Mas allá de sus actividades concretas, la institución cameral es hoy clave en el desarrollo y en el futuro de Avilés y comarca
Las próximas elecciones a la Cámara de Comercio de Avilés vuelven a ponernos ante el espejo de la ciudad que se diseña en la actualidad, la ciudad que queremos, la que piensa en el futuro como un territorio que debe salvar los problemas derivados de su tamaño y la que trata de aprovechar sus recursos –algunos envidiables– para seguir avanzando en ese espacio físico en el que seamos capaces de crear empleo, riqueza y bienestar y eso se traduzca en fijar población e incluso atraerla.
Luis Noguera, actual vicepresidente de la Cámara de Comercio, se vislumbra como el sucesor natural de Francisco Menéndez, Paco Sumesa, presidente de la entidad desde 2006, si bien es cierto que ha permanecido los cuatro últimos años obligado por la circunstancia de no poder convocar elecciones, pendiente de una resolución de ámbito nacional. Noguera es una persona respetada, dentro y fuera de la Cámara, respaldado por el flamante presidente de Fade, Belarmino Feito, y su sola intención de presentarse a las elecciones para ocupar la presidencia va a conseguir que el proceso electoral se desarrolle sin ningún tipo de sobresaltos. El otro vicepresidente, Luis Esteban Alcalde, le va a prestar su apoyo incondicional, como corresponde a una persona que lleva años aportando su trabajo y su dedicación al equipo directivo de la institución cameral.
En una ciudad como la nuestra, en donde determinada clase política simplemente «no está» en las cuestiones relevantes por las que hay que pelear para tratar de situarse en el mapa nacional e internacional del progreso, es obligado poner en valor las instituciones que son capaces de aportar un valor a ese progreso que sí busca y quiere la mayoría de la sociedad. La Cámara de Comercio de Avilés, más allá de su razón de ser como corporación de derecho público, obligada a atender a todas las empresas de su ámbito, y como órgano elegido por el Gobierno central para recibir encomiendas de gestión, es hoy una de las instituciones claves del desarrollo de Avilés y su comarca.
A punto de celebrar su 120 aniversario, la institución compite con buena salud en el ámbito nacional –en el regional, por supuesto–, como representante empresarial de una ciudad y una comarca de 80.000-120.000 habitantes que pocas capitales de provincia pueden exhibir. La cámara de una ciudad industrial, con cinco multinacionales, un sector industrial líder mundial en alguno de sus sectores, un puerto de interés general del Estado, y un parque científico tecnológico que es referencia en el mundo, de la mano de ArcelorMittal, y en el que se asientan también multinacionales de servicios avanzados a las empresas. Y a todo ello, un aspecto también envidiable: una cultura industrial, una mano de obra formada, que nos permite competir en Europa.
Credenciales envidiables como territorio, al que la Cámara de Comercio de Avilés aporta su propia fortaleza. Ciento veinte años de existencia hablan un poco por sí solos, pero es que la institución cameral avilesina puede exhibir hoy su propio músculo, el que le da un patrimonio basado en primer lugar en el edificio de su propiedad de la Plaza de Camposagrado cuyo valor nadie se ha planteado calcular simplemente porque no ha hecho falta. Y además, siete naves nido en el Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA), un vivero de empresas en Luanco, que en cincuenta años pasarán a propiedad del Ayuntamiento de Gozón (no parece que esa negociación fuera demasiado fina para los intereses de la Cámara); encomienda de gestión del IFECAV (Institución Ferial Comarca Avilés), lo que conlleva el Pabellón de Exposiciones de La Magdalena; la misma responsabilidad respecto a la oficina de congresos de Avilés; ayuda en la gestión de la Asociación de Comerciantes de Castrillón; representación en 25 estamentos públicos del Principado (Asturgar, Asturex, Rula de Avilés, Puerto, entre otros); secretaría del Club de Empresas… Además, organiza un total de siete ferias anuales, entre las que se encuentran Salenor, Principets, Saldos o Salón del Automóvil, a las que se van a sumar este año Art Expression y Norte Renovables.
Tras un ajuste en 2011 en base a jubilaciones y no renovaciones, la cámara cuenta con una plantilla estable de nueve profesionales, lo que le permite, entre otras cosas, mantenerse anualmente cerca del equilibrio presupuestario. Y un secreto bien guardado: en caja hay dinero suficiente como para soportar los próximos ejercicios incluso en condiciones tan adversas como las que se vivieron en los últimos años de la crisis de 2008.
Pero la institución que preside Francisco Menéndez no es ajena a ese limbo en el que el decreto de Zapatero de 2010 dejó a las cámaras de comercio de España, cuando por un lado anulaba la obligatoriedad de las empresas a cotizar como hasta entonces, dejándolo en algo voluntario, pero por otro se olvidaba de desarrollar la fórmula por la que las cámaras podrían mantenerse en activo para cumplir las encomiendas de gestión a las que se les obligaba mediante el mismo decreto. Ahora siguen con la obligación de atender a todas las compañías de su demarcación, pero la cotización de estas es voluntaria, bajo la figura de ‘empresas adheridas’. Queda otra cuestión básica de la actividad de la Cámara de Comercio de Avilés, la de la formación e inserción laboral, en la que actúa como órgano intermedio, gestionando programas europeos en el área de competitividad y emprendimiento. Más de mil personas pasan al año por sus aulas.
Por eso, cuando desde el Gobierno regional se ha planteado como objetivo la fusión de las cámaras de comercio de Oviedo, Gijón y Avilés para crear la gran Cámara de Comercio de Asturias, en Avilés existe una corriente mayoritaria contraria a esa fusión. Y se dan argumentos sobrados que merecerá la pena exponer en un próximo ‘Avilés se mueve’.
Farsa política
La comisión informativa abierta en el Ayuntamiento de Avilés sobre la adjudicación de la gestión del servicio del agua a la empresa mixta Aguas de Avilés, participada por la empresa Aquagest, hoy Asturagua, y el Ayuntamiento de Avilés, que mantiene el control efectivo de la sociedad, ha devenido –aunque apenas quedaban dudas– en una gran farsa política. La obsesión de IU sobre este asunto, cerrada la vía judicial siempre que lo intentó, le ha llevado a ignorar (es seguro que no lo ignora) que ninguno de los procedimientos abiertos sobre la denominada «trama del agua» que afecta a personas y cuestiones en Galicia y en Asturias (incluso en nuestra comarca) no hacen ni una sola mención a Avilés y a su Ayuntamiento. Y desde luego no ha quedado por falta de investigación. A IU le da lo mismo. Lo que busca es un aprovechamiento político en un Ayuntamiento en el que ha gobernado durante años, aunque ahora se avergüence de ello (mientras muchos militantes se avergüenzan de sus actuales representantes por ese motivo), uniéndose en el último minuto a esa farsa política los tres concejales tránsfugas del PP, que en un caso de libro de venganza política, han pedido la comparecencia de Mercedes Fernández y su hermano en esa comisión, apenas unas horas después de haber abandonado ese partido. Y en eso están algunos.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 18 de enero de 2018