Avilés debería aprovechar el salto de calidad en la oferta aérea y exigir que no se esconda el valor de su puerto
La semana nos dejó una de las mejores noticias de los últimos tiempos que podrían darse en el Principado de Asturias, y por lo tanto, y por muchos motivos, en Avilés y comarca. El aeropuerto de Asturias ha conseguido situarse a un gran nivel en cuanto a destinos nacionales e internacionales y eso constituye un apoyo importantísimo para la industria, el comercio y el turismo.
Cuando Bilbao se convirtió a partir de 1992 en un referente mundial gracias al Guggenheim, a su plan urbanístico y de transporte y a una colaboración público-privada que logró auténticos iconos de la arquitectura, se observó por la parte empresarial la necesidad de poner en valor otro aspecto clave: el de su aeropuerto. De esa forma, Loiu, a doce kilómetros de la capital vasca, hizo un esfuerzo por buscar conexiones internacionales que favorecieran a las grandes empresas, y a continuación incrementar todas las posibilidades del turismo en la doble dirección, de entrada y salida.
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El presidente del Principado recibió el martes a los primeros pasajeros del vuelo de Milán. PALOMA UCHA
El aeropuerto de Asturias ofrece desde esta semana una oferta que es casi calcada de la de Bilbao, con dieciséis destinos nacionales, trece internacionales y doscientas conexiones. De esta forma se resuelve una vieja reivindicación empresarial, que siempre expresaba las dificultades para moverse por Europa, tanto para salir como para recibir a directivos, técnicos y proveedores. Milán, Roma, Munich, París, Bruselas, Frankfurt, Düsseldorf, Amsterdam, Lisboa, Londres o Dublín nos ponen en el centro de los negocios de la Unión Europea. Mientras tanto, los vuelos nacionales atienden las necesidades más orientadas al turismo.
Sin duda estamos ante un salto cualitativo extraordinario al que le falta resolver un problema grave: la ausencia de competencia con Iberia para la conexión con Madrid. Tener que pagar hasta 400 euros por un billete de ida y vuelta en el día a Madrid es sencillamente escandaloso. Las diferencias a igualdad de fechas, de dos o tres días, no son aceptables: Madrid, 289 euros; Dublín, 78,33; Londres, 80; París, 82,98; Amsterdam, 92,98; Lisboa, 133 euros.
En tiempos preelectorales como en los que nos encontramos, siempre es reconfortante el anuncio real -el real, palpable, no a futuros- de avances como éste, que tienen además otra derivada sobresaliente: la del turismo. Igualmente, hay que celebrar la campaña que está llevando a cabo la viceconsejería de Turismo en toda Europa sobre la excelencia del Principado. Espectacular.
Y finalmente, hay una tercera pata para celebrar este salto cualitativo del aeropuerto: el servicio a los asturianos, que ven incrementadas sus posibilidades para programar sus viajes y sus vacaciones, sea cual sea su opción.
A partir de ahí quedan cuestiones por resolver. Saber si la conexión del aeropuerto es la correcta y cumple con lo que es habitual en otras comunidades, en otras ciudades europeas. Hablamos y reivindicamos lanzaderas ferroviarias -yo el primero-, pero al final nos damos de bruces con la realidad. La conexión ferroviaria del aeropuerto de Asturias es hoy una quimera. ¿Qué conexión? ¿A dónde? ¿Con qué tiempos? Son preguntas que nos hacemos hoy, pero que se tenían que haber planteado hace cincuenta y cinco años, cuando se inauguró el aeropuerto, y no se han hecho. Por eso el panorama actual de nuestras conexiones ferroviarias planteado hoy cierra cualquier debate al respecto.
Avilés, como cabecera de la comarca y puerta de entrada desde el aeropuerto, debería analizar si merecería la pena hacer su propia campaña para aprovechar las nuevas posibilidades que se abren para plantearlas como fortalezas propias de cara al mundo empresarial – el existente y el que se pretende captar-, y el del turismo.Casco histórico, Centro Niemeyer, la ría, la oferta cultural, la gastronomía, sus fiestas y hasta el ambiente en las calles, unido a su exclusivo potencial industrial y el nuevo valor de la innovación, bien valdría una ambiciosa campaña de promoción, aprovechando la que está haciendo el Principado. No habría dinero mejor empleado.
Un simple aviso. En el discurso que se lanza desde el Principado de Asturias cuando se habla de las reivindicaciones del Arco Atlántico -la unión de las comunidades cantábricas sobre las conexiones fundamentalmente- empieza a imperar poco a poco la idea de que en Asturias todo se reduce a la importancia de El Musel y la Zalia.
No nos equivoquemos. El Musel es muy importante por lo que tiene y por lo que aspira a tener -sin entrar en detalles, que los hay- y la Zalia es, hoy, una aspiracion a algo importante que de momento solo se traduce en una ingente inversión económica sin ningún resultado práctico. Y dejémoslo ahí.
Avilés debe reivindicar en ese foro, y en todos los foros, que el puerto de Avilés es clave en la economía asturiana: un puerto de referencia en Europa en el movimiento de componentes eólicos y de energías renovables; único en Asturias conectado en sus dos márgenes a la red nacional de ferrocarril a pie de cantil (¿cómo es posible que Asturias no ‘venda’ esta opción?); muelle exclusivo de una compañía líder mundial como Asturiana de Zinc, o de Fertiberia, o del mayor puerto pesquero de Asturias y uno de los más importantes del Cantábrico. Sin hablar de las expectativas con los nuevos productos de Arcelor. Y respecto al terreno industrial, ahí está el PEPA -en pleno funcionamiento, no como ensoñación- y el futuro que se abre con lo que fueron las baterías de cok de la antigua Ensidesa.
Nadie debería obviarlo.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 2 de abril de 2023