El Hospital San Agustín y el exalcalde Manuel Ponga nos hablan de la realidad de un Avilés forjado en el trabajo de muchas personas.
Nada de lo que tenemos nos tocó en la tómbola, como piensan algunos. Conviene recordarlo de vez en cuando porque a veces uno tiene la sensación de que se tiende a pensar que todas las cosas que tenemos como ciudad, todos los avances, las infraestructuras, los servicios públicos están ahí desde siempre y que se han conseguido de una forma sencilla, como si los juegos de azar nos hubiesen sido siempre favorables y el premio gordo lo lleváramos nosotros. Veamos dos ejemplos.
El Monitor de Reputación Sanitaria acaba de dar a conocer su informe anual sobre los hospitales y servicios clínicos con mejor reputación en 2018. Se trata de una evaluación independiente, amplia y con rigor del sistema sanitario español, basado en nueve evaluaciones y 5.656 encuestas a profesionales, analizando 180 indicadores objetivos de 2.280 servicios públicos y examinando un total de 24 especialidades.
Pues bien, tres hospitales públicos y una clínica privada asturianos figuran entre los cien primeros de un ranking nacional integrado por 791 hospitales, de los que 451 pertenecen al Sistema Nacional de Salud. El HUCA se alza hasta el puesto 19, el Hospital de Cabueñes se sitúa en el 62 y el Hospital Universitario San Agustín en el 95. El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega ocupa la cuarta posición en la especialidad de Oftalmología.
En resumen, tres hospitales y una clínica privada entre los cien primeros de España en una comunidad autónoma uniprovincial, con menos ya de un millón de habitantes, y con esos tres hospitales citados distantes entre sí a menos de treinta kilómetros.
Si tenemos en cuenta que Madrid y Barcelona acaparan lógicamente los grandes equipos médicos, el hecho de que Asturias figure con cuatro centros entre los cien primeros habla por sí solo del nivel de excelencia que la sanidad regional ha alcanzado. Se podrá hablar luego de las circunstancias que rodean a la atención médica, como las listas de espera, por referirnos a la primera variable que se tiene en cuenta siempre a la hora de los análisis, pero ahí habría que reflexionar también sobre otra serie de circunstancias, entre ellas el de contar con la población más envejecida del país, y Avilés a la cabeza en la región, con lo que eso supone en la cronificación de los problemas de salud y las necesidades inherentes a esa condición.
El Hospital San Agustín y la red de centros de salud, a los que hay que sumar el Hospital Avilés, los centros de día y las residencias para mayores hacen que la atención sanitaria en general sea en esta ciudad un lujo en un contexto de crisis en donde los recursos económicos se ven recortados mientras el gasto aumenta. Sólo hace falta echar un vistazo a los presupuestos regionales y a la propuesta que acaba de hacer el equipo de Gobierno en el Ayuntamiento de Avilés. El 68,1 por ciento irá destinado al gasto social. (Podríamos hablar a dónde nos conduce esto si no somos capaces de avanzar en la economía productiva, pero ese es otro asunto).
Datos y distinciones que nos hablan de un servicio sanitario envidiable, que llega a todas las personas sin excepción, como uno de los grandes derechos alcanzados en este país. Esta misma semana, un avilesino, Santiago García Castañón, residente en Estados Unidos desde 1985, catedrático de literatura española en Western Carolina University, comentaba respecto a una ‘imposible’ comparación entre el sistema sanitario español y el norteamericano lo siguiente: «Como anécdota, hace poco tuve que ir a urgencias y estuve allí media hora. La broma ascendió a 1.200 dólares, de los cuales mi seguro cubrió 300 y mi copago fueron 900. Cada noche de hospitalización cuesta unos 650 dólares. Una operación sencilla de hernia sin estar hospitalizado cuesta unos 30.000 dólares. Si te haces un seguro privado para una familia de cuatro personas, la prima ¡mensual! cuesta unos 1.200. Una operación de riesgo medio-alto, como puede ser un trasplante, puede ascender fácilmente a dos millones de dólares. Y así sucesivamente. Es una locura…». Pregunto: ¿A cuánta gente se la condena a morir por falta de asistencia médica en Estados Unidos? Cada uno que saque sus propias conclusiones.
Homenaje a Ponga
El Club Tenis de Mesa Avilés brindó ayer un sencillo homenaje a Manuel Ponga Santamarta, el primer alcalde de Avilés de la democracia, para agradecerle la propia existencia de la entidad, ya que fue él el que impulsó su creación y el que puso todos los medios para que el club saliera adelante, llegara a la élite del tenis de mesa nacional y, sobre todo, se convirtiera en una escuela por la que han pasado casi un millar de jóvenes. Y el que dispuso que Juan Carlos Paramá –no diga tenis de mesa, diga Paramá– pilotara aquel proyecto, con Álvaro Álvarez como presidente, cargo que sigue ostentando desde el primer día, con el paréntesis de los cuatro años del mandato de Agustín González como alcalde del PP. Tanto él como Santiago Rodríguez Vega, Pilar Varela y la actual alcaldesa, Mariví Monteserín, no hicieron otra cosa que seguir la línea de apoyo de Manuel Ponga. Y allí estuvieron ayer para arroparlo, como hubiera estado, sin ninguna duda, el fallecido Agustín González.
Echando un poco la vista atrás hay que recordar que en los años sesenta y setenta había tantas cosas pendientes por hacer en esta ciudad, como consecuencia del extraordinario crecimiento provocado por las grandes empresas, con Ensidesa a la cabeza, que el deporte siempre se quedaba para el final. Cuando Manuel Ponga fue elegido alcalde y echó a andar la nueva Corporación salida de las urnas, el deporte empezó a tener su sitio en una ciudad que en aquel momento tenía la población más joven de Europa. Se trataba de hacer llegar la práctica deportiva a toda la población y para ello se necesitaban nuevos equipamientos. El polideportivo de La Magdalena fue el primero, aunque la colocación de la primera piedra correspondió a la anterior Corporación que presidía Ricardo Fernández Suárez ‘Rico’.
En 1978 nace la Fundación Deportiva Municipal, la primera de Asturias y una de las tres más antiguas de España; en 1983 se fundan las escuelas municipales de deporte, como la de ciclismo, tiro con arco o la misma de tenis de mesa. En 1985 se creó el Club FDM Avilés Tenis de Mesa y un año después se inauguró la sala de tenis de mesa del polideportivo de La Magdalena, una de las mejores de España por sus condiciones «milimétricas» para la práctica de ese deporte. Avilés se metió en la élite del tenis de mesa a nivel nacional frente a ‘monstruos’ de Madrid, Barcelona o Granada, en donde el dinero de La General (hoy Caja Granada) fluía como si no hubiera un mañana. Avilés es hoy un ejemplo en el deporte, por el número de practicantes y por instalaciones, gracias al interés y el trabajo de gente como Manuel Ponga. Por eso el homenaje de ayer, sentido, hecho con todo el cariño del mundo, es justo y merecido.
El éxito del Hospital San Agustín o la realidad del Club Avilés Tenis de Mesa tienen detrás la visión, el esfuerzo y el trabajo de muchas personas, ayer representadas en Manuel Ponga. No, nada nos ha sido regalado.
(En la fotografía, Manuel Ponga, sentado en el centro, con Santiago Rodríguez Vega, Mariví Monteserín, Álvaro Álvarez, Pilar Varela y Juan Carlos Paramá, en el acto de ayer en homenaje al primer alcalde de Avilés de la democracia. Foto: Marieta).
Publicado en el diario La Voz de Avilés-El Comercio el día 2 de diciembre de 2018.