El sorprendente cese de Enrique González en el Área Sanitaria III, la muerte de ‘Rico’ y el homenaje a Raúl González nos dejan una infinidad de enseñanzas.
En España, el acceso a la función pública está inspirado por la Constitución, que en su artículo 103.3 establece que el mismo será «acorde con los principios de mérito y capacidad». No hay dudas por lo tanto respecto a las exigencias para quien ocupa un cargo en la Administración. Hace unos días, esta región y particularmente esta ciudad y esta comarca se veían sorprendidas con el cese del gerente del Área Sanitaria III, Enrique González, un médico que, una vez más, había dejado muestras de su extraordinaria capacidad de gestión para sacar adelante un proyecto que ha sido alabado por todo el mundo: por sus propios compañeros, por la plantilla del Hospital San Agustín, por los sindicatos y, lo que es más importante, por los usuarios de la sanidad pública en Avilés y comarca.
Nadie ha dicho ni una palabra, ni desde las instancias del Gobierno regional ni desde la FSA-PSOE (partido en el que milita González desde hace treinta años), seguramente porque, como organizaciones, también se vieron sorprendidas. Las reacciones llegaron desde «fuera», las de los profesionales, pacientes, asociaciones de vecinos… A través de declaraciones públicas, cartas y ya no digamos en las redes sociales. Un resumen rápido de lo que fue una coincidencia general: un atropello en toda regla.
(Antes de seguir creo que es necesario hacer una aclaración: soy amigo personal de Enrique González, él un chaval de Llaranes, yo del barrio de La Luz –ellos pensaban siempre que había diferencias a su favor, nosotros les demostramos de largo que no–, reencontrados tras sumar trienios de actividad como para regalar, cada uno en su ámbito).
El hoy gerente en funciones del Área Sanitaria III es médico y máster en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad de Oviedo, además de otra serie de titulaciones y experiencias, entre ellas las de docente. Dirigió varios hospitales en Asturias y en Andalucía. De 2004 a 2008 fue viceconsejero de Salud de la Junta de Andalucía, en donde llegó a gestionar directamente presupuestos de 9.500 millones de euros. (El presupuesto total de Asturias presentado para 2020 asciende a 4.757 millones de euros). Dos simples reseñas andaluzas: dirigió el diseño y coordinación del Plan Andaluz de la Salud y puso en marcha el primer Banco de Células Madre de España, en enero de 2004, en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, que cuenta con cinco centros y 1.400 camas. Un centro que se desarrolló en tiempo récord para evitar la prohibición que pretendía el Gobierno de la nación (Ana Pastor, Ministra de Sanidad), mediante una modificación de la Ley de Reproducción Asistida que exigía autorización previa del Ministerio de Sanidad para la investigación con células madre embrionarias, lo que habría retrasado durante años el inicio de la investigación biomédica en este campo.
Finalmente, de vuelta a Asturias, como director general de Sanidad del Principado, destacar su gestión en la implantación de la receta electrónica en la región, la coordinación y puesta en marcha del HUCA y del Hospital Vital Álvarez Buylla; y la puesta en marcha del proyecto de creación de la FINBA. Y ya como gerente del Área Sanitaria III, la ejecución de un proyecto que se resume así: el Hospital San Agustín figura este año en el puesto 82 de los cien mejores hospitales de España, subiendo nada menos que trece puestos respecto al ranking del año anterior, y sin que por sus dimensiones pueda compararse con la mayoría de los hospitales (por ejemplo el HUCA y Cabueñes en Asturias).
Si es por «mérito y capacidad», es probable que en Asturias no existan en este momento más de tres o cuatro profesionales que puedan aportar ni un curriculum similar ni la trayectoria de Enrique González en la gestión de la sanidad pública.
Con todo, existe otra cuestión que agrava aún más un cese que no entiende nadie, salvo el grupúsculo que toma la decisión, y es el que afecta de lleno a Avilés y comarca. Hay determinados cargos que nombra directamente la Administración pública que, inmediatamente, por su disposición, se implican de tal forma con el territorio que en muy poco tiempo se convierten por sus aportaciones en actores principales del desarrollo de ese espacio. Y eso es lo que ha sucedido con Enrique González, capaz de gestionar lo general –incluso con propuestas que fueron novedad en Asturias–, pero a la vez implicarse en la solución de los problemas de los barrios, como ha sucedido en Sabugo, La Carriona, o en localidades como Cancienes, o ya no digamos con el Centro de Salud de Corvera.
La pérdida es doble. La de una personalidad muy destacada en la gestión sanitaria y la de un cargo público integrado e implicado en el desarrollo de su territorio. Al final, uno recuerda nombres como el de
Pilar Varela, como consejera de Bienestar Social, el de Ana Concejo, como directora general de Innovación, y suma ahora el de Enrique González, y se pregunta por las razones por las que se aparta a personas cuya capacidad profesional y gestión reconocen hasta los partidos de la oposición y los sindicatos. ¿Debería ponerse Avilés en alerta ante decisiones difícilmente entendibles desde la óptica del «mérito y la capacidad»?
Rico y Raúl
Esta semana ha fallecido Ricardo Fernández Suárez ‘Rico’. Se han agotado las palabras de amigos, conocidos y rivales políticos para destacar la categoría humana y profesional del que, por encima de todo, fue una persona buena, que nos deja a todos su eterna sonrisa, algo que no hacía más que remarcar esa bonhomía. ‘Rico’ representa como pocos al político de antes, al que solo le preocupaba su ciudad y el que aplicaba siempre el sentido común porque no ‘entendía’, sobre todo a última hora, el «juego político» que nos asombra a todos cada día un poco más. Trabajador incansable, modesto, educado, respetuoso, afable y siempre sonriente, Ricardo nos deja el legado de un alcalde que tomó el bastón de mando cuando esta ciudad empezaba la extraordinaria transformación que hoy podemos observar gracias a personas como él.
Y este miércoles, esta ciudad, Avilés, va a brindar un homenaje de los que merece la pena enmarcar: premio especial a la trayectoria y a los valores del deporte a Raúl González Pérez. En pocas ocasiones una gala del deporte va a hacer tanta justicia como en esta ocasión. Raúl ha sido un sabio en el fútbol, en la gestión de escuelas deportivas como la del Ensidesa, en nuevas técnicas de preparación… Solo tuvo un problema: era y es un tipo serio, normal, que nunca quiso padrinos. Y por eso no tuvo la suerte que se hubiese merecido. Y por eso algunos hasta le maltrataron pese a su éxitos deportivos, como se puso de manifiesto a escasos treinta kilómetros de su casa avilesina.
‘Rico’ y Raúl son espejos en los que mirarse cada día y los que nos animan a pensar que, pese a ‘grupúsculos’ indeseables, en la vida hay mucha gente ejemplar que merece la pena.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 8 de diciembre de 2019