JOSÉ MARÍA URBANO
Política de costes. No hace falta disimular ni recurrir a retorcidos planteamientos económicos y empresariales. La pandemia sanitaria provocada por la covid-19 lo único que ha hecho ha sido adelantar los procesos, pero no existe ninguna variable nueva: las empresas quieren salvar sus negocios, pero la que manda al final es la cuenta de resultados.
Saint-Gobain, la multinacional francesa del vidrio, no iba a ser una excepción y acaba de anunciar una medida drástica en su emplazamiento de Arbós, en Tarragona: el cese de actividad de su horno float. 120 trabajadores afectados directamente y lo que es peor: el peso de España en esa multinacional empieza a cotizar a la baja. Mientras tanto, Avilés, Asturias, mira de reojo y aunque de momento no se contempla una medida tan drástica como la anunciada en Tarragona, existen nubarrones que se ciernen sobre su futuro.
Tanto en un emplazamiento como en otro, el horno float es el corazón del negocio, el encargado de producir el vidrio que luego se utilizará en las divisiones de Construcción (Glass) y Automóvil (Sekurit). En Arbós todo el mundo sabía que Saint-Gobain tenía que tomar en breve una decisión, la de construir un nuevo horno (30 millones de euros de inversión como mínimo) o la de renunciar a esa inversión y alimentar sus divisiones con vidrio traído de fuera, de otras plantas propias de Alemania, Polonia Francia y hasta de Egipto. Y la decisión ya ha sido tomada, adelantando incluso en unos dos años la suspensión de la actividad del horno float.
El viernes, a las nueve de la mañana, se inició en París una reunión extraordinaria de las direcciones generales de Glass y Sekurit Europa con el Comité Europeo de Saint-Gobain, con un único punto del orden del día: el adelanto del cierre del horno float de Arbós. Entre las conclusiones de una reunión de la que no hubo ni una declaración oficial ni un documento por escrito de la misma, destacan: abastecer de vidrio para el automóvil las plantas de España, Portugal y Marruecos resulta más barato hacerlo desde otros emplazamientos que plantearse un horno float nuevo en Arbós; el ahorro se produce en no hacer la inversión, más los gastos fijos, los de energía y materias primas; la competencia china –también aquí– es brutal para dar salida a su estocaje a base de tirar los precios; el abastecimiento externo asegurará el funcionamiento de las plantas de Sekurit; es preferible económicamente parar el horno que seguir produciendo con él; la empresa sí va a reconstruir otros hornos float en Alemania e Inglaterra, por ejemplo.
Pero en esa reunión del viernes en la sede parisina se echaron en falta los datos clave. El Grupo Saint-Gobain obtuvo en 2019 unos resultados de explotación de 3.390 millones de euros. En el primer semestre de este año esos resultados se quedaron en 827, casi un 50% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Desde marzo hasta junio, la actividad del sector del automóvil se redujo en un 45% en el mundo, aunque en junio empezaron a observarse ya algunos datos positivos.
En base a esa coyuntura, Saint-Gobain marcó lo que llamó «Acciones prioritarias para 2020». Y ahí están todas las claves. En primer lugar, disminuir o renunciar a inversiones industriales para conseguir a final de año más de 500 millones de euros; en su programa ‘Transform&Grow’ de ahorro de costes generar 130 millones de euros adicionales en 2020; reducción de los costes de las medidas de adaptación adicionales posteriores al coronavirus que deberían generar ahorros de 200 millones de euros durante el año 2021, incluidos 50 millones de euros en el segundo semestre de 2020. Y no son las únicas medida planteadas.
¿Cómo está la planta de Avilés y cuál va a ser su futuro? Hace tiempo que sonaron todas las alarmas, sobre todo tras la apuesta por Marruecos –técnicamente prescindible para la marcha del grupo, pero ahí entran razones geoestratégicas y políticas seguramente, y en ese terreno España es incapaz de definir su política industrial y sus sectores estratégicos–, por lo que la división de Sekurit es la que más está sufriendo.
El futuro pasa por dos apuestas que habría que ‘negociar’ políticamente en París. Primero, por la calidad indudable de Avilés frente a los ‘problemas’ de Marruecos; y segundo, volver a llenar de contenido un centro de I+D+i que hoy solo existe en la propaganda de la multinacional francesa.
Hay algún dato que debería aprovecharse: los fondos europeos de transición verde para el I+D+i y la presencia en el comité de dirección de un ‘avilesino’, Javier Colmenares, un técnico de prestigio que conoce como pocos las posibilidades de Asturias y que hoy es el responsable de Sekurit en Europa. Suficientes claves para que los responsables políticos empiecen a moverse.
Publicado en El Comercio-La Voz de Avilés el 30 de agosto de 2020