El Real Avilés es un patrimonio de esta ciudad desde 1903. Ni su propietario ni el gobierno municipal deben olvidarlo
El equipo de gobierno
socialista tiene la
obligación de sacar
adelante los proyectos
que están planteados
Irrenunciable
¿En nombre de quién
se acuerda con el
alcalde de Corvera que
la ciudad deportiva no
se haga en Avilés?
El pasado 13 de marzo publiqué en este mismo espacio y en el blog ‘Dame buenas noticias’ un artículo bajo el título ‘Acuerdo histórico’ para celebrar el convenio de colaboración suscrito entre el Real Avilés y la Asociación Atlética Avilesina, las dos entidades deportivas más representativas de esta ciudad. En su parte final, exponía que ese acuerdo dejaba en manos del Ayuntamiento de Avilés algunas cuestiones que habría que resolver y que atañían a las dos sociedades.
Y frente a una información que ya había adelantado este periódico sobre la posibilidad de llevar a Corvera el proyecto de una ciudad deportiva del Real Avilés que estaba planteando el propietario del club, finalizaba mi artículo así: «El máximo accionista del Real Avilés no debería confundirse. Como promotor privado puede llevar un proyecto del tipo que sea, a donde le plazca. Faltaría más. Pero con el nombre del Real Avilés, pensar que una ciudad deportiva del club y la Escuela que conlleva pueda salir del ámbito territorial del municipio de Avilés, suena a broma. Aunque en esta comarca haya voluntarios -agazapados, pero reconocibles- para regalarle los oídos, es mejor que no se distraiga y negocie con la única autoridad competente, la de Avilés, a la espera de que su Ayuntamiento sepa estar a la altura».
Dos días después, el propietario del club, Diego Baeza, quiso reunirse conmigo para hablar de ese asunto. 15 de marzo, cafetería Azul de Mar de El Quirinal, con Nacho Gutiérrez, jefe de deportes de LA VOZ DE AVILÉS, como encargado de presentarnos y como testigo de la posterior conversación. El máximo responsable del club avilesino me detalló todos los pasos que estaba dando para sacar adelante sus proyectos: adecuación del Suárez Puerta para cumplir con las normas de la Federación Española de Fútbol si se quería aspirar al ascenso; un proyecto ambicioso en el Suárez Puerta para convertirlo en un centro de ocio y hasta de atracción de nuevos negocios, al estilo de lo que se hizo de forma espectacular y brillante en Gijón; y una ciudad deportiva para acoger una escuela cada vez más potente, con unas instalaciones adecuadas. Me contó que estaba pagando ya la deuda ‘histórica’ que el club tenía con el Ayuntamiento, que durante veinte años no se había afrontado nunca; que había pedido una ayuda para poder fraccionar el pago de lo que le quedaba. (Baeza ha pagado ya 260.000 euros, que es prácticamente todo el principal de la deuda y ahora quedarían unos 360.000, que son en su mayor parte intereses de demora; y finalmente me aclaraba que todo eso, más lo que ya había hecho de mantenimiento y mejora del campo de fútbol había salido y saldrá de su bolsillo. En un acto de confianza, y ‘off the record’, me mostró los bocetos del proyecto que proponía para el Suárez Puerta que guardaba en su teléfono móvil. Espectacular.
Imagen del último amistoso entre el Real Avilés y el Real Oviedo en el Suárez Puerta. /
Respecto a «lo de Corvera», me ‘tranquilizó’ diciéndome que él mantenía una relación de amistad con el alcalde de ese municipio, pero que lógicamente la ciudad deportiva tendría que hacerse en Avilés. Salí de aquella reunión convencido de que Avilés estaba ante una grandísima oportunidad tras haber encontrado un propietario del Real Avilés que tenía las ideas claras, que estaba dispuesto a hacer una gran inversión y que la ciudad podría apostar por un proyecto ilusionante no solo en el aspecto deportivo, sino también en el económico y social.
