La última inversión anunciada en Avilés destaca alguna de las fortalezas de la ciudad / Mercedes Fernández exhibe un curioso concepto de la democracia interna en el PP
El anuncio de una nueva inversión en Avilés de la mano de empresarios astur chilenos, adelantada por LA VOZ DE AVILÉS este pasado miércoles, debe celebrarse como algo positivo, no tanto por el volumen de la inversión en sí, que tampoco es de las que llame la atención de forma sobresaliente en una tierra de multinacionales, sino por dos aspectos dignos de tener en cuenta.
En primer lugar, la identidad de los inversores, una familia asturiana asentada en Chile, en donde tiene negocios de hotelería, actividad inmobiliaria y vinos. Y en segundo lugar, las «razones» que han esgrimido para fijarse en Avilés y no en otro sitio para llevar a cabo sus inversiones.
Edificio del antiguo Del Río, primera inversión chilena en Avilés, en las calles La Cámara y Rui Pérez. Foto: Marieta.
Inversiones Trespalacios Sánchez ha anunciado la compra del edificio número 10 de la calle Rui Pérez –dos millones de euros de inversión final– para dedicarlo a espacios comerciales, profesionales y residenciales, sin descartar «nuevas noticias» de aquí a final de año. Es la segunda operación de este tipo tras la realizada en 2013 por otro empresario chileno, Lucio Torre, que se hizo con todo el edificio de Del Río, con fachadas a La Cámara y también a Rui Pérez.
La explicación de Inversiones Trespalacios Sánchez para cerrar ahora la operación es de manual: se ha acabado la incertidumbre política que supone llevar un año con un Gobierno en funciones. No sé si esos mismos políticos son capaces de entender el daño que le hacen al país entero mientras resuelven «sus» problemas.
Y respecto a las razones de fijarse en Avilés –siempre tenemos la sensación de que este tipo de inversiones de asturianos que triunfan en Latinoamérica se quedan en el Oriente asturiano fundamentalmente– también son dignas de destacarse porque nos hablan de algunas de las fortalezas de la propia ciudad, no por conocidas menos relevantes. Y es bueno que nos lo recuerden empresarios que vienen de fuera.
El tejido industrial de Avilés y su área de influencia territorial, con cinco multinacionales, un sector metalmecánico muy potente, un puerto y un cada vez mayor sector tecnológico con empresas de servicios avanzados y centros de investigación punteros en el mundo hacen que los sueldos de miles de trabajadores sean todavía de «los de antes», lo que asegura unos niveles de renta superiores a los que ofrecen otras economías basadas en los servicios y desde luego, muy por encima de los «nuevos sueldos» surgidos tras la crisis de 2008. Sueldos tan vergonzantes como la precariedad de los empleos que los generan y las infames condiciones de muchos de ellos.
La segunda razón del inversor chileno en Rui Pérez ha sido la hermosa realidad de un casco histórico que invita a descubrirlo y a disfrutarlo, haciendo de Avilés una ciudad amigable de cara al turista y contribuyendo a mejorar, también cada día, la calidad de vida de las personas que aquí vivimos.
Dicen que el futuro de las ciudades pasa por hacerlas caminables, habitables y verdes. Seguramente nos queda mucho por hacer en ese sentido, pero uno no renuncia a echar la vista atrás, ayer mismo como quien dice, y comprobar el ingente salto de calidad que se ha producido en Avilés, fruto de una transformación en la que sin duda ha triunfado la adaptación a los nuevos tiempos marcados por las sucesivas crisis económicas.
Y este poder de adaptación que ha tenido la ciudad –con un coste no pequeño, por supuesto– sí que supone, a mi modo de ver, una de las grandes fortalezas de Avilés frente a ese mundo nuevo, el de la globalización, que amenaza con arrollarnos cada día. Un mundo en el que el poder de transformación de la política se diluye cada día más frente a los intereses y el poder de las grandes corporaciones, las mismas que están provocando una merma continua de la capacidad de reacción de la población. (Un ejemplo en nuestra propia casa: la amenaza real de que Alcoa cierre en Avilés y se vaya, como ya ha hecho en Estados Unidos o, mucho más cerca, en Italia).
Cuando hace unos pocos años surgió el nombre de Amazon, la empresa creada por Jeff Bezos en 1994, todos vimos hasta con cierta simpatía aquella tienda virtual que permitía acceder a millones de títulos para comprar libros de forma cómoda, rápida y hasta barata. Pues bien, Amazon Premium ha desembarcado ya en Madrid y Barcelona para poner en los domicilios particulares, en una hora, una caja de la compra de 20 kilos en la que el cliente habrá metido desde su ordenador, o desde la aplicación que se habrá bajado en el smartphone, unos zapatos, unas piezas de fruta, la carne, un vino especial o el papel higiénico. Habrá cerrado su caja y en una hora la tendrá en su casa. Amazon, la simpática y gigante librería, convertida en depredador del pequeño comercio y de los supermercados.
Así son los resultados de la globalización, las nuevas tecnologías, el internet de las cosas…
Por eso es importante que Avilés, sus responsables políticos, la sociedad civil, no ceje en su empeño de seguir dando pasos en base a sus propias fortalezas y a no perder nunca la perspectiva de saber quiénes somos y hacia dónde debemos dirigirnos, tratando de no cometer demasiadas equivocaciones y de no distraernos en cuestiones que no tengan nada que ver con el único objetivo de mejorar la vida de los ciudadanos. Empresarios chilenos nos lo acaban de recordar.
Mercedes Fernández
La presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández, quiso hacer el pasado martes una demostración de fuerza en Avilés, la ciudad en donde ella y su equipo vienen actuando con un dudoso gusto democrático, que va desde la imposición de un candidato a las elecciones locales a la asfixia económica de la junta local, cerrando una cuenta bancaria que previamente habían vaciado sin avisar a quienes eran sus titulares. Todo ello, faltando a la verdad si es preciso, como hizo el diputado y secretario de Organización del PP asturiano Luis Venta el pasado día 15 (ver LA VOZ del día 16, domingo), con el único objetivo de apartar definitivamente a la actual presidenta del PP de Avilés, Carmen Maniega.
Mercedes Fernández quiso exhibir el miércoles su poder de convocatoria. Acudieron militantes de todas partes, de Gijón, de las cuencas, de la comarca… y pocos de Avilés. Ninguneó a la presidenta y a la junta local de Avilés y habló del impuesto de Sucesiones. De Avilés, poco o nada: «No lo sigo con intensidad, ya ha hablado Luis Venta»…Y la perla final: «Nuestro candidato para las próximas elecciones en Avilés es Carlos Rodríguez de la Torre».
Habría que buscar en las hemerotecas para comprobar si ha habido en el PP nacional un caso similar, en el que un responsable avance con dos años de antelación el nombre de un candidato a una autonomía o a un ayuntamiento. Y desde luego es impensable que alguien lo hiciera si sabe de antemano que ella misma y más tarde Avilés deberán celebrar un congreso en el que, si no cambian las normas, serán los militantes los que elegirán a sus representantes. Mercedes Fernández parece tener un problema con las designaciones a dedo.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el día 30 de octubre de 2016