Avilés y Asturias deben reivindicar en el concurso de Alu Ibérica el mejor proyecto para la economía y el empleo
La figura del administrador concursal y su labor están regulados por ley, así que no caben dudas sobre cuál es su papel en este caso que nos ocupa en la planta de Alcoa-Avilés. Se entiende que estamos ante un profesional imparcial y justo nombrado por un juez, cuyo objetivo único debe ser atender las demandas de los acreedores y, si es posible, rescatar la empresa, algo que se descarta en el caso de Alcoa-Alu Ibérica. Se podría decir que el administrador concursal cumple con su papel, ‘stricto sensu’, encargándose de resolver los dos cometidos ya definidos. En este caso, Miguel Gómez Gordillo, auxiliado por el bufete profesional GDP Concursal S. L. P., tendrá pocas dudas, aunque no es menos cierto que tampoco deberían ser ajenos a la hora de buscar la mejor solución profesional a eso que coincidimos todos en denominar el «interés general». Sin ir más lejos, en GDP Concursal hay algún profesional que conoce bien el «interés general» por su participación política activa en Oviedo.
No sé si la flexibilidad forma parte de ese interés general, pero sí merece la pena constatar que en este caso nada es inamovible. Tenemos el ejemplo del concurso de la planta de Alcoa-Alu Ibérica en La Coruña, que lleva ya una rebaja de precio del 65 por ciento. Empezó con una tasación de 125 millones (incluso de 250 al inicio) y ahora está en 45,1.
En todo caso, y en resumen, alguien se tiene que encargar de poner de manifiesto el «interés general» en toda esta historia, que va de recuperar e incluso superar todo lo perdido con el cierre de Alcoa -cierre decidido por Alcoa, por nadie más, lo que alguno no parece entender todavía-. Por eso, ¿qué otra cosa tienen que hacer los políticos, sindicalistas, trabajadores y sociedad civil en general que defender, reclamar y hasta exigir el «interés general» a la hora de encontrar la mejor solución en forma de un proyecto fuerte, viable, creíble, duradero y que genere empleo y riqueza? ¿Alguien se puede ofender por eso? ¿Se debe sentir el administrador concursal y el bufete auxiliar presionados porque se expongan las claves objetivas del «interés general»?
Existen dos proyectos para hacerse con los activos de la antigua planta de Alcoa-Avilés. El primero, el de Windar Renovables, ha ido al final mucho más allá de lo que en esta página se llevaba meses adelantando: de los 300 empleos directos se ha pasado a los más de 500, más otros doscientos indirectos. Duplicar como mínimo el movimiento portuario (entre 80 y 100 barcos al año), asegurar una cadena de valor que empieza en la chapa gruesa de ArcelorMittal, en los centros de I+D+i de la misma compañía y de Idonial, y acaba en el movimiento de grúas de gran porte, transportes especializados, empresas auxiliares… Una planta absolutamente nueva, diferente a la que Windar tiene en el PEPA y abierta a un sector renovable al que se augura un crecimiento exponencial, como es el del eólico offshore. Por si fuera poco, estamos ante un proyecto liderado por el presidente ejecutivo de la multinacional líder mundial de fabricación eólica, Orlando Alonso, perteneciente al Grupo Daniel Alonso. Sobran las palabras en esta ciudad y en esta comunidad autónoma sobre quién y de qué estamos hablando. Sin contar con los intangibles en forma de alianzas y proyectos de futuro en base a una cartera de clientes y proveedores de ámbito mundial.
La segunda propuesta parte de Alueuropa, con sede en Madrid, dedicado a la fabricación de perfiles de aluminio para la industria en forma de ventanas puertas o muros cortina, con una capacidad de producción total de 72.000 toneladas. Su fabricación es por extrusión (dar forma a un lingote cilíndrico de aluminio, conocido como ‘tocho), utilizando aluminio de segunda fusión o secundario, basado en el reciclaje obtenido de chatarras.
La falta de una mayor concreción oficial de ese proyecto impide hacer una comparativa con el de Windar Renovables, pero cuando hablamos de la obtención de aluminio a partir de un horno de refusión, basta con recordar que Alcoa también tenía en Avilés esa división (la principal era la de aluminio primario con un proceso electrolítico), y su plantilla total, incluido el personal de oficinas y el de mantenimiento, no llegaba a los 90 trabajadores. A partir de ahí, que cada uno saque sus conclusiones, incluido el administrador concursal y el bufete que lo auxilia, sobre el significado del «interés general».
Avilés lleva años soñando con la inversión de una empresa ‘tractora’ que dinamice su economía. Con datos objetivos en la mano, el proyecto de Windar Renovables cumple sobradamente con ese sueño. Y abre todas las posibilidades para que los extrabajadores de Alcoa encuentren por fin su acomodo con una formación a la carta que sin duda van a tener a su disposición. Pero sobre todo quien gana es el «interés general» de Avilés y de Asturias.
Ana López Martín y Román Antonio Álvarez, los dos avilesinos, fueron los grandes protagonistas de la semana en el ámbito cultural. La primera, con el estreno de su película ‘Los caballeros de Santiago’, un docuficción de una gran calidad técnica que merece la pena ver y ‘escuchar’, con la participación de grandes profesionales de la realización, vestuario o música, y por supuesto los actores. Un éxito rotundo fruto de la capacidad de trabajo y la creatividad de Ana L. Martín.
Y el jueves Román Antonio Álvarez se convertía en un nuevo miembro del RIDEA (Real Instituto de Estudios Asturianos) con una ponencia sobre el Alfoz y la comarca de Avilés, en donde volvió a poner de manifiesto su categoría como docente, investigador e historiador. Riguroso, fiable.
Éxito de dos avilesinos que nos enorgullecen a todos.
Publicado en La Voz de Avilés-El Comercio el 18 de junio de 2023