que históricamente el Ayuntamiento de Avilés se ha situado siempre en la vanguardia de la atención a los más necesitados, dedicando para ello una parte sustancial de los presupuestos anuales, sería bueno recordar que esa atención a las personas nunca puede ser un objetivo en sí mismo, sino únicamente un recurso necesario para no dejar a nadie desamparado en un tiempo en el que tantos derechos han sido pisoteados. El objetivo, en cambio, pasa por modernizar la ciudad en todos los sentidos, dotándola de mejores servicios, haciéndola cada día más atractiva, de forma que se consiga atraer a las empresas que son las que al final van a crear empleo y posiblemente fijar población, o incrementar el turismo, que a la postre también incide en lo mismo.
Hace unos días, el economista de la Universidad de California Peter H. Lindert llegaba a España para participar en un foro de debate y declaraba en ‘El País’ que «las mejores estrategias son las que desarrollan la productividad de los ciudadanos, invirtiendo dinero en su educación y su salud, no las redistribuciones que, simplemente, se basan en dar ayudas a la gente». El profesor señalaba que la educación es esencial en ese sentido, como una de las bases para garantizar la igualdad de oportunidades.
Respecto a la posición de las ciudades para captar nuevas empresas, asistimos a un debate universal en el que al final las conclusiones son muy similares en un mundo globalizado. Recientemente, un artículo de la Wharton-Universidad de Pennsylvania se refería a la campaña montada por Amazon para decidir la ciudad norteamericana en la que fijar su segunda sede y la conclusión a la que se llegaba es que lo que le importa a Amazon son las mismas cosas que le importan a otras muchas empresas. «Para la mayoría de las empresas, la cuestión de la ubicación hoy en día tiene que ver con la disponibilidad de mano de obra: ¿conseguiremos atraer a los profesionales que necesitamos?», señalaba Peter Cappelli, profesor de Gestión de Wharton y director del Centro de Recursos Humanos de la institución.
¿Y qué buscan esos profesionales? «Todo», dice Fernando V. Ferreira, profesor del Sector Inmobiliario, Economía empresarial y Políticas públicas de Wharton. «Ellos quieren una ciudad con todas las comodidades culturales: teatros, museos, ferias, espectáculos, música en vivo, todas las formas de entretenimiento. No quieren acabar en medio de la nada, ellos quieren un lugar donde haya una gran cantidad de bares y restaurantes donde puedan divertirse y trabajar, y lo que ellos quieren, y para ellos es muy importante, es gente como ellos mismos. Los trabajadores altamente especializados quieren vivir cerca unos de los otros. Las empresas lo saben y le prestan mucha atención a ese detalle, por eso las ciudades que presentan estas características tienen una enorme ventaja».
El Parque Tecnológico Isla de la Innovación está llamado a convertirse en un polo de atracción de nuevas empresas con un elevado nivel tecnológico y de actividades de I+D. Quizá sea oportuna una breve nota para los escépticos: CSC empezó con quince trabajadores en un barracón y hoy da empleo a 1.300 personas en dos edificios singulares en el PEPA. Asturfeito fue una empresa familiar fundada por Belarmino Feito y hoy participa en proyectos como el del mayor telescopio del mundo, mientras amplía instalaciones también en el mismo parque empresarial. El Grupo Daniel Alonso supo hacer una reconversión que le permite hoy figurar como uno de los líderes mundiales del sector eólico.
Y por si fuera poco, la dirección de ArcelorMittal, la que dirige la empresa desde su sede de Londres, acaba de dar un nuevo y extraordinario apoyo al Centro Global de I+D de Avilés, que mantendrá la esencia de su trabajo definido en 2008, en el edificio de la avenida de Gijón, al que se unirá ahora un nuevo centro, bautizado exprofeso como ‘Isla de la Innovacion-New Frontier’, que es el que ocupa actualmente el edificio de la Fundación Metal, al lado del ITMA, y formando parte del proyecto Manzana del Acero. No se trata de una mera división física o de denominación, sino que la decisión conlleva un apoyo en términos de proyección y económicos que le permitirá ganar en importancia a nivel mundial y seguir ampliando su actual plantilla, que ya suma a 225 personas en Avilés. Todo ello bajo la dirección de Nicolás de Abajo y el apoyo incondicional de Greg Ludkowsky, que es el que sigue viendo y bendiciendo las posibilidades inmensas del centro de Avilés, además de saber trasladarlas al centro de decisión de la multinacional en Londres, con indudable éxito como se ve.
Por eso, proyectos como el de la nueva pasarela peatonal desvelados por LA VOZ, no por pequeños comparativamente hablando, dejan de tener una gran importancia en ese objetivo de dotar a la ciudad de todos aquellos elementos que vengan a modernizarla y a facilitar en este caso una óptima comunicación con el entorno del Parque Tecnológico.
Respecto a la enseñanza del español para extranjeros, que alguno recibió con un cierto escepticismo, incluso hasta con sarcasmo, habrá que plantearse la pregunta de siempre: ¿Y por qué no en Avilés?
Porqué no contar con un centro similar a los 155 que están acreditados en España por el Instituto Cervantes. Porqué Avilés no puede aspirar a convertirse, de la mano de la Universidad de Oviedo –¡¡por fin!!– en algo similar al Centro de Lenguas Modernas de la Universidad de Granada, que el curso pasado tuvo a 5.880 alumnos extranjeros, desde los 16 años en adelante, estudiando español y a la vez descubriendo Granada y el país en general, que es el otro gran objetivo.
Hay bases sólidas en Avilés para creer en todo ello.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 26 de noviembre de 2017