>

Blogs

José María Urbano

Dame buenas noticias

EUROPA SE LA JUEGA

La decisión de ArcelorMittal sobre el recorte de producción en Asturias solo tiene salida desde las políticas de la Unión Europea y de la apuesta por la industria del Gobierno español.

ArcelorMittal dio la sorpresa el lunes al anunciar un recorte de su producción en Europa de 3,2 millones de toneladas de acero, repartidas entre Asturias, Cracovia, Polonia y Taranto, Italia. Las medidas no dejaron de sorprender en el sector siderúrgico europeo después de que el viernes 3, el presidente de Eurofer, junto con siete responsables de empresas siderúrgicas del nivel de ThyssenKrupp, VoestAlpine o Tata Steel Europe hicieran llegar al presidente de la Comisión Europea, Roland Juncker, y a la comisaria de Comercio, Cecilia Malström, una carta de doble sentido. Por un lado, destacar que las medidas de salvaguarda adoptadas por la UE para el acero comunitario habían fracasado y la necesidad imperiosa de adoptar otras nuevas.

Las importaciones de productos planos (bobina) por parte de países extracomunitarios, sobre todo de Turquía, aumentaron un 15 por ciento en el primer trimestre, lo mismo que en productos largos (alambrón), mientras Indonesia inunda el mismo espacio europeo con sus importaciones de acero inoxidable. Una «invasión» realizada con ventaja: la de no tener que cumplir con las exigentes medidas medioambientales a las que se obliga a las compañías europeas, además de las ayudas directas en esos países en conceptos como el del coste de la energía, terrenos, financiación estatal…

ArcelorMittal en este caso ha ido por libre, acogiéndose a lo que ella interioriza como la «tormenta perfecta» en contra de sus intereses. No hace falta repetirlos: competencia brutal iniciada por la guerra comercial de Estados Unidos y China, que incide directamente en los precios tanto de materia prima como de producto elaborado, costes de la energía disparados en países como España, y un tremendo aumento del coste de los derechos de emisión de CO2, cifrado en un 230 por ciento más desde principios de 2018. Por si este panorama no fuera ya bastante dramático, ArcelorMittal sufre en Brasil, en su negocio de mineral de hierro en Minas Gerais, las consecuencias de una situación generada por el accidente ocurrido el 25 de enero pasado en una compañía de la competencia, Vale, al desbordarse una de sus presas de contención de lodos y desechos con el resultado de más de 300 muertos. ArcelorMittal decidió hace unos días, por precaución, pedir la inspección de una de sus presas y las autoridades dispusieron la evacuación de una población cercana. Además de la caída en Bolsa –un 6 por ciento en Amsterdam y un 5 por ciento en el Ibex español–, se ve afectada la producción de mineral de hierro, que es de 1,2 millones de toneladas anuales.

En resumen, el problema de ArcelorMittal, como el del resto de las siderúrgicas europeas, no es tanto una bajada de su cifra de negocio (19.918 millones de dólares en el primer trimestre de este año, superior al tercer y cuarto trimestre de 2018), como de resultado neto (414 millones hoy frente a 1.193 del cuarto trimestre del año pasado). El valor de la explotación/tonelada de ArcelorMittal en el primer trimestre se quedó en 35 dólares, frente a los 51, 76, 109 y 73 que obtuvo en cada uno de los trimestres de 2018.

 

GRAF3695. DAVOS (SUIZA), 23/01/2019.- El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), ha mantenido esta tarde en Davos un encuentro con el consejero delegado de ArcelorMittal, Lakshi Mittal, responsable del grupo siderúrgico y minero integrado más grande del mundo, presente en más de 180 países, entre ellos España.- EFE/Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

Pedro Sánchez se entrevistó el 23 de enero en el Foro de Davos con Lakshmi Mittal. EFE

Conclusión: si caen los márgenes de ArcelorMittal, como los de cualquier empresa, la capacidad de inversión se limita y a partir de ahí todo el mundo sabe que una forma de optimizar márgenes es recurrir a la deslocalización en busca de mercados más «sencillos», más dóciles, más rentables.

