El extraordinario potencial industrial y de innovación de Avilés, clave de la recuperación de la crisis de 2020.
Estrenamos un nuevo año y a poco que apelemos a un futuro esperanzador, nos lanzaremos todos de cabeza en su búsqueda después de superar un año, el 2020, que ya ha pasado a la historia y que se recordará como aquel en el que el ser humano del siglo XXI que se creía indestructible se dio de bruces con la realidad que nos va a perseguir siempre: su vulnerabilidad. Resulta que un virus infeccioso microscópico ha sido capaz de cambiarnos la vida y de reducir todas nuestras expectativas a una sola: la salud. La salud, en la definición de la OMS, como el estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia.
Y ante la evidencia de las catastróficas consecuencias de la covid-19 sólo quedan dos alternativas. La primera, esperar a que todo pase y confiar en que su rastro nos deje las menores señales posibles. O la segunda, armarse de valor y mirar al frente para que las consecuencias de ese virus no terminen de arruinarnos como sociedad.
Bajemos a nuestra realidad cotidiana, la de nuestro país, la de nuestra región, la de nuestra ciudad. Bien es cierto que en este momento no hay muchos datos para el optimismo, en medio de un ambiente tóxico creado por esa clase política infame que ha sido incapaz de aprovechar una pandemia sanitaria insólita para unir a toda la sociedad en un objetivo único. Los renglones de los libros de historia se escribirán en rojo para significar que la mayor catástrofe sanitaria en cien años sirvió para que esa casta hiciera política con los muertos. ¡Qué tristeza de país! ¡Cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo con el aprovechamiento de otro tipo de muertos, los del terrorismo de ETA, por parte de gente que todavía hoy no solo no ha pedido perdón, sino que sigue la misma estela de sus antecesores y que ahora repite la misma estrategia sin importarle las consecuencias de la tragedia que nos vapulea a todos! Y que conste que no estoy hablando de Bildu, que en el caso de la pandemia sanitaria lo único que ha hecho ha sido apoyar al Gobierno y no poner palos en las ruedas.
La reflexión anterior serviría de poco –salvo la de la constatación de una realidad y la del lamento–, si a continuación no empezáramos a hablar del futuro que empieza al siguiente minuto de concluir esta frase.
Vivimos momentos trágicos y encima pertenecemos a una región en la que todo fluye a una, a dos o a cinco marchas más lentas de lo que observamos en tierras cercanas. Y ya no digamos en algunas lejanas. En Asturias practicamos de forma desesperante, ante cualquier propuesta de futuro, del tipo que sea, grande o pequeña, el «sí, pero», el «eso es imposible», el «ya veremos»… Comprobamos en su día que un Seat 600 subía el Pajares antiguo con cuatro pasajeros a bordo, aunque fuera con ventilación asistida, y no queremos entender que el Tesla ya nos arrolla a todos. En la carretera, en la Bolsa y, lo que es más importante, en el mundo de la innovación que piensa ya en Marte más que en nuestro planeta.
Peter Drucker, el conocido como mayor filósofo de la Administración, alumno de Keynes y de Schumpeter, dejó escrito que «la mejor manera de predecir el futuro es creándolo». No se me ocurre una frase más inspiradora para que acaben los lamentos –salvo los personales, afectados por la tragedia de la desaparición de un ser cercano– y empecemos a poner en orden el futuro.
Sin despreciar a nadie ni a ningún sector –una sola muerte ya es un drama que nos concierne a todos–, Avilés debe seguir dando pasos para concretar y potenciar ese proyecto de ciudad en el que la industria, de la mano de la innovación, debe configurar un futuro en el que todo lo demás gire en torno a esa enorme potencialidad que no tiene nadie en Asturias, muy pocas ciudades de su tamaño en España, y siga siendo un referente en Europa. Pese a la ceguera de algunos, un acicate para encarar el futuro.
El atropello de Alcoa puede tener solución efectiva todavía después de que la Audiencia Nacional haya admitido a trámite la querella presentada por la Confederación de Cuadros Profesionales contra un total de diez personas físicas y nueve jurídicas en relación con el proceso de venta de las plantas de la empresa Alcoa en Avilés y A Coruña. Los hechos pueden ser constitutivos de los delitos de estafa agravada, insolvencia punible, apropiación indebida, contra la seguridad de los trabajadores y pertenencia a grupo criminal. Y en el auto de admisión, con fecha de 22 de diciembre, la magistrada del juzgado Central de Instrucción 3, María Tardón, se ha dirigido a la Unidad Central de Delincuencia Económica (UDEF) para que realice una investigación integral respecto de las personas físicas y jurídicas contra las que se dirige la querella. Hay esperanza para reparar un atropello que fue denunciado y combatido desde el primer momento por LA VOZ DE AVILÉS. Sí, Avilés también tiene su periódico, otro activo excepcional.
Hay que confiar en la referencia mundial del I+D+i de ArcelorMittal en Avilés, en algún caso de la mano de Idonial. Hay que celebrar la potencia extraordinaria de Asturiana de Zinc, más allá del cambio que se acaba de producir en su cúpula directiva. AZSA es referente mundial del zinc, una empresa clave de la comarca de Avilés y el pulmón de su puerto. Saint-Gobain Avilés es un ejemplo europeo por su calidad y competitividad, herencia del espíritu arijano. Hace falta que su dirección francesa reafirme la apuesta de Avilés por encima del hasta ahora fallido intento marroquí. DuPont es una especie de lotería que siempre toca, sin ruido, pero con efectividad, dentro y fuera de su recinto. Fertiberia sigue creciendo. El Grupo Daniel Alonso continúa triunfando en el mundo: solo basta citar a Windar Renovables y a Idesa.
Y a partir de ahí –y esto solo es una muestra– es la propia ciudad la que tiene que abrazar ese enorme potencial para aprovecharlo y convertirse en ese Avilés moderno en el que vivir puede convertirse en un lujo si todos somos capaces de entender que el futuro lo creamos entre todos y para todos.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 3 de enero de 2021