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José María Urbano

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DEBATE SUPERADO

Los terrenos liberados de Baterías de Cok no pueden desviarse de otros objetivos que no sean el de la creación de empleo industrial y tecnológico cualificado.

El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, en un planificado desembarco en Avilés, nos anuncia una serie de iniciativas para participar, no un debate sobre lo suelos liberados de Baterías de Cok, sino para aportar «un enfoque responsable» en el que ellos quieren estar, entre otras cosas porque eso «no debe quedar solo en manos» del Ayuntamiento y sobre todo del propietario de esos terrenos, Sepides. Por supuesto, el Colegio de Arquitectos está en su derecho de aportar sus ideas en éste y en otros asuntos, faltaría más. Ya es más dudoso que pueda intervenir en el desarrollo de este proyecto de Baterías por encima o en igualdad con el Ayuntamiento de Avilés y sobre todo con el propietario de los terrenos, Sepides, que en un tiempo récord, en menos de dos semanas desde que haya recibido las «llaves» del anterior inquilino, ArcelorMittal, va a ser capaz de presentar el próximo día 15 el plan que ha diseñado para este espacio.

Uno tiene la sensación de que hay mucha gente que acaba de descubrir los terrenos de Baterías de Cok, cuya fecha de caducidad ya se anunció hace quince años aproximadamente. Pero bueno, en general se puede decir que existe un gran desconocimiento sobre esta ciudad.

Avilés tiene un modelo de desarrollo. Se llama ‘Modelo Avilés’, fruto de unas profundas reconversiones industriales y de haber sabido congeniar de forma ordenada todas sus fortalezas: multinacionales, gran industria, un potente sector metalmecánico, empresas líderes mundiales en energías renovables, centros de I+D+i también referentes globales, centros tecnológicos como Idonial, compañías multinacionales de servicios avanzados como DXC Technology, la Manzana del Acero como proyecto de innovación único en el mundo, un puerto que se amplía y se llena… y además una ciudad moderna con servicios plenos, un casco histórico envidiable, el Centro Niemeyer –icono de Asturias aunque alguno no lo sepa y otros no quieran saberlo, pero figura en el primer párrafo de los estatutos de su Fundación como elemento clave para el desarrollo cultural, económico y social de Asturias– y, en fin, una ciudad socialmente cohesionada que ha conseguido abrirse al mundo y de forma inopinada figurar como destino turístico, entre otras cosas por el espléndido ambiente de sus calles y su hostelería.

La verdadera transformación de Avilés la fijó en 2001 un arquitecto, también referente mundial, Eduardo Leira, que planteó un ambicioso plan para aprovechar la clave del futuro de la ciudad: la ría y los terrenos liberados de la antigua Ensidesa. Algunos se rieron de él. Años más tarde, con la inauguración del Centro Niemeyer, le tocó a él reírse.

Posteriormente, tras un excelente trabajo de la Fundación Metrópoli, nada menos, el Ayuntamiento de Avilés convocó un concurso para sacar adelante el proyecto de la Isla de la Innovación. En 2010 fue adjudicado a la UTE formada por Taller de Ideas, Arup y Tecnia Ingenieros, con la participación como partner del estudio de Norman Foster. Como le pasó al mundo entero, la crisis económica de 2008 paralizó aquel proyecto, a la espera también de que el Gobierno central aceptara una solución para la barrera ferroviaria. En este momento, esa solución está en tramitación administrativa según los planes previstos. Y del proyecto de la Isla de la Innovación ha quedado clara la idea de que Avilés cuenta con una variedad de terrenos importante para poder distribuir la gran industria por una parte y las empresas tecnológicas y startups de nueva creación por otra. Eso ya está diseñado y alguna de sus ideas funcionando.

Respecto al debate de las Baterías de Cok y a los casi 400.000 metros cuadrados que quedan liberados, simplemente con haber leído los periódicos todo el mundo se podría dar por enterado de que ya existe una larga lista de posiciones al respecto. Fade y su presidente, Belarmino Feito, fue de los primeros en señalar que esos terrenos deben dedicarse a la instalación de nuevas empresas industriales, «como un polígono único en Europa»; el presidente de Femetal, Guillermo Ulacia, coincide en aprovecharlos para la nueva industria que viene de la mano de la innovación; el responsable de I+D+i de ArcelorMittal en Avilés aboga por emplear una buena parte de ese espacio para dedicárselo a las startups que puedan surgir de los avances de innovación que ellos mismos están consiguiendo en sus centros de Avilés; la Cámara de Comercio, lo mismo que los sindicatos CC OO y UGT abogan claramente por el empleo industrial; empresarios de prestigio instalados en esta ciudad sólo quieren hablar de empresas y empleo; la Autoridad Portuaria de Avilés incide en lo mismo.

Avilés, una ciudad castigada por la crisis en el empleo, con una población muy envejecida, con una tradición industrial que es referencia en Europa, tiene asumido que lo que necesita son empleos industriales, porque aquí se sabe bien también, sin necesidad de ir a ninguna Universidad, que un empleo industrial supone sueldos de 48.000 euros anuales y uno de servicios llega con dificultad a los 18.000. Y no hace falta comentar nada más al respecto.

En cuanto a la necesidad de conservar patrimonio industrial en Baterías, vamos a esperar al estudio que presentará la Sepi el próximo miércoles. Según parece, esa cuestión va a ser tenida en cuenta, pero en sus justos términos. Entras otras cosas porque al Colegio Oficial de Arquitectos y a otros movimientos que hablan de dejar en pie las baterías y todo lo que las rodea como museo hay que plantearles cuestiones tan sencillas como estas: quién va a hacer los museos, quién los va a mantener, cuántos empleos podrían generar, de qué calidad. Hace años, Manuel Toharia estuvo en Avilés y quedó prendado de la chimenea del Sínter, en la que vio un magnífico mirador que sería además el mejor icono de la antigua siderúrgica. No he visto pronunciarse a nadie todavía en esta ciudad y en esta región sobre el atropello cometido con esa torre poco después de la propuesta. Hoy está absolutamente inutilizada y encajonada entre una gasolinera y unas naves.

El Colegio de Arquitectos ya llegó tarde en su día con sus propuestas a la tramitación del Plan del Casco Histórico de Avilés, que salió adelante con años de retraso. Y si ahora quiere profundizar en el área metropolitana, las miradas deberían dirigirse a Oviedo y a su alcalde, que es el que no lo ve. Y de paso saber qué piensa el mismo Colegio de, por ejemplo, la recuperación de los terrenos de La Vega, del antiguo Hospital de Asturias, de los terrenos de Renfe de Gijón, de los activos ociosos de Langreo, los de Metalsa o Duro…

En fin, presentarse en Avilés para ponernos de ejemplo lo que se hizo hace veinte años en Poble Nou (ver fantástico reportaje de Alberto Santos en LA VOZ DE AVILÉS del 30 de julio de 2001 sobre ese proyecto catalán nacido en 1998) resulta cuando menos un poco sorprendente.

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 12 de enero de 2020

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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