Analizada la situación concreta de ArcelorMittal y de las empresas europeas en general, la conclusión a la que se debería llegar es sencilla: Europa se está jugando su futuro. A Trump le van bien sus guerras, al menos de momento; el desarrollo de China es imparable, lo mismo que el de los países asiáticos, mientras Rusia, Turquía o India no les van a la zaga. En Europa somos ricos en análisis detallados de situación (en eso en Asturias somos alumnos aventajados), pero arrastramos una burocracia mastodóntica que provoca casi de forma constante llegar tarde para solucionar los conflictos. La Unión Europea no es capaz de seguir el ritmo que imponen y demandan las empresas y sectores estratégicos enteros.

Analizado lo anterior, ¿qué le queda a Asturias y a España para tratar de asegurar como mínimo las fortalezas industriales actuales? En el caso de nuestra región, poco, más allá de que el Gobierno regional, sindicatos y patronal insistan, cada uno desde su parcela, en la necesidad de reivindicar medidas que sirvan para que las grandes multinacionales no encuentren disculpas para aprobar decisiones traumáticas para el empleo y la riqueza de la región. En ese sentido, el apoyo del Ejecutivo regional a los centros de I+D+i de la compañía siderúrgica sí es una medida efectiva. Algunos ni se imaginan el valor de ese apoyo visto desde las sedes de Amsterdam y Luxemburgo.

En el caso de España como país, la cuestión es muy diferente. En primer lugar hay que definir cuál debe ser la política industrial, si de verdad creemos en ella o si debemos atenernos al pensamiento de la ministra de Transición Ecológica, que parece despreciar la industria electrointensiva, que es la que tenemos en Asturias, sin que nos haya explicado todavía cuáles son las alternativas reales para evitar el sufrimiento. ArcelorMittal no ha «tocado» en su decisión anunciada el lunes a países como Francia, Alemania o Bélgica. A lo mejor eso tiene que ver con una negociación directa de Macron con Lakshmi Mittal en el caso de Francia. Es cierto que Pedro Sánchez se reunió en Davos con el magnate indio –Mariano Rajoy ni siquiera lo hizo–, pero el peso de nuestro país en la Unión Europea dista mucho del que tuvo en su día.

Francia parece un buen espejo en el que mirarse cuando se habla de velar por el tejido industrial de un país. Actuando sin complejos. Los sucesivos gobiernos, incluido el de Macron ahora, nunca ha tenido problemas para actuar en la defensa de sus empresas y de sus sectores estratégicos. Lo demostró el mes pasado cuando el Estado francés tomó el 7,4 por ciento de las acciones de Valeo, proveedor global del automóvil; lo hizo en 2014 yendo al rescate de una PSA en quiebra y ese mismo año realizó una nacionalización temporal de los astilleros STX; en 2015 pasó de un 15% en el accionariado de Renault a controlar el 19,7; y subió al 19% en Air France para asegurar una minoría de bloqueo. Anteriormente, en 2004, también había acudido al rescate de Alstom.

Pero de la misma forma, Macron plantea en su Plan para la Creación y Transformación de Empresa desprenderse de un tercio de las participaciones que el Estado tiene en empresas estratégicas con lo que podría obtener más de 30.000 millones de euros. Según el análisis hecho por el Financial Times, el Estado francés tenía a mediados del año pasado acciones en 21 empresas por valor de 100.000 millones de euros. El objetivo es el de crear un fondo de inversión público de 10.000 millones de euros para el impulso de la innovación y las pymes –inteligencia artificial, nanoelectrónica o vehículos–, generando a las arcas públicas unos beneficios anuales del entorno de los 200-300 millones de euros, según recoge el diario económico La Tribune.

Bruno Le Maire, el ministro de Economía galo resumió así esa política: «Es indispensable redifinir el lugar del Estado en nuestra economía. ¿Deseamos un Estado que se contente con obtener dividendos o un Estado-estratega que se prepara ante el futuro». No creo que se pueda definir mejor una estrategia económica de un país desde un Gobierno.

Publicado el 12 de mayo de 2019 en El Comercio-La Voz de Avilés

Temas

Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


mayo 2019
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031