La esencia del tratamiento de salud mental y la investigación en la industria del acero son referentes que no deberían verse afectados por debates políticos
Existe un ‘Modelo Avilés’ de Salud Mental, como existe otro ‘Modelo Avilés’ en la nueva configuración industrial de una ciudad y una comarca que supo aprovechar las pasadas crisis para reinventarse. En el primer caso, el modelo de atención a las personas con trastorno mental grave a través de los ETAC (Equipos de Tratamiento Asertivo Comunitario) se puede decir que ha conseguido que toda España –el porcentaje puede ser de un 90 por ciento de las comunidades– esté pendiente de poder ponerlo en marcha, como se puso de manifiesto en el 13º Simposio Nacional celebrado el pasado mes de junio en la ciudad.
En el segundo caso, el modelo se vertebra en torno a las cinco multinacionales de la comarca, en los nuevos sectores en los que brillan con luz propia las empresas metalmecánicas que han sabido evolucionar para integrarse en esos nuevos mercados, la presencia de un puerto que está aprovechando sus últimas ampliaciones y, sobre todo, dos centros de I+D, el del ITMA y el de ArcelorMittal, que con su solo potencial lideran la llamada ‘Manzana del acero’, con la vista puesta en las ayudas que Bruselas está dispuesta a ofrecer a proyectos como éste.
Pues bien, no es que haya habido ‘movimientos sísmicos’ recientes en torno a uno y otro modelo, pero sí que han venido a confluir en las últimas fechas algunos debates de tipo más político que técnico que se han expuesto entre una cierta ambigüedad, en el primer caso, y a modo de toque de atención para denunciar lo que no deja de ser un caso muy concreto, en el segundo. Esa coincidencia debería poner en guardia a todo el mundo en esta ciudad.
El debate generado en la Junta General del Principado sobre el Plan de Salud Mental vuelve a dejar en el aire el modelo de tratamiento. Entre el más clásico, si se puede decir así, basado fundamentalmente en el concepto de camas y despachos, que implica un mayor coste no sólo por la nueva obra de centros asistenciales, sino por su mantenimiento posterior y por el número de personal que se necesita para atenderlos. Y frente a él, el modelo del tratamiento asertivo, el ‘Modelo Avilés’ que grita: «no quiero camas, todos los pacientes caminan». Un modelo, el de Montevil, Gijón, con 30 camas, que hay que atender con su plantilla correspondiente. Y otro, el de Avilés –y también el de Oviedo–, en donde el ETAC atiende a 150 pacientes con tan sólo cuatro enfermeras, y en el que lo que se piden no son camas, sino viviendas normalizadas, pisos para acoger y atender a esas personas que han llegado a estos equipos derivados desde los Centros de Salud Mental (CSM) de La Magdalena y el Quirinal, que también gozan de un merecido prestigio y que tratan aproximadamente al 75 por ciento de los pacientes, mientras que el 20% , los más graves, son derivados al ETAC, que a su vez los devuelve al CSM cuando logra su mejora y estabilización.
Fue lo que se puso de manifiesto en el pasado simposio ya reseñado, utilizando las palabras de sus organizadores: la trinchera desde la que hay que luchar por la integración social de los pacientes graves ha evolucionado desde modelos centrocéntricos a la individualización y normalización de las redes de apoyo.
En el simposio de junio celebrado en Avilés, un joven de la localidad francesa de Lille –ciudad que junto con Trieste cuenta con un centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud– señaló que los seis o siete dispositivos programados de atención que funcionan allí, ninguno lleva despacho, todos son móviles, dinámicos, con mucho trabajo en la calle. Potenciar ahora los dispositivos de larga estancia de los enfermos supondría volver a los tiempos de los ‘manicomios’, con La Cadellada como triste ejemplo felizmente superado hace años.
Mientras tanto, se constata que el servicio que más médicos residentes recibe de fuera cada año para recibir formación es precisamente el Área de Gestión Clínica de Salud Mental del Área III (Hospital San Agustín), en donde se asienta el auténtico motor del ‘Modelo Avilés’. En definitiva, un ‘Modelo Avilés’ que es imprescindible preservar y defender, alejándolo de cualquier pugna o juego político, y mucho menos utilizándolo como moneda de cambio de posibles y futuros compromisos políticos en nuestra región. La ciudad debería estar atenta.
Como debería estarlo en el siguiente debate, el de ‘La manzana del acero’, que articula el conjunto de personas, equipamientos y edificios que se dedican a la investigación en este sector en el entorno del PEPA y que lideran tanto el ITMA como ArcelorMittal. Un proyecto al que se han unido empresas asturianas y otras de fuera, pequeñas y grandes transformadoras del acero, y otras de base tecnológica e ingenierías. Las amplias expectativas de aumentar el número de compañías dispuestas a unirse al proyecto no son una quimera, sino una realidad que ya se puede anticipar y casi palpar.
El problema surgido en el ITMA con algunos investigadores, sustanciado en los juzgados de lo social, no debería situarse en el eje del debate sobre un proyecto que también es un referente europeo e incluso mundial, cuando hablamos de la importancia de contar con el concurso del Centro de Desarrollo Tecnológico de ArcelorMittal, el centro de I+D de referencia en este momento para el líder mundial indiscutible de la siderurgia, con excepcionales incursiones en campos tan complejos como el de la minería, el agua o la logística. Es tan amplio el horizonte que se abre con este proyecto S2 (Steel Square o La manzana del acero), que lo peor que nos podría pasar es que el ‘juego político’ utilizara también esta realidad para sus debates y sus confrontaciones.
Avilés, que ha perdido muchos trenes simplemente porque no ha sido capaz de defender sus propios intereses ante injerencias externas –algunas inconfesables–, tiene dos ‘Modelo Avilés’ que bajo ningún concepto debe perder o dejarse arrebatar. Habrá que pedir a la sociedad civil que se mantenga alerta y a la clase política local que esté, llegado el caso, a la altura de las circunstancias.
Adiós a Rosa Serrano
El fallecimiento, la semana pasada, de Rosa Serrano, concejala socialista en dos mandatos, de 1999 a 2007, en los que fue responsable de área de Festejos, nos llena de tristeza a todos los que la conocimos y valoramos su espíritu jovial, su capacidad de trabajo y su lealtad. El recuerdo de Rosa Serrano quedará para siempre en esta ciudad como un modelo de mujer entregada a la política, enriqueciendo con ello su labor previa en el área del asociacionismo vecinal, del que procedía. Rosa vivió durante muchos años volcada con «su» Carbayedo, pero con el mismo entusiasmo, con el mismo espíritu de trabajo y con la misma humildad se dedicó en cuerpo y alma a un área de festejos en donde todavía hoy muchas cosas bien hechas llevan su impronta. Y con esa misma humildad supo retirarse de la política y elegir un escenario discreto que compartió con los suyos. Inolvidable Rosa Serrano, amiga leal de sus amigos.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 17 de julio de 2016