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José María Urbano

Dame buenas noticias

COGER LA OLA

Avilés debe aprovechar sus extraordinarias fortalezas para sumarse, pese a las malas noticias como la de Alcoa, al proceso imparable de la digitalización y de las nuevas tecnologías

Si Avilés fuera en este momento un paciente en la consulta médica sería carne de Prozac para curar su estado depresivo, ese que han provocado las malas noticias de las última semanas en forma de decisiones empresariales que nos espantan a todos y que amenazan a cientos de familias que ven peligrar el puesto de trabajo que sustenta sus vidas. Alcoa es el paradigma de ese estado de ánimo. Y encima detrás han seguido en los últimos días los anuncios de Brico Dépôt y de Chemastur, cincuenta empleos en Trasona, ocho en San Juan.

Nunca será un consuelo saber que esto no es una «enfermedad» que de repente haya afectado a Avilés. Estamos ante una situación global en la que la incertidumbre va a ser nuestro acompañante para siempre, al menos hasta que no se vislumbre otro sistema que hoy por hoy no somos capaces de adivinar. A nivel local, como el nacional, asistimos desde hace meses a una desaceleración observada por todos los empresarios, grandes y pequeños, que no deja de ser una prevención antes de concluir que estamos metidos ya de lleno en una nueva crisis. Pero tampoco somos distintos, por poner solo un ejemplo, a lo que está sucediendo en Francia, en donde el pasado día 17 se inició la ‘revolución’ de los ‘gilets jaunes’, los chalecos amarillos, que han bloqueado las principales arterias galas para protestar por el aumento del precio de los combustibles y de los impuestos.

Ni nos deben servir de consuelo las penurias ajenas ni tampoco flagelarnos permanentemente con los problemas internos, por graves que sean, a los que habrá que seguir haciendo frente con demostraciones de fuerza como las del pasado día ocho, con 50.000 personas en las calles de Avilés para gritar que ‘Alcoa no se cierra’, o respaldando la posición de su comité de empresa que está siendo un ejemplo de entereza y de energía, sin perder la sensatez, que al final es lo que deja más en evidencia la infame posición de una multinacional como Alcoa. Su cobardía en España le perseguirá siempre por mucho que prime espléndidamente a sus accionistas gracias a sus excelentes resultados.

La desaceleración que denuncian algunos, la crisis que vislumbran otros seguramente nos va a seguir ofreciendo «malas noticias». Hoy mismo existe una empresa emblemática en esta ciudad que está requiriendo respiración asistida tras haber asumido en su día unos servicios públicos que otros se negaron a prestar, simplemente porque económicamente no les eran demasiado rentables.ola-para-blog

Pues bien, esa empresa que salió al rescate de un servicio público que nos beneficia a todos como ciudadanos está a punto de colapsar ante la indiferencia de unas entidades bancarias concretas que se muestran dispuestas a facilitar el pago de una comida en un restaurante en tres cómodos plazos sin intereses –en lo que constituye el culmen de la obscenidad por parte y parte– , pero que a la vez se muestran implacables ante el descubierto mínimo de cualquier familia acuciada por un imprevisto en su humilde cuenta, a la que someten a una persecución extenuante y hasta denunciable. O a denegar el auxilio a una sociedad con problemas que necesita una simple refinanciación de créditos. En esta región esas mismas entidades bancarias han dejado quebrar a empresas con un gran historial de creación de riqueza y empleo. ¿Les sirve de ejemplo la avilesina Los Telares, en donde un empresario íntegro pasó de tener cola en su despacho para ofrecerle todas las líneas de crédito y de negocio que a él se le ocurriesen a darle un portazo cuando necesitó una mínima ayuda para tratar de sacar a flote su más de centenar de empresas en toda España?

De estas cosas lógicamente no ha hablado la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) en su exhibición del pasado viernes, en donde uno agradece la crítica con datos y a la vez las propuestas, pero echa en falta una mínima autocrítica y desde luego que hubiese añadido las medidas 23 ó 24 (las suyas llegaron a la 22) para denunciar, por ejemplo, comportamientos deleznables como los de Alcoa; o la absoluta falta de compromiso empresarial en Asturias para aprovechar la presencia de multinacionales como ArcelorMittal, Alcoa, Saint-Gobain, DuPont, Fertiberia, Asturiana de Zinc, ThyssenKrupp y otras para haber conformado, aguas abajo, un tejido empresarial envidiable e imparable en España y en Europa. O su silencio durante años –y también el viernes– ante la constatación pura y dura de que una empresa pública como Ensidesa, más tarde Aceralia y luego ArcelorMittal sólo ha servido en Asturias para la proliferación de una casta de «chatarreros» que exhiben su poderío lo mismo en Salinas que en Somió.

Afortunadamente ha habido excepciones, que son las que hoy por hoy nos permiten confiar en el futuro, pese a una coyuntura global que no juega a nuestro favor. De esas apuestas de unos pocos han nacido líderes mundiales en sectores que aportan ya una riqueza extraordinaria a la sociedad.

Avilés debe hacer una reflexión profunda para llegar a la conclusión de que –independientemente de la cortedad y necedad política de quienes ven los toros desde la barrera sin ningún tipo de compromiso–, es en este momento una de las ciudades con un mayor potencial de crecimiento en Europa. Sí, es cierto, penamos hoy por Alcoa, Brico Dépôt y Chemastur, e incluso por otras que puedan sorprendernos negativamente no tardando mucho, pero contamos con herramientas extraordinarias para subirnos a la ola del futuro. Como ninguna otra ciudad en Asturias y como muy pocas en este país.

A las multinacionales conocidas, a un tejido industrial envidiable como el que representa el Grupo Daniel Alonso, a empresas avanzadas como CSC (DXC Technology), hay que sumar un clúster industrial que tiene su imagen en el Polo del Acero, en la Manzana del Acero, el ITMA, todo bajo el paraguas del Parque Tecnológico Isla de la Innovación y, sobre todo, en una máquina tractora capaz de liderar el cambio de paradigma para llegar al mundo de la digitalización y de las nuevas tecnologías, como es ArcelorMittal, su Centro de Investigación de Avilés, y personalidades de relieve mundial como Nicolás de Abajo o Gregory Ludkovsky, convertidos ya en dos referentes de la I+D+I del siglo XXI. El primero con despacho en Avilés. El segundo, un enamorado de esta ciudad a través del centro de Marqués de Suances.

Si Avilés, si Asturias, si España no coge esta ola de la modernidad industrial basada en la digitalización y en los nuevos procesos estaremos condenados dentro de dos, tres o cuatro años a repetir en la primera página de los periódicos noticias como la de Alcoa.

Hablando de olas, en la primera semana del curso de surfista enseñan que hay que buscar que la tabla se deslice lo más posible en la superficie del agua, o la importancia de que cuando llegue la ola que se quiere surfear la tabla tenga la máxima velocidad posible, por lo que habrá que poner todo el empeño en que la remada imprima la máxima velocidad. Y, sobre todo, que cuando se surfee, se mire siempre hacia adelante y no a la tabla.

Vayamos a por la ola.

 

Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 25 de noviembre de 2018

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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