El jueves, en una nueva exclusiva de LA VOZ DE AVILÉS, se desvelaba que «El Real Avilés lleva su ciudad deportiva a Corvera por falta de apoyo municipal». Terremoto en la Casa Consistorial y convocatoria por la vía de urgencia de la junta de portavoces. Es decir, mientras los periodistas -incluso los jubilados, como el que esto firma- sabemos lo que está sucediendo desde hace meses, el equipo de gobierno convoca a la oposición urgentísimamente ante una noticia de este periódico que confirma lo que se viene cociendo desde hace más de un año ante su total indiferencia y el nulo apoyo a los continuados requerimientos de Diego Baeza, que cayeron siempre en saco roto. El equipo de gobierno lo sabía, pero en cambio no comunica nada a la oposición y solo cuando salta el escándalo llama a los portavoces seguramente para «hacer piña» ahora y llamar al propietario del Real Avilés para que se explique, cosa que hizo el viernes.
El comunicado oficial que se envía desde el equipo de gobierno ese mismo viernes por la tarde, dice dos cosas a cada cual más sorprendentes. Primero, que Diego Baeza pague, porque la deuda «ni se condona, ni se aplaza». «Y luego ya hablamos». Después de veinte años de no ver un euro, viene un señor, paga 260.000 euros y pide una ayuda para ir pagando «a plazos» y se le dice que no.
El Ayuntamiento de Avilés tiene delegados al ente público de Servicios Tributarios del Principado de Asturias la gestión, recaudación e inspección de tributos y otros ingresos de derecho público no tributarios. ¿Es creíble que si la alcaldesa o, mejor, si un acuerdo de Pleno pide a ese ente de los servicios tributarios una fórmula de fraccionamiento de la deuda que le queda al Real Avilés no se va a conceder? ¿En el país de los delincuentes fiscales -futbolistas, empresarios y políticos, alguno de ellos en la cárcel- va a haber problemas para un fraccionamiento de pago de unos intereses de demora irrisorios, en base a facilitar un proyecto de ciudad? ¿El pago de esa deuda es incompatible con ir trabajando ya en el proyecto que ha presentado Diego Baeza como sostiene el equipo de gobierno?
Segunda cuestión. Dice la alcaldesa y la nota oficial que el Ayuntamiento no tiene terrenos municipales y que hay dificultades para encontrar otros privados, y que por lo tanto «en contacto con el alcalde de Corvera, se decide que la Ciudad Deportiva del Real Avilés se vaya a ese municipio». ¿Quién lo decide? Una cuestión de esta envergadura, que pone encima de la mesa un proyecto espectacular para esta ciudad no pasa por el Pleno del Ayuntamiento, que debidamente informado sobre lo que está sucediendo -cosa que no ha sucedido- seguramente lo va a aprobar por unanimidad. ¿En la ciudad de los convenios urbanísticos desde el advenimiento de la democracia alguien nos quiere decir que no hay capacidad para ponerse manos a la obra y conseguir unos terrenos adecuados para que ese proyecto se haga entero en Avilés, que es donde corresponde?
Respecto al alcalde de Corvera, que ya ha decidido salir públicamente para mostrar su satisfacción por algo que lleva meses trabajando con su amigo personal, Diego Baeza, nada que decir. Él mira por los intereses de su municipio. Y además es seguro que si lo consigue, enseguida va a tener apoyos del Gobierno regional y de la FSA, que navegan plácidamente en esa dicotomía cada vez más presente y lamentable de «es de los nuestros/no es de los nuestros». No quiero seguir.
A título personal, y pienso que coincidirán conmigo muchos ciudadanos de Avilés y socios del club, opino que el alcalde de Corvera, como cualquier alcalde, debería tener marcadas unas líneas rojas que nunca se deberían traspasar. Y en este caso, cuando se habla del Real Avilés, una de las señas de identidad de esta ciudad desde 1903, sí parece que él haya cruzado esa línea roja. Que en las últimas horas haya iniciado además un ‘tour informativo’ para presentar él los proyectos del Real Avilés, hasta el del Suárez Puerta, es algo que ya se me escapa. Reír o llorar.
Esperemos que Diego Baeza tenga también clara cuál es su apuesta por Avilés.
El equipo de gobierno avilesino está a tiempo de rectificar, de unir a toda la Corporación, y ponerse a trabajar en un proyecto de futuro que bajo ningún concepto esta ciudad puede permitirse el lujo de perder.
«La verdad existe. Solo se inventa la mentira». (Georges Braque).
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 25 de septiembre de 2022