La oferta y el éxito de la programación festiva y de ocio desde el mes de junio consigue el «lleno total» de Avilés
La oferta y el éxito de la programación festiva y de ocio desde el mes de junio consigue el «lleno total» de Avilés
Hace unos pocos días leí un texto ensalzando a Gijón como la única gran ciudad de Asturias capaz de mantener una programación estival que fuera más allá del final de la Feria de Muestras y del festival de la sidra. En el mismo escrito se señalaba que Oviedo, en cambio, sólo podía ofrecer un programa festivo en el entorno de San Mateo, en la tercera semana de septiembre, mientras que todo el programa de verano de Avilés se limitaba a «la semana de San Agustín».
Como supongo que detrás de ese planteamiento solo existe desconocimiento y no otras intenciones, deberé insistir hoy en que Avilés tiene un problema de ‘venta’ de su imagen y de la realidad de la propia ciudad. Ni siquiera a unas decenas de kilómetros, ni siquiera en Asturias, se tiene un conocimiento real de Avilés, y no me refiero en este caso a la realidad física de la ciudad, sino a lo que se ‘cuece’ dentro de ella en el aspecto económico, social, cultural y deportivo.
Vayamos a los datos, los únicos que sirven cuando uno quiere entrar en debate para rebatir algunas sentencias o para desmontar aseveraciones basadas en estereotipos o en ideas preconcebidas que necesitan un reseteo con urgencia.
Primera afirmación. Avilés es hoy, dentro de los territorios más importantes de Asturias en cuanto a su peso específico en población y en su entramado económico y social, la ciudad que ofrece a sus ciudadanos y a sus visitantes la mayor oferta festiva y de ocio de la región durante todo el verano, desde junio a septiembre, ambos incluidos. Lo que explica que Avilés -aunque no aparezca en esos estudios ‘profundísimos’ de Otea, esa patronal que se ha convertido en el único interlocutor del Principado y del Ayuntamiento de Oviedo (y así les va a una y a otros)-, pueda ofrecer unas cifras de ocupación hotelera (100% en julio) y de rendimiento en sus locales de restauración que, proporcionalmente, también son únicos en Asturias.
El Ayuntamiento de Avilés, sus responsables de Festejos y Promoción, han conseguido sacar adelante un programa que, pese a los problemas económicos derivados de una crisis desconocida -una pandemia sanitaria no vista en cien años y una guerra en pleno corazón europeo que nos puede llevar directamente al caos en la Unión Europea y en casi todo el mundo- ha logrado que Avilés esté todavía a día de hoy ‘a reventar’. Solo hay que salir a la calle para comprobarlo.
Los datos. Solo un resumen y una puntualización: el 95 por ciento de los actos organizados han sido gratuitos.
Junio. Organización de 27 eventos. Alguno, como Focart, tuvo diez días de duración y sólo se consigna como si fuera uno, en el que figuraron conciertos tan relevantes por su repercusión entre la juventud como el Reggaeton Beach Festival -más de 15.000 asistentes-, la Liga Nacional de Grafitti, Famous Wine, Noche Blanca, teatro, deporte…
Julio. 27 eventos también durante todo el mes. Focart, Celsius (referente mundial), Apple Bowl (internacional junior de tenis en sus veintidós ediciones), campeonato de España de Atletismo sub 16, el festival Asturisas…
Agosto. 52 eventos. Muchos de ellos con varios días de duración y contabilizados también como un solo evento: La Grapa, La Mar de Ruido, Factorías Summer, Avilés suena bien, teatro clásico, conciertos (Assia, Paris de Noia, Café Quijano, entre muchos otros), Festival de la Cerveza, visitas guiadas a la rula, mes gastronómico con pescados de Avilés, Festival Internacional de Música y Danza, concierto ‘Sinatra & Jobim project’ en el parque de Ferrera, una exhibición de sensibilidad y buen gusto; el concurso de ganado (el segundo más antiguo de la Península Ibérica), el mercado medieval en un casco histórico que causa asombro a sus miles de visitantes, la XLII feria de cerámica (sí, 42 años), el partido de la selección española femenina de voleibol, los fuegos (poco que envidiar a nadie), las atracciones de feria, el recinto dedicado en exclusiva a los niños…
Todo ello ha logrado que durante tres meses haya habido en la ciudad una oferta extraordinaria en la que elegir, para todas las edades, para todos los gustos y repartiéndose por varios escenarios, de forma que el mundo de la hostelería principalmente se haya beneficiado. Lejos queda aquel tiempo en el que, efectivamente, las fiestas de verano se reducían casi a la semana de San Agustín.
Esto no va de comparaciones. Gijón y Oviedo son lo que son, ciudades espectaculares ambas, pero Avilés es Avilés y puede exhibir en los últimos años -aunque en éste ha logrado batir todos los récords- una programación que se prolonga durante todo el verano.
Sin complejos de ningún tipo, pero con un problema sobre el que hay que insistir: falta promoción, falta información fuera de Avilés hacia el resto de la región. Bien es cierto que los visitantes son los mejores publicistas de una ciudad que sorprende, asombra, entretiene y hace sentir a todo el mundo como ese amigo al que estamos encantados de recibir y ayudar para que su estancia sea inolvidable, de forma que lo cuente cuando se vaya a su lugar de origen y regrese. Pero hay que esforzarse en ‘vender’ mejor una ciudad y una oferta veraniega extraordinarias.
No me olvido del trinomio fiestas-ruido-descanso. Como no soy masoquista, dejo en manos de la autoridad competente, en contacto con los vecinos, la resolución de un problema que no se puede esconder. Está ahí y perjudica a muchas personas. Habrá que estudiarlo y tenerlo en cuenta, aunque haya que partir de la base de que se haga lo que se haga, nunca estará a gusto de todos.
En todo caso, este año ha hablado el programa, la calle y la multitud de visitantes. Y el éxito ha sido rotundo. Continuará en septiembre.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 28 de agosto de 2022