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José María Urbano

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EL FUTURO ES HOY

‘AsturiasInnova+’ pretende apoyar un cambio de mentalidad que nos permita visibilizar la realidad de una región que ya está presente en un mundo cada vez más exigente.

Asturias necesita un cambio de mentalidad, con una conciencia mayor de lo que somos
‘Está pasando’. La nueva Asturias es una realidad, no un sueño
Digamos adiós a la industria como la hemos conocido. Bienvenida la innovación

 

Cuando Ridley Scott dirigió Blade Runner en 1982, adaptando la novela ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ que Phillip K. Dick escribió en 1968, se fijaba la acción de la película en Los Ángeles en noviembre de 2019. Es decir, hoy. Treinta y siete años después del estreno de la película y cincuenta de la publicación del libro, el mundo global en el que vivimos se pregunta, no sin inquietud, qué nos espera mañana. Y confía en obtener respuestas concretas a problemas complejos que al final nos crean la ansiedad que genera siempre la incertidumbre. Porque, cabe preguntarse, ¿quién sabe por dónde van a ir los dibujos del futuro en un tiempo en el que la velocidad de vértigo con la que sucede todo hace que algunas cosas habrán cambiado ya cuando uno termine de leer este artículo?

Bien, pues en Asturias, como sucede en todas partes, nos afanamos en tratar de debatir y reflexionar sobre lo que somos y a lo que aspiramos, y en concreto lo que nos va deparar la nueva revolución industrial a la que asiste el mundo, la llamada revolución 4.0. Asturias necesita, en primer lugar, un cambio de mentalidad que tiene que venir de una mayor conciencia de lo que realmente somos, herederos ya lejanos de una empresa pública, pero poseedores de unas fortalezas que superan con creces nuestras debilidades y nuestros problemas, que lógicamente también arrastramos. Unos, compartidos con buena parte del país, como el de una población muy envejecida, que provoca a su vez un encarecimiento de servicios básicos como el de la sanidad, y que demanda por ello una financiación autonómica solidaria que tenga en cuenta esos factores de corrección imprescindibles para compensar el problema descrito u otros como el de un territorio especial, tanto por sus características físicas, como por la actual organización territorial que impide o dificulta proyectos como el del área metropolitana. Sin duda, el mejor trampolín para acceder a las ingentes posibilidades de financiación que tiene abiertas en este momento la Unión Europea para aspectos como el de la descarbonización, la movilidad o el fomento de las nuevas tecnologías.

Y otros problemas propios, como son el coste de la energía que lastra a las empresas electrointensivas de la región, que constituyen la mejor esencia de nuestra economía. En el plano positivo, Asturias ha conseguido, junto con otras regiones como Galicia, que el Gobierno tenga entre sus prioridades un estatuto que ayude a las empresas a poder competir en igualdad de condiciones con Europa y con el mundo. Creo en ese sentido que no ha tenido el eco que se merecía la decisión del Gobierno en funciones de Pedro Sánchez de compensar a las empresas por los costes del CO2, otorgándole a cada una de las compañías afectadas la cantidad de dinero que habían solicitado. Es justo reconocer esa decisión. No nos quedemos solo en la crítica.

Y frente a esos problemas, nuestras fortalezas: las de un enclave industrial que se sitúa como uno de los más importantes de Europa, con multinacionales asentadas y anunciando inversiones multimillonarias (Arcelor, Asturiana de Zinc); con compañías como Windar, Grupo Daniel Alonso, que lideran el mundo en sectores emergentes como el eólico y el off shore; con un potentísimo sector metalmecánico; con una corriente imparable por situarse en las nuevas exigencias como la del vehículo eléctrico o el de servicios avanzados a las empresas… Y junto a todo esto, con unos centros de I+D+i, con ArcelorMittal como máquina tractora, que son ya referentes mundiales en cuestiones como la Inteligencia Artificial, 3D, nuevos materiales como el grafeno, nuevos productos y nuevos procesos de fabricación.

Bien, pues con todo esto –que bajando al detalle nos desvelaría cosas asombrosas y enormes posibilidades de desarrollo que hoy hay que silenciar por simple y entendible prudencia–, es con lo que Asturias debe experimentar ya un cambio gigantesco en cuanto a mentalidad. Digamos adiós a la industria como la hemos conocido hasta ahora, abracemos la cola de la nueva industria para ligarla a las nuevas tecnologías y asegurar así su futuro; hablemos de una región moderna que es capaz de asombrar en el mundo, como se hace desde los centros de I+D+i de ArcelorMittal de Asturias, con tres asturianos liderando su estructura global; aprovechemos la fuerza y la posición de otras compañías que lideran sus sectores; hagamos que la Universidad sea el centro de esos nuevos tiempos; reformemos lo que haga falta la educación y la Formación Profesional para poder responder a la demanda de nuevos perfiles cada vez más exigentes; fomentemos el talento de nuestros jóvenes, siendo capaces de atraerlos una vez finalizada su experiencia internacional; aplaudamos y apoyemos a la nueva Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad que debe ser clave en este momento histórico de un cambio de era al que estamos asistiendo.

Está pasando. Pensemos en el mañana, pero seamos conscientes de que la nueva Asturias es hoy una realidad, no un sueño. Nos falta cambiar el chip, como se dice coloquialmente. Dejemos atrás la toneladona, las prejubilaciones, la dependencia de las subvenciones… Tiempos que no van a volver, tiempos superados. Abracemos ya el presente.

En esta tarea que nos obliga a todos, a toda la sociedad en general, este periódico, EL COMERCIO y LA VOZ DE AVILÉS, reafirma hoy su histórico y leal compromiso con la sociedad asturiana con el inicio de un nuevo proyecto, Asturias Innova+, que tiene entre sus objetivos colaborar en una labor de divulgación que es básica en este momento, a la vista del desconocimiento existente en la sociedad sobre proyectos de relieve mundial que se están desarrollando ya y que pasan desapercibidos hasta en sectores de la población que supuestamente deberían ser los mejor informados. Una divulgación que colabore a ese cambio de mentalidad que consista, entre otras cosas, en desvelar el «ya está pasando», más que en regodearnos en lo que fuimos y en entretenernos demasiado en adivinar el futuro.

Al lado de las naves voladoras, de Blade Runner nos queda el recuerdo del monólogo del replicante Roy Batty: «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais». Ojalá pronto lo podamos aplicar al análisis del resultado de esa Asturias que hoy ya es una realidad.

Publicado en El Comercio-La Voz de Avilés el 17 de noviembre de 2019

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Sobre el autor

José María Urbano. Periodista. ExJefe de Redacción de La Voz de Avilés-El Comercio. Columnista de este periódico y director de AsturiasInnova+, el proyecto de divulgación de la innovación, la ciencia y la tecnología adscrito al Grupo El Comercio (Grupo Vocento). El relato de los hechos y los fundamentos de la opinión sólo pueden tener su base en el poder de los datos. En un mundo en el que imperan los clics, los shares, las notas teledirigidas, las ruedas de prensa sin preguntas y las declaraciones huecas en busca de un titular, hay que reivindicar el periodismo hecho por profesionales. Política, economía, cultura, deportes... la vida en general, tienen cabida en este espacio que pretende ir más allá de la inmediatez, la ficción y el ruido que impera apoyado en las redes sociales. El periodismo es otra cosa.


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