A veces, observando algún discurso al respecto, se corre el riesgo de confundir la movilidad con una cuestión de tráfico exclusivamente, lo que nos lleva a un punto de partida erróneo. Si de verdad queremos y nos creemos que lo que está en juego es un modelo de ciudad de futuro, sostenible, adaptada a nuestras propias peculiaridades, lo que necesitamos son políticas transversales que al final nos acerquen a ese modelo que se aproxime al ideal.
Avilés ha avanzado mucho en los últimos años en este sentido, de ahí que en algunos aspectos se pueda hablar del ideal de la «ciudad de los quince minutos», esa que nos permite acceder caminando con una cierta facilidad a los servicios básicos de sanidad, educación, comercio, ocio, deporte… sin necesidad de utilizar el vehículo propio o el transporte público. El cuidado en el mantenimiento de un casco urbano envidiable por tantas cosas, la peatonalización que ha revalorizado calles y zonas enteras –Sabugo, Parque de El Muelle, Plaza Hermanos Orbón. como últimos ejemplos– y en general la visión de buscar una ciudad más cómoda y amable con los residentes y visitantes, está dando ya resultados.
Pero es incuestionable que aún queda mucho por hacer, en base a determinadas claves que conviene poner en el centro de esas políticas. El envejecimiento de la población de Avilés (27.494 personas mayores de 60 años en 2024 sobre una población de 75.663) constituye ya por sí solo un elemento esencial a la hora de plantearse cualquier proyecto de futuro sobre la ciudad y su movilidad. Y a partir de ahí surgen otras ramificaciones como son la conexión con los barrios, la calidad del transporte público, lineas y frecuencias, la habilitación de carriles bici como algo natural, no forzado. La mejora de accesos a la ciudad, los aparcamientos disuasorios –hay que dejar atrás la imagen deplorable que ofrece el de la estación de FEVE–, la modernización de los parkings de pago, que en el caso de Avilés dependen de la empresa municipal Ruasa… Sólo el de Las Meanas ofrece un servicio moderno en todos los sentidos. El de El Atrio cumple a secas su papel de apoyo al comercio de proximidad, y el de la plaza de España tiene un proyecto de mejora que es urgente poner en marcha para tratar de corregir los defectos de una construcción de hace 25 años, víctima de la avaricia que condenó a todos los parkings públicos y privados para aprovechar cada centímetro cuadrado en beneficio de sus promotores. Ahora se llevará a cabo una disminución en la segunda planta de 17 plazas, de 92 a 75, con el fin de atender mejor la demanda que requieren vehículos de mayor tamaño. Y de paso sería conveniente solventar otras cuestiones que mejorarían el servicio. Por ejemplo, nadie ha explicado hasta ahora el traslado de la máquina de pago desde el acceso de calle a la segunda planta, lo que obliga a las personas que tomen el ascensor a bajarse en la segunda, pagar, y volver a la escalera o al ascensor para retirar su coche si está en la tercera planta. Y ya sería para nota que la modernización de los parkings que dependen de Ruasa ofrecieran una aplicación desde la que se pudiera activar el go&park, entrada y pago automático sin pasar por cajeros, cada vez más utilizada en todas partes. ¿Sería muy difícil aprovechar la aplicación de Telpark, que se usa para la ORA, para ofrecer ese servicio?
Y finalmente, hablando de movilidad, hay otro apartado esencial, en este caso no técnico. Se trata de llegar y convencer al ciudadano. Puedes tener el mejor plan, el diseño más rompedor, el que marca una hoja de ruta más ambiciosa de cara al futuro, pero si esa cultura no la conoce en profundidad ni la asume el ciudadano como mejora, hay muchas posibilidades de que fracase. A nadie debería extrañarle que cualquier anuncio de subida de la ORA, por ejemplo, cuente de entrada con el rechazo general. Nadie quiere pagar más por un servicio cuyo sistema apenas evoluciona salvo en la parte impositiva y punitiva. El propietario de un vehículo paga anualmente la ‘viñeta’ al Ayuntamiento y es difícil convencerle de que una parte de ese dinero se dedica al mantenimiento de su sistema viario. A ese mismo propietario se le dice que si tiene un coche eléctrico aparcará gratis en la zona azul, pero si su coche tiene años no sólo pagará, sino que con el tiempo no podrá acceder al interior de la ciudad. Y ese ciudadano se planteará dos cosas. Una, si yo paso todos los años la ITV, pagando, ¿cuál es la razón de que mi coche se vea penalizado? Dos, ¿el Ayuntamiento esta beneficiando al ciudadano que puede comprarse un coche eléctrico o híbrido frente al que no puede o no quiere hacer ese desembolso?
Ojo con este tema porque en los últimos tiempos asistimos a algunas propuestas que, contando con dinero público, se venden como beneficiosas para todos sin distinción, cuando en realidad están marcando diferencias cada vez más notables. Hablamos de una región en donde no se ha aplicado la deflactación del IRPF, cuyo resumen es evitar que un trabajador pague más solo porque su salario subió, sin que al final vea compensada la subida de precios, con lo que el contribuyente pierde poder adquisitivo sin haber ganado realmente más. La misma región en la que se aprueba que la matrícula de la Universidad sea gratuita para todo el mundo. Es decir, la del hijo del trabajador o núcleo familiar que gana 27.558.60 euros, que fue el salario neto anual en España en 2024, exactamente igual que el que gana de 70.000 euros hacia arriba. ¿De verdad? ¿Política progresista? ¿Modelo fiscal Asturias?
Informar, explicar, formar, convencer. Fuera de ahí, hablemos de movilidad o de justicia social, corremos el riesgo de caer simplemente en la propaganda. En Avilés, en Asturias y en España.
En la imagen, la avenida de Los Telares acaba de estrenar asfaltado y carril bus a falta del completar el intercambiador. P. NOSTI
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 9 de noviembre de 2025