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José María Urbano

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La Alianza por la Industria de Asturias cuestiona con razón las decisiones de un Gobierno en el que está Podemos.

La Alianza por la Industria, como antes lo fue la Mesa por la Industria de la comarca de Avilés nacen de la constatación de que se necesita una plataforma que haga llegar al Gobierno un planteamiento sobre la industria asturiana, y en particular la de la comarca de Avilés– como la más potente–, para suplir el escaso eco político que obtienen nuestros representantes en Madrid.

Casi se podría afirmar que la única formación política que se ha peleado en el Congreso por los intereses industriales de Asturias ha sido Foro y su diputado Isidro Martínez Oblanca. Por eso es importante que llegue ahora a Madrid una voz unánime desde Asturias para plantear que la industria de nuestra región es clave para nuestro presente y para nuestro futuro y que las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros, lejos de apoyar a esa industria, lo que están consiguiendo es ponerla en peligro, hasta el punto de que en algunos casos esas decisiones parecen invitaciones a la deslocalización.

¿Se puede ser optimista con esa Alianza por la Industria asturiana? No. Esto no es el País Vasco, en donde la conjunción de intereses políticos y sociales nunca han tenido dudas sobre lo realmente importante, lo que ellos denominan la ‘construcción de país’. Aquí, y ojalá tenga que rectificar más pronto que tarde, surgirán pronto las dudas, los recelos de unos hacia otros, primarán los intereses de partido en Madrid y al final, una vez más, el intento habrá ocupado algunas páginas de periódico, suscitado algún debate, habrá abierto informativos en la televisión regional y finalmente languidecerá alojado en las hemerotecas. Y el escrito reivindicativo irá directamente a la papelera, el mismo sitio al que fueron enviados otros similares, año tras año.

Y que conste que las reivindicaciones que hace esa Alianza por la Industria son concretas y adecuadas. Y recogen de forma ajustada unas demandas que son claves para evitar el declive progresivo de la industria asturiana: estatuto de las electrointensivas, compensaciones por derechos de emisión de CO2, un instrumento que sustituya al servicio de interrumpibilidad suprimido por la ministra de Transición Ecológica, y trato directo desde Madrid con las grandes multinacionales, no solo para asegurar su apuesta en Asturias, sino para que puedan incluso ampliar sus horizontes temporales y de inversión. Y hasta que se presten a ayudar en la captación de nuevas empresas y nuevos negocios.

 

Aleastur, otra empresa industrial asturiana que es un referente mundial desde la comarca de Avilés. Foto: S. LÓPEZ

 

Poco se puede añadir a ese documento de la Alianza, que debería obtener el respaldo de toda la sociedad. Por eso no deja de sorprender la posición de Podemos, que se ha desmarcado de una alianza que ha apoyado todo el tejido político, empresarial, social y educativo de Asturias. A Podemos habría que recordarle en primer lugar que, aunque parezca que no va con ellos, forman parte del Gobierno de Madrid. Sí, ese Gobierno que ha tomado una serie de decisiones que claramente perjudican a la industria asturiana. En suma, en misa y repicando una vez más.

Habla Enrique Gallart, responsable de Industria de Podemos Asturias: «En este momento no hay una evidencia documental clara que permita sostener la afirmación de que las empresas electrointensivas españolas pagan la tarifa más cara de Europa. ¿Vale? (…) ¿Qué decir de esto? No lo sé. A lo mejor es que alguien no ha hecho bien los deberes, igual es que alguien está dando por buenas determinadas informaciones que se dan». (Faltaría más: la prensa, ya se sabe, siempre deformando la realidad y confundiendo los datos). Para añadir más adelante el mismo Gallart que «las empresas piden subvenciones sin contrapartidas», «captan ayudas públicas y no invierten», «hay quejas de los trabajadores en ese sentido».

Ninguna empresa, ninguna multinacional que opere en Asturias ha pedido subvenciones, salvo la firma de convenios en beneficio de todas las partes, por ejemplo en I+D+i. Esas empresas lo que demandan es igualdad de condiciones y las mismas medidas que se adoptan en otros países para poder competir. La tarifa eléctrica en la industria del metal, la química y la cementera es clarísimamente más alta respecto a países como Francia y Alemania.

Ningún país ha cerrado de un plumazo las centrales térmicas, ni la UE ha obligado a ello en el aspecto temporal como lo he hecho España. Es más, la ‘verde’ Alemania ha abierto una central térmica de carbón nueva en Dortmund de 1,1 GW. ArcelorMittal acaba de firmar en Italia un acuerdo con una empresa pública para seguir operando, así que ningún miedo a esa figura de la entrada del Estado en las compañías privadas. Esta misma empresa mantiene el conocimiento y el talento en sus centros de I+D+i de Avilés, pero el desarrollo del acero verde lo hace en Alemania y Francia porque tiene la electricidad más barata. (Francia tiene 56 reactores nucleares para ello).

ArcelorMittal, Asturiana de Zinc, Grupo Daniel Alonso, Windar, Idesa, Hiasa, Asturfeito, Dupont, ThyssenKrupp, Saint-Gobain, Fertiberia, TSK, Zitron, Aleastur, PMG, Química del Nalón, Gondán, Armón, Tudela Veguín, Ence, ASLA y tantas otras empresas que operan en Asturias no piden dinero, siguen invirtiendo, pagan extraordinariamente bien a sus trabajadores y siguen apostando por esta tierra. (Dejemos a Alcoa fuera de esta ecuación por razones que ‘la prensa’ hemos desmenuzado hasta el mínimo detalle). Si sumáramos las inversiones de todas estas compañías tendríamos que hablar de miles de millones de euros. Sólo ArcelorMittal ha invertido en Asturias en los últimos cinco años la cantidad de 600 millones de euros.

A ver si el Gobierno de Madrid, del que participa Podemos, hace caso a la Alianza y rectifica con Asturias. Pero para eso se necesita manejar los datos reales, los de verdad. Porque sino, como nos enseñó Bertrand Russell, filósofo y matemático, «si partimos de algo falso, podemos demostrar cualquier cosa», antesala de su famosa frase: «Si 2+2=5, entonces yo soy el Papa».

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 31 de enero de 2021

 

 

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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