JOSÉ MARÍA URBANO
Director de AsturiasInnova+
Existen dos formas de participar en una jornada técnica como la que organizaron el viernes en el Hotel Balneario de Las Caldas la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) y Deloitte. Una, la de asistir como oyente durante toda la mañana al testimonio de ocho profesionales –directivos y técnicos de empresas– y, otra, la de llegar al final y participar en el posterior almuerzo que va a estar encabezado en este caso por el presidente del Principado, minutos después de la clausura oficial de su consejero de Industria. La diferencia es notoria. La que va de empaparte del diagnóstico y los problemas del mundo real a la del discurso oficial, que lógicamente no ha podido tener en cuenta las conclusiones profesionales de la jornada.
Uno, que durante toda la mañana tuvo la oportunidad –gracias a la invitación de Ana Sánchez, directora de la Zona Noroeste de APD– de enriquecerse con los datos ofrecidos por los profesionales que debatieron sobre ‘El impacto de los Fondos Next Generation en Asturias’, salió de allí más convencido que nunca de algunas cuestiones que ofrecen pocas dudas.
Los fondos europeos, una herramienta extraordinaria para los cambios estructurales que necesita este país y esta región, no van a ser el bálsamo de Fierabrás mientras no consigamos un cambio en la mentalidad de la sociedad para premiar el valor del esfuerzo y de la innovación, o revolucionar el mundo de la Universidad. O mientras no acabemos con el lastre de una administración pública burocratizada y adocenada hasta límites insoportables en sus trámites y sus tiempos, y encima ante la queja farisaica de unos políticos incapaces de su reforma a través de un gran pacto de estado, pendientes como están de los votos del empleado público –muchos votos– más que del interés general.
Publicado en El Comercio-La Voz de Avilés el 12 de junio de 2022