Ecos del éxito del festival celebrado en Avilés, mientras llegan buenas noticias para el Sekurit de Saint-Gobain
A estas alturas de la película, uno va rebajando ya el nivel de exigencia personal y se conforma con unas pocas cosas. Por ejemplo, evitar las enfermedades, alejarse de las personas tóxicas, rodearse de las que te aportan algo… o intentar evitar los ladridos estridentes continuados de un perro en un restaurante. (Ejemplo: Cangas de Onís, domingo 2 de julio, 15.30 horas, entradas, plato principal, postre y café, mientras la dueña, del perro, le recriminaba «¡aquí no, eh, ya te dije que aquí no!». ¡Menos mal que le había leído la cartilla antes de salir de casa, que sino salimos todos los clientes del local camino de la farmacia de guardia a drogarnos con un ansiolítico para relajarnos!). Y finalmente, el reggaeton. Ni hablar.
Considero necesario hacer este preámbulo para que nadie se equivoque con las líneas que va a seguir leyendo (el que haya llegado hasta aquí). Al margen de gustos y formación musical, prefiero no meterme en las interioridades del fenómeno reggaeton porque habría que reflexionar sobre cuestiones tan serias como la educación que están recibiendo los niños/adolescentes y los valores que se les están inculcando -aparte del buen gusto-, y detenerse en las letras de esas canciones, que en un noventa por ciento atentan contra la dignidad de las mujeres. Con cero críticas, por cierto.
Dicho esto, Avilés acaba de acoger la segunda edición del Reggaeton Beach Festival (RBF) en el recinto del Pabellón de Exposiciones de La Magdalena con un rotundo éxito en todos los aspectos, se mire como se mire. En primer lugar, el de haber ofrecido un espectáculo de masas para gente muy joven, de 16 a 24 años (60 por ciento chicas, 40 por ciento chicos), que una vez más han dado una lección de saber estar y responsabilidad, sin ninguna incidencia digna de destacar.
El de haber movido unos 2.500 puestos de trabajo, directos e indirectos. La organización del RBF -creado hace diez años por un grupo de jóvenes de Badalona que siguen al frente- realizó en Avilés una selección de personal para los festivales de la zona Norte (Avilés, Nigrán -parroquia del área de Vigo- y Santander), convocándose a 1.253 candidatos/as para cubrir puestos de control de accesos, camareros/as, logística, apoyo ticketing, información, talleres… Se contrató directamente para estos puestos a 650 personas, a las que hay que añadir otras 250 contratadas por el medio centenar de empresas que trabajaron para el festival en carga y descarga, seguridad (130 vigilantes ), producción, empresas para montaje de luz y sonido, carretilleros, almacén y limpieza… Precisamente este año se hizo un esfuerzo especial en seguridad y limpieza. De lunes a miércoles se hizo todo el desmontaje del festival y el jueves se dejaba el recinto como si allí no se hubiese celebrado nada durante sábado y domingo.
El RBF no sólo consiguió llenar las plazas hoteleras de Avilés, sino que se vieron beneficiados establecimientos de toda la comarca, incluso de Oviedo y Gijón. Lo mismo se puede decir de la hostelería. Hay que tener en cuenta que de los 15.000 asistentes durante los dos días, el 37% vino de fuera de Asturias: País Vasco (1.000 personas), León (1.200), Madrid (800), Valladolid (300), Galicia (200), más las 1.400 de Gijón y 1.200 de Oviedo.
Hay que suponer lo que significa todo ese movimiento de fuera respecto a la imagen de la ciudad, teniendo en cuenta que muchos de esos jóvenes vinieron acompañados por sus mayores. Una gran publicidad para la ‘marca Avilés’, sin duda.
Y finalmente hay que reseñar otra cuestión igual de importante. La capacidad de Avilés -y aquí habrá que reconocer la labor de Yolanda Alonso como concejala de Cultura- para atraer espectáculos de este nivel y de este poder de atracción (el próximo será el del concierto de Manuel Carrasco en el mismo escenario el 28 de este mes de julio en su única actuación en Asturias), pese a la competencia nacional y regional.
El RBF eligió Avilés en vez otros emplazamientos, incluso en Asturias, porque aquí encontró algo difícil de alcanzar en otros sitios: una producción y unos medios que pocos pueden igualar. Nada nuevo en Avilés: el éxito como ciudad icónica de los estrenos teatrales en España desde hace muchos años se basa precisamente en eso, en los medios humanos y técnicos de primer nivel. Por eso Avilés comparte el RBF con ciudades como Marbella, Benidorm, Mallorca, Barcelona, Madrid, Santander, Torrevieja y Galicia (Nigrán).
En fin, éxito del reggaeton: espectáculo para los más jóvenes, creación de empleo, beneficios para hotelería y hostelería, una organización modélica y una excelente imagen de Avilés para exportar.
Ha pasado bastante desapercibida esta semana una reunión de alto nivel protagonizada por el director general de Sekurit, José Antonio Piqueras, en la planta de Saint-Gobain Avilés para anunciar una novedad importante: la carga de trabajo recibida para nuevos modelos de coches -la gran aspiración de este centro-, de las marcas Suzuki y Skoda, lo que junto a la producción de modelos de repuestos para VolksWagen Passat, hará que ya no habrá que utilizar más días del Erte este año. Fueron buenas noticias en general de la marcha del grupo tras consolidarse una serie de acciones puestas en marcha desde la dirección de la multinacional, lo que al final ha beneficiado al centro de Avilés, cuya división de Sekurit no ha ocultado sus problemas. Las buenas noticias serán completas el día que se anuncie la apuesta definitiva: la inversión del nuevo horno float en Avilés.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 9 de julio de 2023